Un día, mi amiga Celia y yo, y un poco borrachas en una discoteca, nos retamos para ver quién conseguía chupar más pollas esa noche. Aún era pronto, así que teníamos toda la noche por delante.
Me bastó con acercarme sensualmente a un tío, exagerar mi borrachera y desabrocharme dos botones para que cayera ante mí. Le propuse al oído ir al baño para hacer "cosas sucias" y acudimos.
Entramos en uno de los individuales y le desabroché los pantalones sensualmente, para después bajarle los calzoncillos. Aún no la tenía muy dura, y no era demasiado grande, pero me arrodillé y la tomé en mis manos. Empecé a chuparle la puntita muy suave, y cada vez me iba metiendo la polla más en la boca. Sentí como crecía y se ponía durita. Mientras se la chupaba le miré, poniendo cara de salida y haciéndolo despacio, con pequeños "mm" y cara de apetecerme chupársela. La verdad es que empezaba a estar un poco excitada. Empecé a mojar mi tanga mientras se la chupaba, ahora con más fuerza por mi excitación. Tener una polla en mi boca me hacía sentir bien y verle disfrutar aún más. Pero antes de que pudiera disfrutarlo más se corrió, y todo su semen se repartió entre mi boca y mis tetas, que estaban casi al descubierto.
Me levanté y me restregué un poco contra él, poniéndole las tetas llenas de lefa en la cara y juntando su pene con mi entrepierna. Tenía que seguir con la apuesta, y con un chico que tuviera más aguante.
Salí del baño y en los lavabos me encontré a otro chaval de bastante buen ver. Cuando el otro chico se fue, lanzada, fui hacia él y le rodeé, haciendo que me viera.
- Hola, guapa - me dijo - ¿Qué haces en este baño? Creo que no es el adecuado.
- Soy muy traviesa - dije guiñando el ojo.
- Ya veo...he supuesto qué le hacías a ese chico.
Mi borrachera y mi excitación hicieron el resto.
- Puedo hacértelo si quieres - dije.
Allí fuera empecé a bajarle todo con rapidez y tomé su polla enorme entre mis manos. Empecé a masturbarle hasta que se le puso dura, y me empujó la cabeza para que me la metiera en la boca. Me lo llenaba todo, y me la sacaba y metía al ritmo de la música que sonaba fuera. Él me apretaba la cabeza con deseo. Me la saqué y la puse entre mis enormes tetas. De repente otro chico entró, pero yo estaba tan caliente que seguí.
- Dani, ven aquí - dijo el chaval al que le estaba masturbando, llamando al otro.
- Te están haciendo un apaño, ¿eh? - el otro chico hablaba como si estuviera muy borracho.
- ¿Qué te parece mi amigo, nena? - me preguntó el primero.
Recordé la apuesta con Celia, y visto que estaba tan fácil, acepté.
- Me parece que se la voy a tener que chupar también.
El tal Dani se bajó todo y empezó a tocarse y enseñarme su polla, más pequeña que la que estaba masturbando yo, pero aún así de buen ver, y muy ancha. Me volví a meter la polla que tenía entre las tetas en la boca, y chupé con más fuerza mientras el chico gemía.
- Dame un poquito, puta - dijo Dani.
Me la saqué de la boca y me metí la de Dani, aún más caliente y más ancha. Con las manos masturbaba al otro.
- Estoy tan caliente, correos en mi boca - les pedí ansiosa, con el coño chorreando de necesidad.
Me volví a meter la primera polla en la boca, y él me apretó aún más hasta que sentí su leche bajando por mi garganta. Se la chupé toda y volví a la de Dani. La chupaba y masturbaba a la vez, pasando mi lengua por la puntita y luego por el final, acariciándole los huevos y mirándole sensualmente. Después de un rato se corrió y volví a tragarme todo el semen mientras ponía cara de puta.
- ¿Cómo te llamas? - me preguntó el primer chico.
- Sheila, corazón - dije.
- Yo soy Max. ¿Sigues con ganas de chupar, nena?
Mi coño seguía pidiendo bambo, y yo quería chupar más antes de ponerme tan cachonda que tuviera que follarme a alguno, necesitaba superar a Celia. Orgullo y que me gustaba ser tan deseada.
- Claro - respondí guiñando un ojo.
- ¿Qué tal si lo haces con unos amigos nuestros? Se llaman Juan y Óscar.
Accedí y ellos me sacaron del baño. Volvimos a la discoteca y me presentaron a sus dos amigos. Estaban de buen ver, como Max y Dani.
Después de invitarme a un par de cubatas me sacaron de allí y me llevaron al habitación del hotel de dos de ellos, donde estaban pasando las vacaciones.
