¡¡Llevo mil años sin pasarme por aquí!! La verdad es que nunca encontraba el momento idóneo, y eso que me han pasado muchas cosas. No sé si lo conté, pero Raquel (si no sabéis quien es podéis leer relatos anteriores) y yo estamos saliendo. Obviamente es una relación abierta, ninguna podemos estar sin pecar por ahí jajaja. Tengo un montón de experiencias que empecé a escribir y nunca terminé. A ver si me paso más a menudo, me he puesto a leer y no me acordaba de lo que me gustaba contaros cosas. Lo siguiente me pasó en verano, espero que os guste
Hace un tiempo, mi follamigo Manuel se fue de viaje durante 15 días y mi novia Raquel y yo habíamos estado dedicándonos casi en exclusiva la una a la otra. Yo ya me estaba impacientando porque tenía muchas ganas de chupar una polla de verdad, pero me propuse no buscarme ningún tío por ahí para comersela a Manu con más ganas cuando volviese. Por algo era mi polla favorita. El problema es que justo cuando iba a volver, me surgió una emergencia a mí y tuve que irme a mi pueblo. Un pueblo pequeño en el que pasé un mes, y no hay nada ni nadie. Hay muy poca gente de mi edad allí, y de esos solo está follable un amigo mío (que también se llama Manu, casualmente, pero no es el mismo. He hablado de él en otras ocasiones) pero desde que se mudó tampoco va al pueblo mucho. Así que hacía más de mes y medio que no me comía una polla, y con el buen ritmo que llevaba antes de esto estaba que me subía por las paredes. Al final ya me daba igual con quién, pero necesitaba follar o por lo menos comerme alguna.
Cumplido ese mes y medio sin chupar, llegaron las fiestas de un pueblo cercano y vi mi oportunidad. No es que los pueblos sean el mejor sitio donde buscar gente para follar pero era uno más grande que el mío y siempre iba gente joven.
Entre aquella horrible música de pueblo busqué un grupito de chicos apetecible. Me invitaron a un cubata de botellón que llevaban. Poco a poco fui apartando a uno del grupo con bailoteos, susurritos y picos que cada vez iban a más. Era jovencito, tendría 18 o 19 años. Si me era fácil conquistar a un hombre, a uno así más. Por eso me había acercado a ellos, necesitaba algo rápido. Entre toda la gente, nadie vio como le tocaba el paquete e incluso metí la mano por su pantalón. Cuando le susurré "ven conmigo" no tardó nada en seguirme, por supuesto.
Me relamí mientras pensaba en un lugar privado al que ir, pero el chaval me dijo que tenía el coche aparcado unas calles más para allá, y que podíamos ir. Cuando llegamos allí le empujé dentro de los asientos traseros, me senté a su lado y le desabroché los pantalones. Le saqué la polla de los calzoncillos. No era lo mejor, era normal, pero me pareció el paraíso. Me agaché sobre él y me la llevé a la boca enseguida, soltando un gemido de alivio y de gusto. Creo que el chaval no se lo creía. Yo no quería sacármela ni un milímetro de la boca. Saboreé todo su contorno, su largura, las venas, lo dura que estaba. Me duró poco, el chico me dijo con voz temblorosa "me voy a correr" antes de que pasaran en 5 minutos. No me inmuté y seguí chupando hasta que noté la explosión de semen en mi boca. Volví a gemir de gusto. Ese dulce manjar que tanto había echado de menos volvía a mí. Disfruté de su sabor mientras lamía desesperada buscando apurar cada segundo antes de que se le bajara. Me quedé con tantas ganas de más...pensé en formas rápidas de chupar más.
El chico aún no había recobrado la tranquilidad cuando me senté sobre él y me saqué las tetas de la camiseta, dejándoselas delante de la cara
- Te dejo un rato para recuperarte y te dejo que me folles si les dices a tus amigos que vengan a que se la chupe.
Entre la mamada y la sorpresa de mi propuesta el chico tardó en reaccionar
-¿Quieres chupársela a ellos? - titubeó. Asentí ansiosa.
-A todos - respondí. Había otros 3 chicos con él.
-¿Por qué?
¡Me pregunto por qué! Yo allí, sedienta de chupar más, deseando más pollas para mí, más semen calentito por mi boca...y me entretenía con esas cosas. Pues porque amaba hacer mamadas, porque estaba de sequía, porque sus 5 minutitos no me habían saciado en absoluto.
- Porque me gusta y quiero, ¿te vale?
Asintió y sacó el móvil. Pidió a uno de sus amigos que viniera y cuando el chaval se acercó al coche salió para hablar con él. Ni siquiera me molesté en taparme las tetas de nuevo hasta que el otro chico entró, con una sonrisa en los labios. No sé si era guapo o feo, si estaba bueno o no, pero no me importaba.
-¿De qué va esto? ¿Es verdad? Ufffff - sus propias preguntas se vieron interrumpidas cuando me vio los pechos. Vi cómo se le agrandaban los ojos.
- Hoy es tu día de suerte - dije sonriendo. Me senté sobre él como había hecho con su amigo para que tuviese unas buenas vistas de mis tetas y empecé a frotarme contra su paquete. Ni dos minutos tardé en notar la dureza bajo mi coño. Me aparté para sentarme al lado de nuevo mientras él se desabrochaba ansioso y me lancé contra su polla en cuanto la sacó. Esta era algo más grande pero no demasiado. Otro gemido de placer ante la sensación de chuparla. Es increíble cómo me da casi más placer una polla en la boca que en la vagina. Hay que ser bien agradecidas con las cosas buenas de la vida, y no hay nada mejor que una polla, así que hacer mamadas es inclinarte hacia ese regalo de la naturaleza, mostrar tu admiración y saborear su piel, su forma, su sabor.
En otras ocasiones abría los ojos para mirar al tío pero ese día los tuve cerrados todo el rato de lo que estaba disfrutando. Todos mis sentidos estaban enfocados hacia la mamada. Oía el "chup" de cuando me apartaba de ella por un segundo para seguidamente volvermela a comer, notaba en mi lengua cada vena, cada curva; notaba todo su sabor...estaba a punto de darme un orgasmo sólo por chuparla.
