¡¡Llevo mil años sin pasarme por aquí!! La verdad es que nunca encontraba el momento idóneo, y eso que me han pasado muchas cosas. No sé si lo conté, pero Raquel (si no sabéis quien es podéis leer relatos anteriores) y yo estamos saliendo. Obviamente es una relación abierta, ninguna podemos estar sin pecar por ahí jajaja. Tengo un montón de experiencias que empecé a escribir y nunca terminé. A ver si me paso más a menudo, me he puesto a leer y no me acordaba de lo que me gustaba contaros cosas. Lo siguiente me pasó en verano, espero que os guste
Hace un tiempo, mi follamigo Manuel se fue de viaje durante 15 días y mi novia Raquel y yo habíamos estado dedicándonos casi en exclusiva la una a la otra. Yo ya me estaba impacientando porque tenía muchas ganas de chupar una polla de verdad, pero me propuse no buscarme ningún tío por ahí para comersela a Manu con más ganas cuando volviese. Por algo era mi polla favorita. El problema es que justo cuando iba a volver, me surgió una emergencia a mí y tuve que irme a mi pueblo. Un pueblo pequeño en el que pasé un mes, y no hay nada ni nadie. Hay muy poca gente de mi edad allí, y de esos solo está follable un amigo mío (que también se llama Manu, casualmente, pero no es el mismo. He hablado de él en otras ocasiones) pero desde que se mudó tampoco va al pueblo mucho. Así que hacía más de mes y medio que no me comía una polla, y con el buen ritmo que llevaba antes de esto estaba que me subía por las paredes. Al final ya me daba igual con quién, pero necesitaba follar o por lo menos comerme alguna.
Cumplido ese mes y medio sin chupar, llegaron las fiestas de un pueblo cercano y vi mi oportunidad. No es que los pueblos sean el mejor sitio donde buscar gente para follar pero era uno más grande que el mío y siempre iba gente joven.
Entre aquella horrible música de pueblo busqué un grupito de chicos apetecible. Me invitaron a un cubata de botellón que llevaban. Poco a poco fui apartando a uno del grupo con bailoteos, susurritos y picos que cada vez iban a más. Era jovencito, tendría 18 o 19 años. Si me era fácil conquistar a un hombre, a uno así más. Por eso me había acercado a ellos, necesitaba algo rápido. Entre toda la gente, nadie vio como le tocaba el paquete e incluso metí la mano por su pantalón. Cuando le susurré "ven conmigo" no tardó nada en seguirme, por supuesto.
Me relamí mientras pensaba en un lugar privado al que ir, pero el chaval me dijo que tenía el coche aparcado unas calles más para allá, y que podíamos ir. Cuando llegamos allí le empujé dentro de los asientos traseros, me senté a su lado y le desabroché los pantalones. Le saqué la polla de los calzoncillos. No era lo mejor, era normal, pero me pareció el paraíso. Me agaché sobre él y me la llevé a la boca enseguida, soltando un gemido de alivio y de gusto. Creo que el chaval no se lo creía. Yo no quería sacármela ni un milímetro de la boca. Saboreé todo su contorno, su largura, las venas, lo dura que estaba. Me duró poco, el chico me dijo con voz temblorosa "me voy a correr" antes de que pasaran en 5 minutos. No me inmuté y seguí chupando hasta que noté la explosión de semen en mi boca. Volví a gemir de gusto. Ese dulce manjar que tanto había echado de menos volvía a mí. Disfruté de su sabor mientras lamía desesperada buscando apurar cada segundo antes de que se le bajara. Me quedé con tantas ganas de más...pensé en formas rápidas de chupar más.
El chico aún no había recobrado la tranquilidad cuando me senté sobre él y me saqué las tetas de la camiseta, dejándoselas delante de la cara
- Te dejo un rato para recuperarte y te dejo que me folles si les dices a tus amigos que vengan a que se la chupe.
Entre la mamada y la sorpresa de mi propuesta el chico tardó en reaccionar
-¿Quieres chupársela a ellos? - titubeó. Asentí ansiosa.
-A todos - respondí. Había otros 3 chicos con él.
-¿Por qué?
¡Me pregunto por qué! Yo allí, sedienta de chupar más, deseando más pollas para mí, más semen calentito por mi boca...y me entretenía con esas cosas. Pues porque amaba hacer mamadas, porque estaba de sequía, porque sus 5 minutitos no me habían saciado en absoluto.
- Porque me gusta y quiero, ¿te vale?
Asintió y sacó el móvil. Pidió a uno de sus amigos que viniera y cuando el chaval se acercó al coche salió para hablar con él. Ni siquiera me molesté en taparme las tetas de nuevo hasta que el otro chico entró, con una sonrisa en los labios. No sé si era guapo o feo, si estaba bueno o no, pero no me importaba.