Max decidió que se masturbaría hasta que se le pusiera dura para seguir con la acción y Óscar y Juan me pidieron que se la chupara nada más llegar. Se sentaron en la cama junto a Dani y yo me arrodillé en el suelo.
Me metí primero la de Óscar, grande y no muy ancha, mientras acariciaba sus huevos con una mano, y con la otra toqué la de Juan para que se pusiera más durita. Cuando Óscar empezó a gemir yo me pasé a la de Juan, la más grande de aquella noche. Chupé con ganas y muy muy rápido, y él me empujaba aún más la cabeza. Me estaban tratando como una puta, pero me daba igual. Óscar me pidió volver y Dani se impacientaba, pero volví con Óscar y se la chupé otro rato. Él me quitó la camisa y me dejó en sujetador, enseñando mucho. Me empezó a tocar las tetas y me puse aún más caliente.
Fui a por Dani.
- Póntela entre las tetas como antes.
Hice lo que me pidió y masturbé su polla con mis tetas, viendo como gemía de placer.
- Ponte a cuatro patas, zorrilla - me pidió Max, que había vuelto y estaba detrás de mí.
Estaba tan caliente que le hice caso. No dejé de chupar la de Dani mientras sentía que Max me metía la polla por el culo. Estaba tan lubricada que incluso me entró bien su enorme pollón. Una vez dentro empezó a ir más fuerte mientras me daba azotes. Dani se corrió y se me cayó por las tetas. Óscar y Juan querían más, pero Max les pidió que esperaran. Al poco tiempo noté su corrida en mi culo, y ansiosa de más me senté encima de la de Juan, la más grandota. Me entró por el coño de una sola vez y solté un gemido altísimo que les excitó. Juan y yo nos tumbamos en la cama y Óscar aprovechó para metermela por el culo otra vez. Ya estaba acostumbrada y disfruté como una perra. Sentía las dos pollas dentro de mí, especialmente la de Juan, saliendo y entrando muy rápidamente de mi coño mojado por completo. Los dos aguantaban bastante, y tras un buen rato la de Max y Dani volvía a estar lista. Con Juan y Óscar dandome caña Max se acercó y me la metió en la boca. Dani se puso a mi lado y le masturbé con una sola mano, pero era una paja bien hecha. Óscar se corrió y su corrida bajó por mi coño, mientras Max se corría también y toda su lechita caía de mi coño saciado. Estallé en un orgasmo y quise gemir pero Max, ya cansado, se volvió a correr en mi boca. Dani también cansado se corrió en mis tetas.
Estaba tan satisfecha que se las chupé uno a uno, cogiendo cada gotita de semen.
Esa noche me follaron genial, y había chupado cinco pollas, un buen número.
miércoles, 18 de abril de 2012
martes, 3 de abril de 2012
De vacaciones
El verano pasado mi amiga Celia y yo pusimos rumbo a la playa, en pleno julio. Debido a que había estado enferma los días anteriores hacía mucho que no salía, y tenía ganas de fiesta, y sobre todo, de chicos. Nadie nos conocía, y Celia está tan salida como yo.
El primer día me quedé en el hotel mientras Celia salía por ahí debido a que me dio dolor de cabeza, y cuando volvió por la noche, creyendo que yo estaba dormida, se trajo a un inglés que se llamaba Martin a la habitación. Oí como se tumbaban en la cama y los gemidos tímidos al principio de Celia.
Sus delicados "oohh" y "sigue, sigue" me pusieron cachondísima, igual que el sonido de la polla del inglés chocando contra su coño. Bajé mi mano hasta la entrepierna y empecé a tocarme, metiéndome los dedos. Solté un pequeño gemido y Celia se enteró.
- Puedes venir con nosotros, Sheila - me dijo.
Me levanté y el inglés se quedó atónico ante mis tetas, sólo llevaba puestas unas braguitas rosas. Miré su polla y me relamí para ponerle cachondo. Me tumbé al lado de Celia y ella empezó a lamerme las tetas, poniendo su culo delante del inglés. Este la agarró por el culo y empezó a darla azotes, mientras le metía la polla poco a poco.
Celia empezó a gemir más y más fuerte como una zorra y susurrando "sí, sí, sigue, sigue". Yo esperé impaciente mientras mi coño se iba poniendo más y más mojado. El inglés la sacó y se dirigió a mí. Me puse delante de él y le puse las tetas en la cara, él me montó y me metió la polla bien hondo. Le miré a los ojos mientras lo hacía y puse toda la cara de zorrona que pude. Me encanta ponerles cachondos así.