No me enteré cuando los otros dos chicos que faltaban llegaron junto al coche, supongo que porque les llamaría el chico al que ya se la había chupado para avisarlos también. Me enteré porque oí la puerta del coche abrirse y la voz del chico al que se la chupaba, entre gemidos:
-Mirad, mirad esto, joder
Si algo hacía falta para ponerme más, era oír esa admiración y placer en su voz, y saber que me estaban observando. Desde ese ángulo seguramente veían cómo la tenía toda dentro de mi boca y como mis tetas caían sobre una de las piernas del chico, enormes y jugosas.
Sabiéndome observada empecé a hacer espectáculo, subiendo y bajando la boca, introduciendo y sacando la polla. Me forcé a abrir los ojos mientras lo hacía y a mirarles. Se reían nerviosos, excitados. Era perfecto. Estarían duros como piedras y no tendría que calentarles antes de chupársela cuando fuera su turno.
- ¿Y a nosotros también, guapa? - preguntó uno de ellos.
Le miré intensamente mientras subía la boca, con los labios hacia afuera, por toda la largura de la polla hasta que salió entera. Me relamí los labios antes de responderle
- Sí, por favor - dije poniendo voz de niña buena y haciendo un pucherito. Sin dejar de mirarle volví a bajar a la polla. Estaban como locos. "Hostia, hostia, hostia" oí que decía uno de ellos, sin creerse su suerte. El chico cuya polla tenía toda mi atención les mandó cerrar la puerta. "Solos" de nuevo volví a entregarme a él.
-¿Y sexo? ¿Quieres sexo? - preguntó de pronto - Aparte de chuparla
Casi me sentó como un insulto. ¿Tienes el privilegio de disfrutar de una de mis mamadas y te pones a pedir otras cosas? Encima consideraba las mamadas algo aparte del sexo, cuando eran parte de él, y de las más importantes. Le disculpé porque el pobre pensaba que si mis mamadas eran así, follarme debería ser la hostia. Y no le faltaba razón. A pesar de seguir con ganas de polla me resigné y me aparté de la polla. Me senté encima de él, abriendo las piernas en torno a las suyas y volviendo a ponerle delante mis tetas.
-Pues claro. Pero pensé que te gustaba cómo la chupaba...-dije con otro puchero
-S-sí...-dijo, mirándome directamente a las tetas. Estaba absorto
-Hacemos un trato - levanté las caderas y me senté de pronto sobre su polla, metiéndomela hasta los huevos, toda su largura dentro de mí. Me recorrió un escalofrío de placer. Había echado de menos tanto chuparla que se me había olvidado que también echaba de menos tener un buen pene dentro de mí. - Follamos un ratito, pero te corres en mi boca.
Pronuncié las últimas palabras bajito, sin moverme. En cuanto acabé de decirlas empecé a marcar el ritmo, poco a poco, sin prisas, disfrutando de la entrada y salida de la polla. Él se inclinó hacia atrás de gusto, pero debió cambiar de idea porque pronto echó la cabeza para adelante para hundirla en mis pechos. Miré por la ventanilla y vi que los chicos no estaban. Se habrían alejado para dejar intimidad. No podían ver mi cabalgada improvisada sobre su amigo.
Cuando el ritmo aumentó demasiado para este pobre inexperto me quité de encima. Corriendo, sin dejar descanso, me senté a un lado, en mi posición de chupar, y me incliné. Empecé a chupar salvajemente, arriba y abajo, haciendo mucho ruido, devorando con ansia. El semen salió a borbotones mientras gemía extasiado. Me lo tragaba según salía, sin saborearlo, de lo ansiosa que estaba. ¿Se puede estar sedienta de semen? Yo sí.
Como una adicta, mis dosis de polla se me hacían insuficientes y cuanto más chupaba más necesitaba. Se me hicieron eternos los segundos que tardó en recuperarse desde que me saqué su polla de la boca, hasta que se abrochó y salió del coche.
Salí detrás buscando aire fresco, y a mi siguiente chico. Estaban sentados en una piedra unos metros más lejos. Se levantaron al instante
-Mi turno - dijo uno de ellos.
-No, no, yo primero, habíamos quedado. - dijo el otro.
Me propuse a chupársela a la vez a los dos, pero parece que no les gustó la idea. Cogí a uno de los dos al azar y me lo llevé al coche
-¿Por qué haces esto? Sin conocernos, ni nada. - preguntó. Otra vez con las preguntas.
-Porque me gusta, porque no follo aquí - dije sinceramente - Y ahí está la gracia, en que no os conozco.
En lo que había estado con el otro chico a este se le había bajado la erección, pero no tardé en ponerle duro enseñándole mi ausencia de ropa interior y mis pezones duros delante de su cara. Le empecé a desabrochar el pantalón mientras él me tocaba las tetas. Ninguno de los otros se había atrevido antes a tocarlas con las manos, no sé si por el respeto que les inspiraba y su inexperiencia, pero agradecía que alguien les tomara consideración. Por eso, aunque su polla no era gran cosa, hice un poco de teatro y puse cara de sorpresa cuando le saqué el pene de la ropa interior, y me relamí los labios. Bueno, puede que no fuese tan fingido, seguía apeteciéndome comerme una polla fuese cual fuese.
Con esta me regalé más tiempo, sin metérmela a la boca al principio, simplemente pasando la lengua por ella, inspeccionando el terreno. Fui desde el glande hasta los huevos, deteniéndome también en ellos y dedicándoles unas cuantas caricias con la boca. Volví a la polla y esta vez sí me la metí en la boca hasta la mitad. Chupé un ratito, disfrutando de un nuevo pene, su sabor y su textura. No aguanté mucho hasta metérmela hasta el final. Tenía un tamaño normal pero unas venas gordas y marcadas que no había advertido en un principio y que me sorprendieron gratamente. Por eso en seguida empecé a girar mis labios en torno a ella, notando las elevaciones donde estaban las venas, notando la firmeza de la piel, el calor. Cuando me separé para chupar solo la mitad de nuevo, me empujó la cabeza y me la metió del todo. A muchas chicas eso les agobia pero yo agradecí su interés. La succioné y lamí mientras procuraba tenerla entera en la boca.
Cuando empezó a correrse me empujó aún más la cabeza. Yo apreté y succioné acompañando sus gemidos y el pequeño movimiento que hacía con las caderas para penetrarme más la boca. Mientras se corría me tocaba los pezones con la mano libre. Una vez más noté el semen en la garganta y tragué con gusto. Me había gustado esa polla, aunque inicialmente no pareciera tanto. El tío había sido activo y agradecido y las venas marcadas eran un punto a favor. Pero una buena polla significaba que volvía a estar cachonda perdida y mi coño necesitaba que también le hiciesen un favor.
