Hace unos días, mi amiga Celia me contó emocionada su nuevo descubrimiento. Tenía una compañera de piso que recientemente se había echado novio, y les oía follar de una manera brutal, ella gemía como una loca. A Celia no le había llamado nunca la atención su novio porque según ella, era mayor (nos sacaba unos diez años) feo, y demasiado delgado. Pero esa forma de hacer disfrutar a la mojigata de su compañera hizo saltar sus alarmas. Por eso se había "equivocado" y había abierto la puerta del baño cuando el chico en cuestión se estaba duchando en su casa. Acabaron follando contra la pared de la ducha, haciendo Celia el mayor esfuerzo de su vida por mantenerse callada sin gemir para que no les oyera su compañera.
El chico le había prometido más sexo a cambio de "conocerme", ya que su novia ya le había hablado de lo puta que era una conocida suya, amiga de Celia. Una vez más, mi puterío me aportaba una oportunidad de buen sexo, quería descubrir qué tenía ese tío.
Os ahorraré los detalles, pero quedé con él a la salida de su trabajo, quedamos en su coche, en el parking. Cuando llegué él se subió al asiento de atrás, que había movido para que quedara un gran espacio con los asientos delanteros. No podía creerme que ese tipo en apariencia tan soso pudiera darme gran placer. Aún así entré con él, curiosa. Me cogió y me sentó encima de él, poniéndose mi gran escote en su cara.
- Vaya tetas te gastas eh...con esto me voy a empalmar pronto.
- Tengo curiosidad, si Celia quiere más contigo debes ser bueno...
- Pónmela dura pronto y lo descubrirás.
Me saqué las tetas del top y me pegué más a él. Me chupó los pezones ansioso y metió la mano bajo mi falda, agarrándome del culo. Pese a que inicialmente no me ponía, que me chupara los pezones y se acercara poco a poco a mi coño me empezó a poner. Pasado un rato, cogió una de mis manos y la puso en su entrepierna. Noté un gigantesco bulto y lo intenté agarrar, pero me apartó la mano y se desabrochó el, sacándosela de golpe. Me quedé sin palabras. Nunca, después de toda mi trayectoria, había visto una polla tan grande. Se me hace la boca agua recordando ese gigantesco pene, tan ancho. Las había visto muy largas, muy anchas, pero como esa ninguna hasta la fecha, y con diferencia. Era bestial, y tan apetecible...
- Pajéamela, que crezca más, y luego me la comes - me dijo
Inmediatamente la agarré con las dos manos y le masturbé rápido, quería ver si podía aumentar. Notaba poco a poco que su dureza aumentaba más y creció algo su tamaño. No me importaba el aspecto del tío, quería sentir su polla en mi boca, en mi coño, en mi culo...
No aguanté más, me puse de rodillas sobre el suelo del coche y me la metí entera en la boca. Apenas me cabía, poco rato la podía tener entera dentro. La chupé desesperada desde todos los ángulos, chupaba la punta mientras la agarraba y pajeaba y volvía a intentar sin éxito chuparla entera. Pasaba la lengua rodeándola, le hacía pequeñas y rápidas chupaditas metiéndome la punta en la boca...está claro que él estaba en la gloria, pero es que yo también. Cuando me la había metido otra vez entera (lo que podía) noté que iba a correrse. Aumenté la velocidad de la mamada y finalmente noté todo su semen en mi boca. Me tragué todo, satisfecha por mi buen trabajo, pero cachonda perdida y con el coño chorreando, deseando más. Apuré con los últimos lametones ese pollón hasta que él se apartó.
- Vaya mamada joder - fue su único comentario, extasiado - Súbete delante y vamos a otro sitio.
Salimos del parking en su coche y me dijo que me llevaría a su casa. Por el camino fue tocándome las tetas, los muslos, y continuó hasta mi coño, de fácil acceso ya que no me había puesto el tanga metiéndome dos dedos, en un semáforo parado. Estaba cachondísima y solté un pequeño gemido.
-¿Cachonda? -me preguntó
-Muchísimo, quiero que me folles nada más llegar - pedí sintiendo sus dedos entrando y saliendo. Imaginé cómo sería tener su pollón ahí dentro y me mojé aún más.
