Siento haberos dejado tanto tiempo sin relatos, por eso voy a daros otro relato ya. Aunque para doble ración de algo fue la que me dieron en esta ocasión . Y es que tuve polla para rato, aunque si sois habituales en mi blog sabréis que nunca me canso de las pollas. La noticia de una chica que cambiaba mamadas por alcohol en una discoteca me ha recordado algo parecido que hice...
En esta ocasión, íbamos a celebrar el cumpleaños de mi amigo Nando, y por ahorrarnos lo caros que están los bares decidimos comprar el alcohol nosotros mismos y beber en casa de Nando. Fuimos a comprar el alcohol horas antes de la fiesta, pero las chicas que iban a acudir prefirieron quedarse preprarándose y luego pagarían su parte, así que fui yo sola con Nando y otros cuatro chicos. Una vez en casa de Nando, me apetecía empezar a beber ya, y se lo dije. Como me lo negó, me insinué un poco arrimándome a él como broma. Otro de los chicos dijo que si me sobaba así contra él, sí me daría el alcohol. Lo que empezó como un juego se fue poniendo serio. Pegué mi culo a su paquete y me agaché hacia delante mientras lo movía, haciendo twerking.
-A ver si me voy a poner burro de verdad -bromeó el chico.
Vi a Nando comentando algo con los demás. Aprovechando que no miraban me giré y le agarré el paquete al chico con el que estaba zorreando.
-Esto es lo que pasa cuando bromeas con Sheila - dije mientras estrujaba su paquete, que empezaba a crecer.
-Sheila - me llamó Nando - les he comentado a los demás tu gran afición al 'disfrute'...estamos dispuestos a hacer un trato. Te daremos gratis del alcohol que hay sobre la mesa...si te comes todo lo que hay en nuestros pantalones.
Me apetecía. Cuando tienes fama de putita y muy abierta al sexo las propuestas llegan así de fácil muchas veces. Habría que ver qué tamaño y características tenían esas seis pollas, pero los cuerpos de los chicos eran bastante apetecibles, y no voy a negar chupar una polla cuando se me presenta tan fácil.
Sonreí a Nando y me acerqué a él. Le agarré el paquete como había hecho con el chico y dije:
-Ve abriendo el vodka.
Le desabroché el pantalón y le empujé hasta el sofá para que se sentara y me desabroché la falda dejando que cayera al suelo. Me puse a cuatro patas sobre él y le bajé los calzoncillos. Los demás tenían una gran imagen de mi culo y mi tanguita. Nando no estaba listo para la chupada aún, así que di pequeños lametones desde la raíz a la punta provocándole. Otro de los chicos se sentó al lado de Nando, ya con la polla sacada y dura:
-Chúpamela a mí primero, que esto es buen género, rubia.
Me pasé de inmediato, pues era más grande que la de Nando y ya estaba buen durita. Me la metí de golpe y empecé a hacer cómo que me follaba la boca. A la vez pasaba la lengua de arriba a abajo y el chico empezó a gemir.
-Joder cómo chupa la puta - dijo entre gemidos- Vas a tener que acabar rápido conmigo y dedicarte a Romero, que lo está pasando mal y se va a correr antes que yo.
Romero era el chico que más bueno estaba. Era bisexual y los gemidos de Polo, el chico al que se la estaba chupando, le estaban poniendo burrísimo. Polo y Romero habían tenido acercamientos anteriormente y se decía que habían follado.
Romero se acercó mientras se bajaba los pantalones.
-A ver si me la vas a acabar chupando tú, Polo - dijo.
Sin embargo al ver aquello saqué de mi boca la polla de Polo y cogí con ansia el pollón erecto de Romero, sin dar tiempo a más dudas sobre quién chuparía. Era enorme, gigante. Cuando me la metí me llenó por completo la boca y chupé ansiosa y cachonda. Empezaba a notar el coño mojado mientras repasaba de arriba a abajo esa polla gigantesca. Qué cachonda me ponía. Para que os hagáis una idea, he tenido que parar y masturbarme con un vibrador antes de seguir escribiendo porque el recuerdo de ese momento me ha puesto extremadamente caliente.