El siguiente chico también necesitó un poquito de preliminares para ponerse a tono, pero me sorprendió siendo aún más atrevido que el anterior y mandándome chupársela enseguida, que "para algo había esperado tanto". Me puse a ello enseguida. Autoridad, me ponía. Cuando se la sacó de los pantalones me llevé una grata sorpresa. Era la más larga de las de la noche, y bastante ancha, que es lo importante. Definitivamente necesitaba follármelo. La tomé con las manos y me acerqué la boca a ella rozándole el glande con los labios. Debía aprovechar que era la última, y parecía la mejor, así que cerré los ojos y pasé la lengua despacio por toda ella. Quizá era lo cachonda que estaba ya, pero me supo deliciosa, la más rica de la noche. Empecé entonces a follarmela con la boca, sacándomela y metiéndomela por completo, forzándome hasta introducirme parte de los huevos, y succionando de vez en cuando. Cuando me la volví a sacar entera lamí desde los huevos hasta arriba, lentamente y mirándole a los ojos.
-Quiero que me folles - le dije
Sin decir nada me agarró de los brazos y tiró de mí para que me subiera sobre su regazo. Me senté directamente sobre su polla y solté un gemido de alivio.
-Eres el único que me he follado hoy - dije. No era verdad, había tenido algo con el chico anterior pero sí que era el mejor. Su polla le recordó a mi vagina lo que era un buen pene en condiciones.
-Pues gírate que te voy a follar el culo también- me preguntó. Sí que era osado y autoritario. Y yo a alguien que es así, que me pone cachonda a ese nivel, le hago caso en lo que me mande. No esperaba ese nivel de amante esa noche. Pensaba chupársela a cuatro niñatos e irme satisfecha, pero ahí estaba, dejando que el chico primero decidiese follarme el coño y luego el culo, sin importarle mi plan inicial. Con mucho pesar me levanté, sacando la polla de dentro de mí, y me giré. No era fácil que te diesen por el culo en un coche pero no era mi primera vez. Me senté sobre sus rodillas e incliné el cuerpo hacia adelante, apoyándome en el asiento delantero. Me cogió las nalgas y me levantó. Inesperadamente me dio un azote. Gemí. Me atrajo hacia así aún agarrándome del culo y poco a poco me la metió. Es maravilloso sentir una polla entrándote por el culo, mucho más prieto que la vagina, notando como parece que nunca acaba. A merced de la otra persona, de espaldas.
En cuanto la tuve dentro volví a moverme, saltando sobre él, moviendo las caderas lo más rápido que podía. Sus gemidos eran cortos y fuertes, varoniles. Aquel chaval tenía futuro. Me estaba taladrando como un profesional. De vez en cuando me daba otro azote que magnificaba la sensación de su polla dentro de mi. Me agarró de las tetas y me inclinó hacia atrás. La sensación de estrechez en mi ano subió aún más en torno a su pene, y gemí de placer. Me puso la mano en el clítoris y frotó, subiendo la velocidad de las embestidas. Sus gemidos sonaban justo al lado de mi oído. Empecé a sentir el cosquilleo del orgasmo, él lo notó y entró aún más. La otra mano me acariciaba el cuerpo y se detenía en mis tetas. El orgasmo llegó a su plenitud, y sin parar empezó a hablarme
-Estaría dándote por el culo hasta correrme pero sé que los demás se han corrido encima de ti, y yo no soy menos. Chúpamela.
Continuó hasta que el orgasmo acabó y me bajé de su polla, aún temblando del gusto, para hacer lo que le debía por ser tan bueno. Se la mamé como si besara a mi único y verdadero amor. No cerré los ojos porque quería mirarlo a él o mirar la polla que tanto placer me había dado. Lamí y lamí, rodeándola con los labios, metiéndomela entera en la boca mientras mi mano se ocupaba de sus testículos, hasta que el semen caliente y delicioso llegó a mis labios. Me tragué parte nada más que salió, mientras apuraba las últimas succiones, y dejé que las gotas finales me salpicasen por la cara. Miré al chico con una sonrisa y relamiéndome. Estaba satisfecho. Di pequeñas lamidas a su pene, aún erecto. Después me senté en su regazo y dejé que me acariciase el cuerpo y los pechos mientras recuperaba el aliento.
-Mentirosa - me dijo - Sé que no soy el único que te la mete hoy. Piensa en mí ahora.
Vaya si lo hice. Cuando volvió a entrar el primer chico, al que le había prometido que follaríamos, yo aún pensaba en lo bien que me había sentado aquel pollón, y que lo que me follaría ahora no era nada en comparación, pero tampoco iba a hacerle ascos.
Medio trabajo estaba hecho porque vino con la polla ya dura. Me senté sobre él de inmediato. Estaba claro que esa polla no era tan buena como la anterior, pero todo me sirve. Salté sobre él soltando pequeños gemidos, acompañados de los suyos.Sabía que no iba a poder darme un orgasmo él mismo, así que empecé a tocarme yo. Eso le puso aún más cachondo y noté que aumentaba el ritmo. Conseguí el clímax al cabo de un rato y gemí en su oído. Me dijo con un hilo de voz que se corría y salté aún más, sin dejar de frotarme el clítoris. Moví las caderas para introducirme todo lo que pudiera su pene. Al final no me había ido tan mal y me había saciado, y hasta nos habíamos corrido a la vez. Como despedida y agradecimiento me incliné a darle unos lametones suavecitos.
Él me dio su teléfono, aunque yo no le di el mío, y le dije que le llamaría si alguna vez lo echaba de menos. Nunca sabes si vas a tener que volver a ir de caza, y la verdad me venía bien por si volvía a quedarme en mi pueblo y sin sexo.
sábado, 3 de diciembre de 2016
sábado, 30 de enero de 2016
Época de mamadas
Voy a contaros una serie de minirelatos de distintas mamadas que creo que no dan cada una para una historia aparte, así que las pondré todas juntas. Espero que lo disfrutéis ;)
He tenido que chupar pollas que en un principio no me habría planteado chupar, pero que por alguna circunstancia acabé haciendo. Por ejemplo, un mes que iba muy justa de dinero y no me sobraba para comprarle la maría al tío que me la pasa. Iba a pasar de ella pero las fiestas en casa de mis amigos no son igual si ellos van fumados y yo no, así que acabé haciéndole una mamadita en el baño de una de las fiestas. Mientras se la chupaba él me iba dando caladas de un porro. Se las iba pagando al momento, prácticamente. Una mamada siempre es algo que disfruto, así que acabé chupándosela a otros dos colegas suyos a cambio de otros cuantos cogollos. Desde entonces no he vuelto a pagar dinero por la maría. Cuando se me acaba, quedo con alguno de los chavales y les hago mis trabajitos. ¿Me siento una puta? Un poco. Y me encanta. Si puedo intercambiar ya no sexo, sino una simple mamada por algo por lo que ellos cobran dinero, es que soy buenísima. Aunque eso ya lo sabía.