-¿De qué va esto? ¿Es verdad? Ufffff - sus propias preguntas se vieron interrumpidas cuando me vio los pechos. Vi cómo se le agrandaban los ojos.
- Hoy es tu día de suerte - dije sonriendo. Me senté sobre él como había hecho con su amigo para que tuviese unas buenas vistas de mis tetas y empecé a frotarme contra su paquete. Ni dos minutos tardé en notar la dureza bajo mi coño. Me aparté para sentarme al lado de nuevo mientras él se desabrochaba ansioso y me lancé contra su polla en cuanto la sacó. Esta era algo más grande pero no demasiado. Otro gemido de placer ante la sensación de chuparla. Es increíble cómo me da casi más placer una polla en la boca que en la vagina. Hay que ser bien agradecidas con las cosas buenas de la vida, y no hay nada mejor que una polla, así que hacer mamadas es inclinarte hacia ese regalo de la naturaleza, mostrar tu admiración y saborear su piel, su forma, su sabor.
En otras ocasiones abría los ojos para mirar al tío pero ese día los tuve cerrados todo el rato de lo que estaba disfrutando. Todos mis sentidos estaban enfocados hacia la mamada. Oía el "chup" de cuando me apartaba de ella por un segundo para seguidamente volvermela a comer, notaba en mi lengua cada vena, cada curva; notaba todo su sabor...estaba a punto de darme un orgasmo sólo por chuparla.
No me enteré cuando los otros dos chicos que faltaban llegaron junto al coche, supongo que porque les llamaría el chico al que ya se la había chupado para avisarlos también. Me enteré porque oí la puerta del coche abrirse y la voz del chico al que se la chupaba, entre gemidos:
-Mirad, mirad esto, joder
Si algo hacía falta para ponerme más, era oír esa admiración y placer en su voz, y saber que me estaban observando. Desde ese ángulo seguramente veían cómo la tenía toda dentro de mi boca y como mis tetas caían sobre una de las piernas del chico, enormes y jugosas.
Sabiéndome observada empecé a hacer espectáculo, subiendo y bajando la boca, introduciendo y sacando la polla. Me forcé a abrir los ojos mientras lo hacía y a mirarles. Se reían nerviosos, excitados. Era perfecto. Estarían duros como piedras y no tendría que calentarles antes de chupársela cuando fuera su turno.
- ¿Y a nosotros también, guapa? - preguntó uno de ellos.
Le miré intensamente mientras subía la boca, con los labios hacia afuera, por toda la largura de la polla hasta que salió entera. Me relamí los labios antes de responderle
- Sí, por favor - dije poniendo voz de niña buena y haciendo un pucherito. Sin dejar de mirarle volví a bajar a la polla. Estaban como locos. "Hostia, hostia, hostia" oí que decía uno de ellos, sin creerse su suerte. El chico cuya polla tenía toda mi atención les mandó cerrar la puerta. "Solos" de nuevo volví a entregarme a él.
-¿Y sexo? ¿Quieres sexo? - preguntó de pronto - Aparte de chuparla
Casi me sentó como un insulto. ¿Tienes el privilegio de disfrutar de una de mis mamadas y te pones a pedir otras cosas? Encima consideraba las mamadas algo aparte del sexo, cuando eran parte de él, y de las más importantes. Le disculpé porque el pobre pensaba que si mis mamadas eran así, follarme debería ser la hostia. Y no le faltaba razón. A pesar de seguir con ganas de polla me resigné y me aparté de la polla. Me senté encima de él, abriendo las piernas en torno a las suyas y volviendo a ponerle delante mis tetas.
-Pues claro. Pero pensé que te gustaba cómo la chupaba...-dije con otro puchero
-S-sí...-dijo, mirándome directamente a las tetas. Estaba absorto
-Hacemos un trato - levanté las caderas y me senté de pronto sobre su polla, metiéndomela hasta los huevos, toda su largura dentro de mí. Me recorrió un escalofrío de placer. Había echado de menos tanto chuparla que se me había olvidado que también echaba de menos tener un buen pene dentro de mí. - Follamos un ratito, pero te corres en mi boca.
Pronuncié las últimas palabras bajito, sin moverme. En cuanto acabé de decirlas empecé a marcar el ritmo, poco a poco, sin prisas, disfrutando de la entrada y salida de la polla. Él se inclinó hacia atrás de gusto, pero debió cambiar de idea porque pronto echó la cabeza para adelante para hundirla en mis pechos. Miré por la ventanilla y vi que los chicos no estaban. Se habrían alejado para dejar intimidad. No podían ver mi cabalgada improvisada sobre su amigo.