Romero empujaba contra mi boca, y yo intentaba abarcar todo lo que podía. Detuve mi lengua en la punta e hice círculos para darle placer. Oí sus gemidos. No me resistí mucho más y me la volví a meter entera. Qué hambre de polla, soy insaciable. Me estaba esmerando de verdad en aquella mamada. Dejaba que mis labios se deslizaran por su miembro mientras mi lengua daba vueltas llegando a cada rincón que me permitía ese pollón. Otro de los chicos me giró hacia un lado y me desabrochó la camisa hasta quitármela. Mientras seguía chupando me quitó también el sujetador y liberó mis tetas.
-Vaya dos peras tienes - me dijo - ¿Te gustaría hacerme una buena cubana?
No quería separar la boca del pollón de Romero, así que como respuesta me agarré las tetas y me las sobé y apreté mientras le miraba.
- Tiene los pezones tan duros como mi polla, cómo le gusta a esta chupar - dijo el chico.
Nunca me ha preocupado mi fama de puta. Otras se esfuerzan en no tenerla y se quedan sin polvos apoteósicos, cuando son tan cachondas como yo. Yo aprovecho mi fama de puta y de chupapollas para follar y chupar aún más. Mi fama me llevaba a tener 6 pollas para mi solita esa noche.
El chico, Carlos, sacó su pene, un miembro no muy grande pero ya preparado y lo puso entre mis tetas. Las cogí y empecé a pajearle moviéndolas de arriba a abajo y estrujándolas contra su polla. Mi boca seguía trabajando en Romero. Mi lengua se detuvo de nuevo en la punta. Esa chupada y la visión de la cubana que le estaba haciendo a Carlos provocaron que se corriera. Me puso aún más. Tragué y disfruté toda su lechita, que era muy abundante, mientras aumenté inconscientemente el ritmo de la mamada para obtener cada gota, y también la de la cubana. Cuando saqué la boca de la polla de Romero me pidió que la volviera a abrir. Pensé que me iban meter otra polla, pero recibí un chorro de vodka. El vodka bajó por mi garganta. Debí haberlo hecho genial, como siempre, porque me dieron bastante. Era la gloria, chupaba pollas, tenía lechita y después alcohol.
-Dadme otra polla - pedí ansiosa.
El siguiente chico no llamaba especialmente la atención, pero me sorprendió cuando se bajó los pantalones. Me relamí. Quinta polla de la noche, pero segundo POLLÓN. Me metí en la boca la polla del chico al que estaba haciendo la cubana mientras cogí el pene gigante y lo preparaba aún más durito de lo que estaba con alguna sacudida. Cuando mi boca se llenó de semen chupé con fuerza para llevarme todo, y al separarme recibí otro chorro generoso de vodka. Ellos también se pasaban la botella y bebían.
Finalmente me metí la polla gigante en la boca. Era aún más larga que la de Romero, pero no tan ancha.
-Venga, que al final me quedo yo sin nada - dijo Nando. Ya la tenía más que dura y aunque la idea inicial había sido comenzar con él, al final no lo había hecho. Se puso al lado del otro chico y me señalo su polla. Me cambié un segundo de polla para chupársela. No era tan grande como la del otro chico y noté que me cabía fácilmente en la boca. Aprovechándolo me la metí hasta el fondo y chupé fuerte. Nando gimió y aproveché para volver a la otra polla. La lamí de un lado a otro con ansia. Ponía la lengua en la base y la pasaba hasta arriba del todo, en un camino eterno y delicioso, porque aquello era un mástil enorme. Me la metí en la boca de nuevo un par de veces y chupé desesperada. Pasé de nuevo a Nando y seguí con los trabajitos, de la base a la punta, me detenía allí y hacía un repaso general. Cuando volví a cambiar de polla me dieron más vodka. Ellos bebían y Polo ya estaba borracho.
-¿Se puede repetir, cachonda? - me preguntó Romero, bajándose de nuevo los pantalones.
Tenía el pollón del otro chico en la boca y mis pocas ganas de sacármelo y responder le sirvieron a Polo para adelantarse. Se puso delante de Romero y se la cogió tan ansioso como yo la primera vez.
-Esta vez te la chupo yo - dijo relamiéndose. No se sabía si los rumores entre ellos eran ciertos, pero las ganas que se tenían sí lo eran. Polo chupó desesperado. La visión de alguien chupando la enorme polla de Romero me dio más ganas a mí (si era posible) de chupar las dos que yo tenía disponibles. Me detuve más tiempo en la polla gigante. Se la mamé tan bien que finalmente se corrió. Me detuve aún más para tragarme todo. Más semen aún para mí. Tan delicioso como las pollas.