Como veis últimamente siempre tengo la boca llena, está siendo una buena época. Si os digo la verdad, follaría casi exclusivamente con mujeres si no adorase tanto hacer mamadas, el sabor de una buena polla y su lefa en la boca y su fiereza en el coño, o rompiéndote el culo. Pero me entenderéis si me vuelven loca los pechos suaves, con pezones duros como rocas para chupar, y el chochito jugoso y mojado de una mujer. De hecho, me paso mucho tiempo con una gran mujer que he conocido hace unos meses, y que vosotros también conocéis porque ya ha salido en un relato, y en este mismo también: mi putita Raquel. Nos ayudamos de juguetes para follar como locas pero siempre volvemos a las pollas reales, sobre todo la de Manu. Tengo muchas ganas de contaros las experiencias que vivo con ella, pero no sé si os llamaría tanto la atención. Personalmente amo follar con esa zorra. Hacedme saber vuestra opinión ;)
Que me gusta chuparla no es una novedad para los que ya me conozcáis. Se tiene la creencia de que el sexo oral es un favor que muchas chicas hacen, y no un disfrute. Para mí, tener una polla en la boca es una satisfacción plena. Notar el tacto, el calor, todo llenándome la boca...es una de las mejores partes del sexo para mí, y sé que también para los tíos que me follo, así que nunca pueden faltar las mamadas rápidas o mamadas que hago en momentos puntuales, cuando sé que va a gustarle especialmente al tío. Tampoco va conmigo lo de "cuando te vayas a correr avísame". No voy a dejar pasar el momento cuando el tío se descarga por completo. El semen es la prueba de lo bien que se la has chupado. Para mí es hasta un dilema elegir donde quiero que se me corran, porque me pone muchísimo ver todo el semen sobre mis tetas, pero también me encanta notarlo en mis labios, en mi boca, y tragármelo. Si haces una mamada, la haces bien, y disfrutas de lo que te da la polla.
Si leéis mis relatos de "La polla más grande de mi vida" veréis que mi polla preferida para chupar (y para que me folle) es la de mi follamigo Manu. Habiendo descubierto lo aficionado que es a los videojuegos, aprovecho siempre que le veo jugando para preguntarle si quiere una mamadita mientras. No es que consiga sus mejores partidas cuando estoy disfrutando de su pollón en mi boca, pero sé que le pone muchísimo. Él se sienta en el sofá con las piernas abiertas y el mando, y yo me arrodillo delante en el suelo. Le hago jueguecitos hasta que se empalma y empiezo mi sesión. La primera vez que lo hice también estaba la zorra de Raquel, a quien podéis conocer por el mismo relato. Habíamos estado follando las dos por un rato largo pero queríamos polla de verdad, y Manu estaba en el salón jugando. Desnudas, nos acercamos a él y le desabrochamos el pantalón. Traviesas, empezamos a chuparla a la vez, dando lametones cada una desde un lado. No tardó en ponérsele dura. Aunque nuestro plan era ir despacio ninguna pudimos resistirnos cuando la notamos aún más grande y dura y empezamos a chuparla con más ansia. Nuestros labios rozaban entre ellos mientras buscábamos meternos más polla en la boca. Nos turnamos. Primero se la metía un rato Raquel entera. Yo disfrutaba viendo cómo le llenaba la boca por completo. Los labios gruesos de aquella diosa en torno a una polla gigante, entrando y saliendo de su boca. Aunque me encantaba verla chupar pedí paso para chuparla otro rato yo. Manu casi ni nos miraba. Seguro que no era la primera vez que se lo hacían. Cualquier chica le haría lo que fuese a esa polla. Cuando se empezó a correr me aparté para que lo hiciese sobre las dos, dejándonos las tetas y el cuello llenos de lefa, que nos chupamos la una a la otra.
Las mamadas mientras Manu juega o ve la tele son habituales y me pone el reto de tener que distraerle, de que me ignore y tenga que esmerarme más aunque sé que en el fondo se muere por mis mamadas. Por mis mamadas, por mi coño o por mi culo. Le encanta mantenerme de pie, con el torso hacia adelante y el culo bien abierto para follármelo mientras ve alguna serie. Se ha convertido en una práctica habitual y me encanta.
Hace unos meses me conseguí un trabajo temporal de camarera durante un mes. A los tres días me estaba follando a mi compañero en los baños del bar tras cerrar, pero poco después cambiaron su horario y su turno acababa antes de la hora de cierre. Solo tenía libre un rato para comer. Durante los dos meses siguientes le hacía una mamada diaria mientras él comía, y me tragué todas y cada una de las corridas. Me mantenía bajo la mesa mientras comía y le hacía mis mejores trabajos, buscando que se corriera mucho y rápido. Este ha sido el período de tiempo que más mamadas he hecho, ya que a la vez quedaba varios días a la semana con Manu. Me servía para practicar y luego comerle la polla a él.
Tras esos dos meses en los que la chupé como nunca, el trabajo se acabó y Manu se fue de vacaciones con su novia, así que tuve que currarme un nuevo ligue por ahí para mantenerme en forma. Me había acostumbrado a mis pollas fijas y debía volver a la caza. Pasé una semana sin follar y después de haberme pasado follando y chupándola casi a diario empecé a volverme menos exigente con mi siguiente polvo.