Cuando el ritmo aumentó demasiado para este pobre inexperto me quité de encima. Corriendo, sin dejar descanso, me senté a un lado, en mi posición de chupar, y me incliné. Empecé a chupar salvajemente, arriba y abajo, haciendo mucho ruido, devorando con ansia. El semen salió a borbotones mientras gemía extasiado. Me lo tragaba según salía, sin saborearlo, de lo ansiosa que estaba. ¿Se puede estar sedienta de semen? Yo sí.
Como una adicta, mis dosis de polla se me hacían insuficientes y cuanto más chupaba más necesitaba. Se me hicieron eternos los segundos que tardó en recuperarse desde que me saqué su polla de la boca, hasta que se abrochó y salió del coche.
Salí detrás buscando aire fresco, y a mi siguiente chico. Estaban sentados en una piedra unos metros más lejos. Se levantaron al instante
-Mi turno - dijo uno de ellos.
-No, no, yo primero, habíamos quedado. - dijo el otro.
Me propuse a chupársela a la vez a los dos, pero parece que no les gustó la idea. Cogí a uno de los dos al azar y me lo llevé al coche
-¿Por qué haces esto? Sin conocernos, ni nada. - preguntó. Otra vez con las preguntas.
-Porque me gusta, porque no follo aquí - dije sinceramente - Y ahí está la gracia, en que no os conozco.
En lo que había estado con el otro chico a este se le había bajado la erección, pero no tardé en ponerle duro enseñándole mi ausencia de ropa interior y mis pezones duros delante de su cara. Le empecé a desabrochar el pantalón mientras él me tocaba las tetas. Ninguno de los otros se había atrevido antes a tocarlas con las manos, no sé si por el respeto que les inspiraba y su inexperiencia, pero agradecía que alguien les tomara consideración. Por eso, aunque su polla no era gran cosa, hice un poco de teatro y puse cara de sorpresa cuando le saqué el pene de la ropa interior, y me relamí los labios. Bueno, puede que no fuese tan fingido, seguía apeteciéndome comerme una polla fuese cual fuese.
Con esta me regalé más tiempo, sin metérmela a la boca al principio, simplemente pasando la lengua por ella, inspeccionando el terreno. Fui desde el glande hasta los huevos, deteniéndome también en ellos y dedicándoles unas cuantas caricias con la boca. Volví a la polla y esta vez sí me la metí en la boca hasta la mitad. Chupé un ratito, disfrutando de un nuevo pene, su sabor y su textura. No aguanté mucho hasta metérmela hasta el final. Tenía un tamaño normal pero unas venas gordas y marcadas que no había advertido en un principio y que me sorprendieron gratamente. Por eso en seguida empecé a girar mis labios en torno a ella, notando las elevaciones donde estaban las venas, notando la firmeza de la piel, el calor. Cuando me separé para chupar solo la mitad de nuevo, me empujó la cabeza y me la metió del todo. A muchas chicas eso les agobia pero yo agradecí su interés. La succioné y lamí mientras procuraba tenerla entera en la boca.
Cuando empezó a correrse me empujó aún más la cabeza. Yo apreté y succioné acompañando sus gemidos y el pequeño movimiento que hacía con las caderas para penetrarme más la boca. Mientras se corría me tocaba los pezones con la mano libre. Una vez más noté el semen en la garganta y tragué con gusto. Me había gustado esa polla, aunque inicialmente no pareciera tanto. El tío había sido activo y agradecido y las venas marcadas eran un punto a favor. Pero una buena polla significaba que volvía a estar cachonda perdida y mi coño necesitaba que también le hiciesen un favor.
El siguiente chico también necesitó un poquito de preliminares para ponerse a tono, pero me sorprendió siendo aún más atrevido que el anterior y mandándome chupársela enseguida, que "para algo había esperado tanto". Me puse a ello enseguida. Autoridad, me ponía. Cuando se la sacó de los pantalones me llevé una grata sorpresa. Era la más larga de las de la noche, y bastante ancha, que es lo importante. Definitivamente necesitaba follármelo. La tomé con las manos y me acerqué la boca a ella rozándole el glande con los labios. Debía aprovechar que era la última, y parecía la mejor, así que cerré los ojos y pasé la lengua despacio por toda ella. Quizá era lo cachonda que estaba ya, pero me supo deliciosa, la más rica de la noche. Empecé entonces a follarmela con la boca, sacándomela y metiéndomela por completo, forzándome hasta introducirme parte de los huevos, y succionando de vez en cuando. Cuando me la volví a sacar entera lamí desde los huevos hasta arriba, lentamente y mirándole a los ojos.