-Te dije que no me dejases el último - me dijo Nando. Se colocó detrás de mí y empecé a sentir su polla entre mis nalgas. Después de mis chupadas resbalaba que daba gusto y entró pronto dentro de mí. Empezó a moverse y a embestirme con furia, cada vez más rápido.
-Yo quiero una chupada de esas, seguro que rompiéndote el culito las sigues haciendo igual de bien -dijo Carlos, acercándose con la polla dura.
Me la metió en la boca y comencé de nuevo el trabajo. Las sacudidas que me pegaba Nando, rompiéndome el culo, servían para meterme la polla de Carlos hasta el fondo.
-No chupas ni la mitad de bien que la rubia, cabrón -le dijo Romero a Polo, que había estado chupándosela. Evidentemente, no era posible hacer una mamada mejor que yo. - Como castigo te voy a joder el culo hasta que no puedas sentarte, que estos me han dado envidia.
Polo parecía disgustado por no chupársela más, pero Romero le dio otro trago de vodka y le giró para poner el culo de Polo delante de él. Después también bebió. Ambos estaban algo borrachos ya. Casi sin prepararle, Romero le metió su gigantesca polla por el culo, y Polo gimió de dolor y de placer. Mi chocho estaba mojadísimo. Me estaban dando por el culo, chupando una polla y estaba viendo la pollaza de Robero en acción. A todo este placer se sumó que Carlos se corrió y su semen llenó mi boca y bajó por mis tetas. Mientras yo misma me las tocaba y recogía el semen para chuparlo, una última embestida de Nando culminó también con su corrida. Vaya follada, pero nadie me había follado el chocho y necesitaba urgentemente una polla.
-Romero, métemela por el coño, necesito la tuya -le dije
-Cuando termine con este, puta - me respondió, aumentando el ritmo de las embestidas a Polo. Al lado de Romero y Polo el otro chico con la polla gigante se tocaba su gran instrumento, poniéndolo a punto otra vez.
-Si quieres yo te entretengo mientras -dijo Germán, que así se llamaba - Vamos a aprovechar que ya tienes el culito bien abierto.
Por segunda vez aquella noche me iban a joder el culo. Germán me puso a cuatro patas de nuevo y noté su polla entrando. Aunque tenía el culo abierto de antes, no entró tan fácilmnte como la de Nando, al ser tan gigante. Gemí de alivio al sentir de nuevo placer, aunque mi coño seguía pidiendo atención. Veía a Romero, incansable jodiéndole el culo a Polo, que estaba extasiado y se había corrido de puro placer. Por instintobquise chupar la corrida, pero me mantuve en el sitio disfrutando de la pollaza de Germán entrando y saliendo de mí. Mis gemidos estaban poniendo cachondos y más salvajes a todos. Un par de minutos de placer después, Romero se corrió en Polo, y este cayó borracho y extasiado mientras jadeaba.
Romero se me acercó. Germán me levantó un poco sin dejar de darme por el culo para que Romero tuviera acceso a la parte delantera de mi cuerpo. Empezó a tocarme las tetas, estimulandome los pezones, para más tarde metérselos en la boca. Con una mano bajó por mi vientre y me acarició el clítoris. Las embestidas de Germán hacían que lo rozara de arriba a abajo, y todo junto me hacía volverme loca de placer, gimiendo como una auténtica estrella del porno. Pese a que ya se había corrido dos veces, Romero sólo tardó diez minutos en tener lista la polla. Pensé en que tenía que follar con él más a menudo a partir de ahora, parecía ser un fanático del sexo como yo, y quién se resistía a esa polla...Me la metió de un golpe, llenándome totalmente con esa gran anchura. Tan fuerte como había entrado continuó. Me embestían por todas partes y yo gemía y gemía. Tener dos pollas tan grandes, sabrosas y salvajes dándome placer era perfecto. Un rato delicioso después, Germán se corrió. Todo el placer se concentró en mi coño y en Romero trabajándoselo. No duró tanto como cuando se la chupé, o cuando dio por culo a Polo, pero consiguió darme un par de orgasmos y un rato extremadamente placentero.
Al acabar, bebimos todos juntos mientras esperábamos a los demás, como premio por haberlo hecho tan bien.