Así que el día que quedé con un amigo para que me llevase en coche hasta la zona de fiesta donde iba a ligar, no aguanté ni el viaje y me puse a zorrear allí mismo. Por supuesto ya habíamos follado hacía años, pero no me había interesado volver a hacerlo y él quería ser fiel a su novia. Pero necesitaba sexo y no tenía por qué buscar más. Al principio se negó pero cuando llevé la mano a su paquete y empecé a tocárselo se dejó hacer. Le dije que nadie se enteraría de una follada rápida. Llevó el coche hasta una carretera más apartada de la ciudad y nos sentamos en los asientos traseros. Estaba a punto de metérmela cuando le llamó su novia por teléfono. Yo ya estaba con la falda abajo y el coño preparado, no me iba a quedar sin polla. Me dijo antes de contestar que era mala idea y que mejor parábamos. Pero cuando contestó, volví a sacarle la polla, que seguía erecta aunque se la había metido en los calzoncillos, y empecé a masturbarle mientras le miraba. No se resistió. Poco a poco me arrodillé y empecé a darle chupaditas sin dejar de mirarle. Hablaba como podía con la novia, con frases cortas, contestándole que estaba de camino, que se había liado un poco. Ahora yo me había comido entera la polla, y mientras la rodeaba con toda la boca pasaba la lengua por la punta. Después me centré aún más en esa zona, absorbiendo con los labios y apretando con la lengua. "No...no me pasa nada..." contestaba como podía a la novia. Yo oía la voz de ella a través del teléfono. "Tengo que colgar" le dijo a toda prisa, y justo entonces se corrió. Qué rico sabe el semen cuando llevas un tiempo sin probarlo. Abrí la boca y cerré los ojos recibiendo toda la corrida. A los dos nos había dado un morbo terrible lo de la novia por teléfono. Creo que él quería follarme también ese día, pero a mí me había valido con la chupadita, y fue cuando llegamos a la fiesta cuando me busqué a un tío que hiciera las labores. Ya que estaba, quería varias pollas diferentes aquella noche. Ese día tocó un chaval al que ni siquiera oí hablar, solo nos metimos al baño y me dio un poco por el culo y otro poco por el coño.
Lo que más me puso de aquella noche fue que, tonteando y haciendo bromas, la novia de mi amigo y yo nos morreamos durante un par de segundos, fruto de un juego y del alcohol. Ella nunca sabría que la boca que besó había tenido la lefa de su novio un par de horas antes.
Las mamadas mientras Manu juega o ve la tele son habituales y me pone el reto de tener que distraerle, de que me ignore y tenga que esmerarme más aunque sé que en el fondo se muere por mis mamadas. Por mis mamadas, por mi coño o por mi culo. Le encanta mantenerme de pie, con el torso hacia adelante y el culo bien abierto para follármelo mientras ve alguna serie. Se ha convertido en una práctica habitual y me encanta.
Hace unos meses me conseguí un trabajo temporal de camarera durante un mes. A los tres días me estaba follando a mi compañero en los baños del bar tras cerrar, pero poco después cambiaron su horario y su turno acababa antes de la hora de cierre. Solo tenía libre un rato para comer. Durante los dos meses siguientes le hacía una mamada diaria mientras él comía, y me tragué todas y cada una de las corridas. Me mantenía bajo la mesa mientras comía y le hacía mis mejores trabajos, buscando que se corriera mucho y rápido. Este ha sido el período de tiempo que más mamadas he hecho, ya que a la vez quedaba varios días a la semana con Manu. Me servía para practicar y luego comerle la polla a él.
Tras esos dos meses en los que la chupé como nunca, el trabajo se acabó y Manu se fue de vacaciones con su novia, así que tuve que currarme un nuevo ligue por ahí para mantenerme en forma. Me había acostumbrado a mis pollas fijas y debía volver a la caza. Pasé una semana sin follar y después de haberme pasado follando y chupándola casi a diario empecé a volverme menos exigente con mi siguiente polvo.
Así que el día que quedé con un amigo para que me llevase en coche hasta la zona de fiesta donde iba a ligar, no aguanté ni el viaje y me puse a zorrear allí mismo. Por supuesto ya habíamos follado hacía años, pero no me había interesado volver a hacerlo y él quería ser fiel a su novia. Pero necesitaba sexo y no tenía por qué buscar más. Al principio se negó pero cuando llevé la mano a su paquete y empecé a tocárselo se dejó hacer. Le dije que nadie se enteraría de una follada rápida. Llevó el coche hasta una carretera más apartada de la ciudad y nos sentamos en los asientos traseros. Estaba a punto de metérmela cuando le llamó su novia por teléfono. Yo ya estaba con la falda abajo y el coño preparado, no me iba a quedar sin polla. Me dijo antes de contestar que era mala idea y que mejor parábamos. Pero cuando contestó, volví a sacarle la polla, que seguía erecta aunque se la había metido en los calzoncillos, y empecé a masturbarle mientras le miraba. No se resistió. Poco a poco me arrodillé y empecé a darle chupaditas sin dejar de mirarle. Hablaba como podía con la novia, con frases cortas, contestándole que estaba de camino, que se había liado un poco. Ahora yo me había comido entera la polla, y mientras la rodeaba con toda la boca pasaba la lengua por la punta. Después me centré aún más en esa zona, absorbiendo con los labios y apretando con la lengua. "No...no me pasa nada..." contestaba como podía a la novia. Yo oía la voz de ella a través del teléfono. "Tengo que colgar" le dijo a toda prisa, y justo entonces se corrió. Qué rico sabe el semen cuando llevas un tiempo sin probarlo. Abrí la boca y cerré los ojos recibiendo toda la corrida. A los dos nos había dado un morbo terrible lo de la novia por teléfono. Creo que él quería follarme también ese día, pero a mí me había valido con la chupadita, y fue cuando llegamos a la fiesta cuando me busqué a un tío que hiciera las labores. Ya que estaba, quería varias pollas diferentes aquella noche. Ese día tocó un chaval al que ni siquiera oí hablar, solo nos metimos al baño y me dio un poco por el culo y otro poco por el coño.
Lo que más me puso de aquella noche fue que, tonteando y haciendo bromas, la novia de mi amigo y yo nos morreamos durante un par de segundos, fruto de un juego y del alcohol. Ella nunca sabría que la boca que besó había tenido la lefa de su novio un par de horas antes.
He tenido que chupar pollas que en un principio no me habría planteado chupar, pero que por alguna circunstancia acabé haciendo. Por ejemplo, un mes que iba muy justa de dinero y no me sobraba para comprarle la maría al tío que me la pasa. Iba a pasar de ella pero las fiestas en casa de mis amigos no son igual si ellos van fumados y yo no, así que acabé haciéndole una mamadita en el baño de una de las fiestas. Mientras se la chupaba él me iba dando caladas de un porro. Se las iba pagando al momento, prácticamente. Una mamada siempre es algo que disfruto, así que acabé chupándosela a otros dos colegas suyos a cambio de otros cuantos cogollos. Desde entonces no he vuelto a pagar dinero por la maría. Cuando se me acaba, quedo con alguno de los chavales y les hago mis trabajitos. ¿Me siento una puta? Un poco. Y me encanta. Si puedo intercambiar ya no sexo, sino una simple mamada por algo por lo que ellos cobran dinero, es que soy buenísima. Aunque eso ya lo sabía.