-Quiero que me folles - le dije
Sin decir nada me agarró de los brazos y tiró de mí para que me subiera sobre su regazo. Me senté directamente sobre su polla y solté un gemido de alivio.
-Eres el único que me he follado hoy - dije. No era verdad, había tenido algo con el chico anterior pero sí que era el mejor. Su polla le recordó a mi vagina lo que era un buen pene en condiciones.
-Pues gírate que te voy a follar el culo también- me preguntó. Sí que era osado y autoritario. Y yo a alguien que es así, que me pone cachonda a ese nivel, le hago caso en lo que me mande. No esperaba ese nivel de amante esa noche. Pensaba chupársela a cuatro niñatos e irme satisfecha, pero ahí estaba, dejando que el chico primero decidiese follarme el coño y luego el culo, sin importarle mi plan inicial. Con mucho pesar me levanté, sacando la polla de dentro de mí, y me giré. No era fácil que te diesen por el culo en un coche pero no era mi primera vez. Me senté sobre sus rodillas e incliné el cuerpo hacia adelante, apoyándome en el asiento delantero. Me cogió las nalgas y me levantó. Inesperadamente me dio un azote. Gemí. Me atrajo hacia así aún agarrándome del culo y poco a poco me la metió. Es maravilloso sentir una polla entrándote por el culo, mucho más prieto que la vagina, notando como parece que nunca acaba. A merced de la otra persona, de espaldas.
En cuanto la tuve dentro volví a moverme, saltando sobre él, moviendo las caderas lo más rápido que podía. Sus gemidos eran cortos y fuertes, varoniles. Aquel chaval tenía futuro. Me estaba taladrando como un profesional. De vez en cuando me daba otro azote que magnificaba la sensación de su polla dentro de mi. Me agarró de las tetas y me inclinó hacia atrás. La sensación de estrechez en mi ano subió aún más en torno a su pene, y gemí de placer. Me puso la mano en el clítoris y frotó, subiendo la velocidad de las embestidas. Sus gemidos sonaban justo al lado de mi oído. Empecé a sentir el cosquilleo del orgasmo, él lo notó y entró aún más. La otra mano me acariciaba el cuerpo y se detenía en mis tetas. El orgasmo llegó a su plenitud, y sin parar empezó a hablarme
-Estaría dándote por el culo hasta correrme pero sé que los demás se han corrido encima de ti, y yo no soy menos. Chúpamela.
Continuó hasta que el orgasmo acabó y me bajé de su polla, aún temblando del gusto, para hacer lo que le debía por ser tan bueno. Se la mamé como si besara a mi único y verdadero amor. No cerré los ojos porque quería mirarlo a él o mirar la polla que tanto placer me había dado. Lamí y lamí, rodeándola con los labios, metiéndomela entera en la boca mientras mi mano se ocupaba de sus testículos, hasta que el semen caliente y delicioso llegó a mis labios. Me tragué parte nada más que salió, mientras apuraba las últimas succiones, y dejé que las gotas finales me salpicasen por la cara. Miré al chico con una sonrisa y relamiéndome. Estaba satisfecho. Di pequeñas lamidas a su pene, aún erecto. Después me senté en su regazo y dejé que me acariciase el cuerpo y los pechos mientras recuperaba el aliento.
-Mentirosa - me dijo - Sé que no soy el único que te la mete hoy. Piensa en mí ahora.
Vaya si lo hice. Cuando volvió a entrar el primer chico, al que le había prometido que follaríamos, yo aún pensaba en lo bien que me había sentado aquel pollón, y que lo que me follaría ahora no era nada en comparación, pero tampoco iba a hacerle ascos.
Medio trabajo estaba hecho porque vino con la polla ya dura. Me senté sobre él de inmediato. Estaba claro que esa polla no era tan buena como la anterior, pero todo me sirve. Salté sobre él soltando pequeños gemidos, acompañados de los suyos.Sabía que no iba a poder darme un orgasmo él mismo, así que empecé a tocarme yo. Eso le puso aún más cachondo y noté que aumentaba el ritmo. Conseguí el clímax al cabo de un rato y gemí en su oído. Me dijo con un hilo de voz que se corría y salté aún más, sin dejar de frotarme el clítoris. Moví las caderas para introducirme todo lo que pudiera su pene. Al final no me había ido tan mal y me había saciado, y hasta nos habíamos corrido a la vez. Como despedida y agradecimiento me incliné a darle unos lametones suavecitos.
Él me dio su teléfono, aunque yo no le di el mío, y le dije que le llamaría si alguna vez lo echaba de menos. Nunca sabes si vas a tener que volver a ir de caza, y la verdad me venía bien por si volvía a quedarme en mi pueblo y sin sexo.