Le miré y al poco rato noté cómo había vuelto a crecer el bulto de su entrepierna. Cuando llegamos a su casa metió el coche en el garaje y me invitó a pasar. Al llegar a su habitación no me lo pensé dos veces y me tiré encima de él en la cama. Con nuestros cuerpos pegados notaba aquella gigantesca polla empujando contra mi coño y le desvestí a toda prisa. Fui bajando hasta su entrepierna y le quité los calzoncillos liberando aquella maravilla. Por instinto la volví a coger y me la metí en la boca. Quería que me follase pero no podía resistirme a saborear otra vez aquello. Me agarró del pelo y me movió la cabeza mientras gemía para que fuese más rápido. Si él disfrutaba, yo no me quedaba atrás. Decidí, con aquel pollón llenando completamente mi boca, que esa no sería ni de broma la última vez que se la chupaba. Esa polla sería para mí más veces. Me tiró del pelo para que me apartase y me quejé de sacármela de la boca.
-Vamos a partirte en un dos un poquito, cachonda - me dijo.
Me senté de inmediato sobre su polla, que me llenó por completo de la primera embestida. Solté un gemido inmediato, de alivio, del tremendo gusto de una polla en mí. Quería más y pronto empecé a saltar como una loca sobre él, metiéndomela y sacándomela. Antes de lo normal llegó mi primer orgasmo. Salté aún más, me botaban las tetas y él las agarraba mientras disfrutaba de mis altos y excitantes gemidos. No paré el ritmo, necesitaba más. No podía dejar de gemir, totalmente rendida ante aquella polla, que seguía completamente dura. Aunque parecía imposible, empecé a sentir el cosquilleo de un nuevo orgasmo. Inconscientemente bajé el ritmo, así que él me giró, se puso encima de mí y empezó a embestirme, sacándola y metiéndola constantemente y muy rápido. No podía estarle más agradecida, y le demostré el placer que sentía con más gritos.
Me mandó girarme de nuevo y ponerme a cuatro patas. No estaba segura de si ese pollón me entraría por el culo, pero ya me había entrado muchas, así que estaba acostumbrada, y estaba tan cachonda que no me paré a pensar. Me la fue metiendo poco a poco hasta que noté algo de dolor. Él no paró y siguió metiéndomelo todo, parecía que no se acababa. Empezó poco a poco a moverse y el dolor se convirtió en placer. Cada vez más deprisa, noté que empezaba a volverme loca de nuevo y a gritar sin control. Me cogió del pelo y tiraba dándose más impulso para metérmela bien. Parecía una novata en aquello, a punto de tener mi tercer orgasmo y rendida ante un tío que no se corría pese a llevar follándome un buen rato. A mí, con aquellas tetas firmes y enormes que ahora botaban con esas embestidas, con mi culito apretado delante de él, roto por su polla. El tercer orgasmo llegó cuando me enderezó para poder tocarme las tetas y la polla quedó más prieta en mi culo. Me lo había abierto bien el cabrón. De pronto la sacó, me giró y empezó a comerme las tetas
-Cabálgame otra vez, zorra
Se recostó apoyándose contra el cabecero de la cama y con los brazos detrás de la cabeza. De inmediato me senté encima de él metiéndomela toda. No me cansaba de aquello. No me detuve en ir despacio, tenía el coño más que abierto y lubricado y quería aprovechar todo lo que le quedara a esa polla antes de correrse. A pesar del cansancio de toda la faena y los tres orgasmos salté con más fiereza sobre él que la primera vez que me folló el coño. Las ganas de más podían con todo. No tardé en volver a sentir ese placer extremo de una polla tan grande llenándome el coño por completo con su anchura y llegándome hasta el fondo con cada salto. Me la metía y sacaba casi entera, penetrándome hasta el final cada vez. Las tetas me botaban y él me agarraba del culo acompañando los saltos y gimiendo, pero mis gemidos eran más fuertes. Empezó el cuarto orgasmo. Con una mano empezó a frotarme el clítoris y con la otra me tocaba las tetas. Iba a explotar de placer. Poco después se corrió por fin dentro de mí. Con su polla aún dentro me comió las tetas durante un rato y yo disfruté de su pene un poco más haciendo pequeños movimientos con la cadera antes de que se le bajara la erección.