Como veis últimamente siempre tengo la boca llena, está siendo una buena época. Si os digo la verdad, follaría casi exclusivamente con mujeres si no adorase tanto hacer mamadas, el sabor de una buena polla y su lefa en la boca y su fiereza en el coño, o rompiéndote el culo. Pero me entenderéis si me vuelven loca los pechos suaves, con pezones duros como rocas para chupar, y el chochito jugoso y mojado de una mujer. De hecho, me paso mucho tiempo con una gran mujer que he conocido hace unos meses, y que vosotros también conocéis porque ya ha salido en un relato, y en este mismo también: mi putita Raquel. Nos ayudamos de juguetes para follar como locas pero siempre volvemos a las pollas reales, sobre todo la de Manu. Tengo muchas ganas de contaros las experiencias que vivo con ella, pero no sé si os llamaría tanto la atención. Personalmente amo follar con esa zorra. Hacedme saber vuestra opinión ;)
lunes, 4 de enero de 2016
La polla más grande de mi vida 2º parte...y un nuevo chochito
Habían pasado dos días desde que el tío con el trabuco más grande que había visto en mi vida me había follado como nunca antes, y me subía por las paredes. Esa misma noche había tenido un sueño erótico con él y me había levantado con el coño mojadito mojadito. No se me había pasado en todo el día el calentón, había sido fiel a mi promesa de no follar ni masturbarme para esperarle. Incluso ahora me he puesto cachondísima nada más pensarlo y eso que ni he empezado con lo bueno (aunque me pongo cachonda con todo lo que escribo recordándolo). Tened presente mientras leéis que esto seguramente no lo haya podido escribir entero sin satisfacerme el coño ya fuese con los dedos, con el vibrador o con la lengua de Celia, que tengo las tres cosas muy a mano.
Manu, que así se llamaba el tío en cuestión, me había dejado dos días atrás con el coño y el culo completamente abiertos, y deseando más y más, bajo la promesa de follarme dos días después de nuevo. Claro tenía que esta tampoco iba a ser la última vez. Con este ha tenía dos follamigos con el mismo nombre, y esperaba que este me durara tanto como el primero.
Taconazos, top enseñando el ombligo y minifalda amplia, porque por encima de marcar culo está el poder abrirse de piernas fácilmente para follar incluso sin desvestirme. Iba con la idea de un polvo rápido en el coche antes de salir del parking. La ropa interior era algo que ese día se quedó en casa.
Llegué al parking de su trabajo y esperé junto a su coche a que saliese. Pasaban los minutos, que se hacían horas. A los 20 minutos le mandé un Whatsapp preguntándole si iba a tardar. Me respondió con una foto de su polla. El problema es que no salía solo su polla, si no una tía chupándola. Él decía que tardaría lo que tardara en correrse. Si era posible, me sentí más cachonda, y a la vez celosísima. No por él, si no por su polla. Nadie se la iba a chupar mejor que yo, ¿por qué había otra disfrutándola? Entré a la oficina desde el parking. Estaban todas las luces apagadas pero vi resplandor por donde estaba el baño. Me dirigí hacia allí y los encontré aún en medio de la mamada, ni siquiera se habían escondido un poco.
- Oh, hola Sheila - dijo Manu cuando entré - Parece que alguien estaba impaciente. Le dije a Raquel que había quedado y que hoy no podíamos divertirnos juntos, pero ha sido muy convincente
- Yo también puedo ser muy convincente para que te vengas conmigo - respondí
La otra tía ahora le estaba chupando los huevos mientras le hacía una paja.
- Podéis compartirla. ¿Estás de acuerdo, Raquel?
La chica asintió sin sacarse los huevos de la boca. Me estaba poniendo más cachonda a pesar de la envidia.
- Deja un ratito a Sheila ahora.
Dejó de chuparle los huevos a regañadientes y yo me acerqué a él rápidamente. Me arrodillé y le cogí la polla con las manos. Qué ganas de tenerla para mí. Aunque la tuviese que compartir con esa putilla seguro que Manu sabía apreciar mi mamada por encima de la suya. Por fin me la metí en la boca, llenándomela, ansiosa. Por fin tenía aquel pene en mi boca de nuevo. Lo lamí de la base hasta la punta una y otra vez, disfrutando de su largura. Pero mis ansias pronto me hicieron dejarme de lametones y metérmela entera (o lo que pudiese) en la boca. Con ella dentro seguí pasando la lengua por todas partes. Poco después noté que me empujaban. La otra tía quería que le devolviese la polla, pero no lo haría por nada del mundo. De pronto me metió dos dedos en el coño. Me pilló totalmente de sorpresa y gemí de placer. Habría descubierto que no llevaba ropa interior y lo aprovechó. Con la mano que le sobraba me giró la cara y comenzó a besarme. Le seguí el rollo, la tal Raquel sabía usar la lengua. Ahora entendía por qué Manu le dejaba chupársela. Me metió un tercer dedo y me tumbó en el suelo.
- Por qué poco se distrae esta - dijo. Tenía una voz super sensual, quizá por la situación en la que estábamos, pero me puso un montón - Yo por nada del mundo dejaba esta polla
Me sacó los dedos y se giró a chupársela a Manu, que había estado pajeándose mientras nos miraba. Quise volver a la acción yo también, pero me paró.
- Deja que me la chupe Raquel, que ella lo empezó - me dijo. La muy puta volvía a tener la polla para ella sola, estaba dándole chupaditas en la punta y tenía las manos cogiéndola por la base. Estaba sedienta de polla, viendo cómo se la chupaban a Manu y me acababan de hacer un dedo que me había puesto aún más cachonda, así que tuve la tentación de meterme los dedos yo sola. Iba a explotar de excitación. Empecé a meterme uno
- Sheila, si te haces un dedo no te dejo chupármela hoy - me dijo Manu severo. Dudaba que él quisiese quedarse sin mi mamada, pero aquella tía se la estaba haciendo muy bien y la sola posibilidad de que se conformara con eso y cumpliese mi castigo me hizo parar. - Ven aquí y levantate el top.