Celia me giró hacia ella y me besó con lengua, luego en el cuello y luego en las tetas. El inglés cada vez me montaba más rápido hasta que se corrió sin durar demasiado. Celia y yo nos agachamos hasta su polla flácida y empezamos a lamérsela a la vez, mientras la tocábamos y la poníamos dura como una piedra. Chupábamos lento y luego rápido, metiéndonosla por turnos en la boca o chupando a la vez. Celia se puso tan cachonda que se echó encima de mí y me hizo la tijera, apretada fuerte contra mí. Me di la vuelta y la dejé debajo, momento que aprovechó el inglés para metérmela por el culo de un golpe. Grité de placer y Celia me acompañó, mientras me tocaba las tetas y me chupaba el pezón. Exploté en un orgasmo mientras el inglés seguía dandome por el culo sin parar, rápido y chocando sus huevos contra mí. Ese sonido me ponía tan cachonda que no lo pude resistir.
Antes de que él se corriera me levanté de encima de Celia y me metí su polla de nuevo en la boca, tragándome toda la corrida. Luego me dirigí a Celia y la comí el coño, chupando con ansia y haciendo que se retorciera de placer ante mí. El inglés la tenía un poco dura de nuevo ante ese espectáculo, y se la cascó muy rápido sin dejar de mirarnos. Celia se corrió gimiendo como una puta y el inglés ponía cara de orgasmo de nuevo.
Sin querer quedarse sin su corrida Celia se puso enfrente del inglés y se echó su corrida por la cara y el cuerpo, lamiéndose los labios después.
El chaval no podía con más, y Celia y yo nos habíamos quedado satisfechas con el sexo.
El primer día me quedé en el hotel mientras Celia salía por ahí debido a que me dio dolor de cabeza, y cuando volvió por la noche, creyendo que yo estaba dormida, se trajo a un inglés que se llamaba Martin a la habitación. Oí como se tumbaban en la cama y los gemidos tímidos al principio de Celia.
Sus delicados "oohh" y "sigue, sigue" me pusieron cachondísima, igual que el sonido de la polla del inglés chocando contra su coño. Bajé mi mano hasta la entrepierna y empecé a tocarme, metiéndome los dedos. Solté un pequeño gemido y Celia se enteró.
- Puedes venir con nosotros, Sheila - me dijo.
Me levanté y el inglés se quedó atónico ante mis tetas, sólo llevaba puestas unas braguitas rosas. Miré su polla y me relamí para ponerle cachondo. Me tumbé al lado de Celia y ella empezó a lamerme las tetas, poniendo su culo delante del inglés. Este la agarró por el culo y empezó a darla azotes, mientras le metía la polla poco a poco.
Celia empezó a gemir más y más fuerte como una zorra y susurrando "sí, sí, sigue, sigue". Yo esperé impaciente mientras mi coño se iba poniendo más y más mojado. El inglés la sacó y se dirigió a mí. Me puse delante de él y le puse las tetas en la cara, él me montó y me metió la polla bien hondo. Le miré a los ojos mientras lo hacía y puse toda la cara de zorrona que pude. Me encanta ponerles cachondos así.
Celia me giró hacia ella y me besó con lengua, luego en el cuello y luego en las tetas. El inglés cada vez me montaba más rápido hasta que se corrió sin durar demasiado. Celia y yo nos agachamos hasta su polla flácida y empezamos a lamérsela a la vez, mientras la tocábamos y la poníamos dura como una piedra. Chupábamos lento y luego rápido, metiéndonosla por turnos en la boca o chupando a la vez. Celia se puso tan cachonda que se echó encima de mí y me hizo la tijera, apretada fuerte contra mí. Me di la vuelta y la dejé debajo, momento que aprovechó el inglés para metérmela por el culo de un golpe. Grité de placer y Celia me acompañó, mientras me tocaba las tetas y me chupaba el pezón. Exploté en un orgasmo mientras el inglés seguía dandome por el culo sin parar, rápido y chocando sus huevos contra mí. Ese sonido me ponía tan cachonda que no lo pude resistir.
Antes de que él se corriera me levanté de encima de Celia y me metí su polla de nuevo en la boca, tragándome toda la corrida. Luego me dirigí a Celia y la comí el coño, chupando con ansia y haciendo que se retorciera de placer ante mí. El inglés la tenía un poco dura de nuevo ante ese espectáculo, y se la cascó muy rápido sin dejar de mirarnos. Celia se corrió gimiendo como una puta y el inglés ponía cara de orgasmo de nuevo.
Sin querer quedarse sin su corrida Celia se puso enfrente del inglés y se echó su corrida por la cara y el cuerpo, lamiéndose los labios después.
El chaval no podía con más, y Celia y yo nos habíamos quedado satisfechas con el sexo.
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