Me dijo que me quedara hasta la mañana siguiente, que no había terminado conmigo. A pesar de 4 orgasmos y haber quedado extasiada me relamí pensando en más sexo con él. No solía quedarme a dormir después de follar pero aquella promesa me convenció. No se hizo esperar. A la mañana siguiente me despertó dándome con la polla en la cara.
-El desayuno en la cama, para que veas lo bien que te trato.
Aún medio dormida me la metí en la boca al instante, era algo instintivo. Qué rica...pasé la lengua despacio por toda ella disfrutando su largura y su anchura. Seguía sin caberme entera pero hice un esfuerzo para que entrara lo máximo posible. Él movía ligeramente la cadera y tenía puesta la mano sobre mi cabeza. Pasé a chuparle solo la punta, agarrando el resto con las dos manos. Ojalá todos los días me despertara con una polla lista para chupar. Él me apartó un momento y cogió un bote de nata de la mesilla. Se llenó la polla de nata.
- ¿Nata? - le dije - Qué típico.
- La boca es para chupármela, no para hablar.
Me la volvió a meter en la boca y chupé toda la nata a lo largo de su pene. Pasé la lengua por todo él, desde la base hasta la punta. La última vez que chupe una polla con nata fue en la despedida de soltero de mi amigo Dani. En aquel momento me encantó chupar la polla de ese pivón, pero esta me estaba sabiendo aún mejor y la diferencia de tamaño era clara. Un tío podrá estar muy bueno, pero por delante siempre estará uno que sepa follar y que tenga buena polla. Mientras apuraba toda la nata de la punta volvió a coger el bote y se la echó también por los huevos. Se los chupé mientras él me tocaba las tetas. Me ordenó que le hiciera una cubana, así que cuando acabé de chuparle toda la nata de los huevos me incorporé y me coloqué su polla entre las tetas. Suerte que las tenía grandes porque con aquel pollón no cualquiera hacía una cubana. Me seguía llegando la polla a la boca así que le chupaba la punta de vez en cuando. Mi instinto ante una polla en mi cara es chuparla, y más si era esa. Continué con la cubana deslizando su pene entre mis tetas. Joder, es que me follaba. Pequé de narcisista pensando en que ojalá tuviera polla para que una tía con mis tetas me estuviera haciendo esa cubana en ese momento, con los pechos gigantes sacudiéndome la polla y los pezones tan erectos. Su corrida me pilló chupándole de nuevo la punta. Parte del semen me entró en la boca, parte se me quedó en los labios y la cara y parte me cayó por el cuello hasta las tetas. Me chupe los labios y las partes a las que llegaba.
Yo tenía el coño ardiendo pero él dio por finalizado el sexo. No me podía quejar de nada, estaría loca si lo hiciese. Lo que hizo fue meterme los dedos de pronto en el coño y mientras los movía me dijo:
-Mañana no puedo quedar, pero pasado sí, puedes venir a la salida de mi trabajo si quieres otra noche así. Pero no quiero que folles con otro ni te hagas dedos hasta entonces, que eres muy viciosa.
Efectivamente no era ningún problema para mí buscarme un lío en un día, pero acepté el reto.
Sé que ha sido largo, pero la culpa la tiene la tremenda follada que me hizo ese tío. Si os gusta subiré lo que pasó a los dos días...
Las guarras como tu hacen de la vida una delicia
ResponderEliminarMe encantan tus historias nena y me da gusto saber que vuelves a escribir después de tanto tiempo. Pero la próxima vez no te "ahorres detalles" que están super bien tus historias. Gracias!
ResponderEliminarSí por favor, pon lo que puso a los dos días.
ResponderEliminarY cómo de grande era: cuantas manos te cogía?
Tus relatos más largos son los mejores. Si crees que se hacen largos lo que puedes hacer es publicarlos por partes.
ResponderEliminarMe encantan las putas como tu que saben trabajar un buen pollón. Para cuando nos cuentas otra historia! Y que hay que hacer para conocerte? Lo mismo te gusto ;) Besazos puta!
ResponderEliminar