Me acerqué detrás de Raquel de forma que mientras ella se la chupaba Manu tuviese enfrente mis tetas. Habría visto mis pezones duros como una roca tras la tela. Empezó a tocármelos y pronto acabó chupándomelos. Paró para gemir un instante y miré abajo para ver a Raquel con la boca abierta, recibiendo todo el semen. Algo se le estaba cayendo en el escote. Pensé que si ella se había tomado las libertades de masturbarme yo podría quitarle esas gotitas de leche que tenía en las tetas. Me arrodillé junto a ella y me abalancé chupándole el pecho, y fui subiendo hasta llegar a sus labios. Compartimos la corrida que aún tenía en ellos. Aunque ya no tenía más semen en ellas, volví a bajar a sus tetas y las saqué de la blusa para chupar el pezón. Me había gustado esa tal Raquel.
- Raquel y yo habíamos pensado en que podríamos disfrutar los tres hoy. Tenemos algunas cosas pensadas...- dijo Manu a mi espalda.
- Me gustas, y te he gustado. Imagina cómo podríamos disfrutar hoy...- me dijo Raquel al oído entre débiles gemidos, con esa voz tan sensual, mientras yo seguía sin poder separarme de sus maravillosos pezones. Haciendo un gran esfuerzo dejé de pasar mi lengua por ellos
- Vamos.
En el coche Raquel y yo íbamos descubriéndonos. Sin mediar palabra nos habíamos metido las dos en la parte de atrás, pensando en lo mismo. Nos volvimos a fundir en un beso mientras nuestras manos buscaban los pechos de la otra. Toda la vida con unas tetas enormes y ambas deseábamos tener otras en las manos. Las suyas eran sedosas, los pezones grandes y duros, y solo tocarlos me provocaba tanto placer como ella cuando tocaba los míos. Bajé su cabeza hacia mis tetas y ella misma me las sacó de nuevo del top, para chupármelas y repasar con su lengua todo mi pecho como yo había hecho con ella antes. Pensé en el placer que me podía provocar esa lengua en el coño. La odiaba, sabía chupar, sabía utilizar la boca y la lengua, y eso era robarme la polla de Manu. Ella me odiaba a mí también por eso, y lo sabía. Y ambas nos revolcábamos en nuestro odio mientras él conducía y nos dejaba ponernos aún más cachondas. Pensé en que si ella tuviese polla sería perfecta. Mi sueño pronto se haría realidad.
Cuando Manu paró el coche no reconocí estar en su casa como la otra vez. Raquel se separó de mí cuando oyó a Manu bajarse. Me bajé detrás de ella y la seguí dentro de aquella casa.
- Hoy toca en la casa de Raquel - me dijo Manu al ver mi cara. Así que así era...Entramos y Raquel empezó a besarle tan apasionadamente como dos minutos atrás hacía conmigo. Acabamos en el salón, y Manu se separó
- Que te jodan, yo quiero ver el espectáculo que os traíais las dos ahí atrás.
Manu quería que siguiésemos como en el coche. No le vi problema. Me acerqué a ella y volví a besarla, mientras iba directamente con una mano a su coño. Desabroché su falda y
aparté el tanga para meterle directamente un dedo. Se hacía la digna, pero estaba chorreando como yo. Con otro dedo le froté el clítoris mientras la masturbaba.
- Nada de dedos, guapas, que para meter cosas estoy yo - dijo Manu. Le miré, estaba tocándose la polla, sentado en un sofá, poniéndosela más y más dura. Qué dilema, disfrutar de aquella mujer o ir a por él.
- Puedes venir, Sheila. Que Raquel vaya a por un juguetito. - Saqué los dedos del coño de Raquel enseguida. Sí, tenía ganas de jugar un ratito con él, y después probar aquello que fuese que me tenían preparado. - A ver, chupa, que te veo con ganas.
No podía estar más acertado. Me arrodillé y se la cogí como quien abraza a un viejo amigo. Mi excitación era máxima así que me la metí directamente cuanto pude y la acariciaba con los labios mientras dentro de mi boca pasaba la lengua por todas partes. Él suspiró agradecido. Me sentía tan bien haciendo aquello otra vez. Había encontrado un tío con una polla magnífica, perfecta. Y le encantaba que se la chuparan. Aunque obviamente, a cualquiera le encantaría que Raquel y yo le hiciésemos una mamada. Aunque los chicos solían aguantar poco cuando se la comía. Si en algo puedo echarme flores es en chupar, y mi diversión acababa pronto, aunque acababa siempre con una buena corrida sobre mí. En cambio, Manu aguantaba, y eso me hacía emplearme más, ¿es que no era tan buena como para que se corriese conmigo pronto? Sabía que sí le gustaba, sólo tenía más aguante. Pero eso me motivaba. Ahora estaba dándole lametones cortos y rápidos en la punta, mientras con una mano le tocaba los huevos. Me hizo separarme un momento para quitarme el top.
Raquel había vuelto. Estaba desnuda y traía un consolador. Pero no era uno normal, sino que tenía dos pollas, era de doble penetración. Inmediatamente supe qué pretendía y noté un cosquilleo de nueva excitación en el coño.
- Ya me has dejado la polla bien lubricadita. Vamos allá. - Manu me mandó levantarme y me quitó la falda. Me giró para ponerme de espaldas y supe lo que tocaba. Me incliné hacia adelante dejándole mi culo bien abierto. Empezó a meterla poco a poco, Mientras iba notando cómo me entraba todo aquello Raquel estaba delante de mí, y se empezaba a meter uno de los consoladores. Estaba deseando tener algo dentro del coño tanto como yo, y puso tal cara de satisfacción que me puse aún más cachonda. Me estaba entrando una polla enorme por el culo mientras veía esa escena y no podía excitarme más, necesitaba que ella también me la metiese, aunque fuese de plástico la necesitaba. Además necesitaba que Manu me la metiese por detrás del todo, se estaba tomando demasiado tiempo. Raquel se acercó a mí de inmediato y me puse erguida para recibirla. Al hacerlo mi culo se cerró más en torno a la polla de Manu a la vez que este metía lo que le faltaba de un solo golpe. Otra vez aquella sensación de ser virgen por el culo, de que me lo rompían por primera vez. Ni mi experimentado culo se acostumbraba a ese tamaño. Nada más metérmela del todo Raquel hizo lo mismo por delante. De una embestida, sujetándome por la cadera. Manu me sujetaba también. Los dos me follaban embistiéndome a la vez. Las tetas de Raquel botaban y chocaban contra las mías. Al parecer cuando me la metía, más se le metía a ella su consolador, así que las dos nos sentíamos folladas a la vez. Quería cerrar los ojos por el placer, pero los mantuve abiertos para seguir viendo a Raquel delante de mí, con la boca medio abierta, las tetas sacudiéndose y la imagen de sentir que era ese pivón quien me follaba. No era una polla de verdad, pero me valía. Esa preciosa vista, una polla gigante jodiéndome con fiereza el culo, el consolador de Raquel follándome tan bien como una verdadera polla, y lo cachondísima que estaba antes de empezar, hicieron que mi primer orgasmo llegara pronto. Ambos aumentaron el ritmo al oírme gemir, y Raquel empezó a tener el suyo poco después. Sus gemidos de placer absoluto eran como música celestial. No sabía como Manu podía aguantar sin correrse cuando tenía a dos tías como nosotras dando ese espectáculo, pero él seguía a lo suyo, yo seguía notándole entrar y salir, destrozándome el culo y haciéndome gemir más y más. Sin embargo, cuando Raquel bajó el ritmo, algo cansada por el orgasmo, él me la sacó. Solté un quejido, yo quería más.
- Hay que premiar a Raquel, ¿no crees? - me dijo. Raquel también me la sacó. Me sentí muy molesta. Quería esas dos pollas otra vez en mí. Quería más orgasmos, sabía que iban a llegar. Manu le quitó el consolador a Raquel, con un pequeño gemido por su parte, Se la llevó al sofá, la tumbó, y se la empezó a follar con tanta energía como había estado follándome a mí. Me puse super celosa. Yo había disfrutado de esa polla por el culo pero también quería que me follase el coño. La polla falsa de Raquel estaba bien, pero no tenía la textura y tacto de las pollas de verdad, ni el tamaño de la de Manu. No podía irme sin que me follase a mí. A la vez ver esa follada me ponía cachondísima de nuevo. Necesitaba algo más que mirar. Me puse delante de Raquel y empecé a tocarle las tetas. Desde mi punto de vista además veía la polla de Manu entrando y saliendo de su coñito. Manu aumentó el ritmo, moviendo la cadera en todas direcciones buscando el máximo placer. Finalmente llegó la corrida. La sacó un poco mientras el semen salía de su pene, salpicando el coño de Raquel por fuera y sus muslos.
- Límpiamela - me ordenó. Se sentó y yo me abalancé hacia su polla. Ahora además sabía al coño de Raquel, estaba mojada por completo y sabrosa. Pero cuando me estaba divirtiendo Manu me apartó rápido - Ahora limpiala a ella y haz que termine.
Dejé a regañadientes la polla de Manu, aunque cambiarla por el coño de Raquel fue mejor de lo que pensaba, y eso que ya tenía ganas de comérselo. Empecé chupándole la lechecita que tenía por los muslos pero ella me empujó rápido la cabeza para que fuese directamente al chocho. Empecé a lamer sus labios, lubricados, con un sabor más potente y sabroso del que había probado en la polla de Manu. Introduje mi lengua dentro para probar más y más. Ella me empujaba más la cabeza y yo la atraía hacia mí apretándola del culo. Después de la follada de Manu y ahora mi comida de coño estaba al punto del orgasmo. Empecé a notar sus convulsiones, cómo arqueaba la espalda y cómo sus gemidos iban a más. Moví la lengua con más rapidez. Ya no había semen, solo flujo vaginal. Le froté el clítoris rápidamente. La notaba volverse loca bajo el orgasmo. Quería hacerla gritar más y más. Con solo mi lengua podía volver locos tanto a hombres como a mujeres.
Cuando acabó estaba exhausta. Se acercó a mí y me dio un pasional beso.
- El próximo día seré yo quien te lo chupe - me prometió - Ahora ve a disfrutar de tu parte.
Manu se había estado vistiendo y me dijo que hiciera lo mismo. Al parecer no habíamos acabado, solo que no íbamos a seguir follando con Raquel. Me lamenté, esa puta me había gustado. Pero pensé que así tendría la polla de Manu para mí sola.
Nos despedimos de ella con otro beso cada uno. Aunque ella parecía satisfecha yo me había vuelto a poner cachonda. Llevaba un buen rato sin tener algo de disfrute yo misma y mi coño aún no había disfrutado de una polla de verdad. Nos montamos en el coche
- Ahora vamos a mi casa y te voy a follar como a Raquel - me dijo sin rodeos - Te has ganado una buena follada y no sería justo. Además yo también me he ganado follarte.
Como ya había hecho anteriormente, aprovechaba momentos en los que no tenía que conducir para meterme uno o dos dedos por el coño, mientras seguía hablándome
- Raquel tiene un fetiche. No sé si te sonará de algo, pero le encanta hacer mamadas. No sería tan raro, pero es que aún era virgen cuando ya había chupado no sé cuántas pollas. Cosas suyas. Le tira más hacerlo con mujeres, por eso le propuse hacer algo contigo.
- Pues has visto que nos llevamos bastante bien - dije
- Ella era la que mejor me la chupaba hasta que llegaste tú. Además a ti te gusta una buena polla para todo. A ella aún no le he desvirgado el culo.
Me sorprendió muchísimo. Una tan puta como ella parecía era virgen por el culo. Manu me contó que llevaba mucho tiempo sin follarse a alguien por el culo hasta que se folló a Celia, antes de conocerme a mí, ya que Raquel no estaba preparada.
- Si la desvirgaras tú por el culo sería demasiado fuerte - le dije. La polla de Manu no era lo mejor para empezar en el anal. Si a mí me hacía sentir inexperta y costaba que me entrase, a una a la que nunca se la hubieran metido le sería imposible.
Llegamos a su casa y me acompañó al salón. Se sentó y me mandó arrodillarme delante de él. Parece que iba a tener otra vez la suerte de chupársela un rato más hasta que se volviese a poner dura. Me mandó sacarme las tetas y me dijo que le hiciese una cubana. Primero se la chupé un par de veces para lubricarlo y muy a mi pesar me la saqué de la boca y la coloqué entre mis pechos mientras los juntaba con las manos. Empezó a mover la polla suavemente. La veía muy cerca de mi cara, y me subí más las tetas para acercarla aún más. Aún estaba flácida y era más grande que la mayoría que hubiera visto. Quería acelerar la erección así que aproveché a chuparle la punta mientras hacía la cubana. Manu me empezó a tocar los pezones mientras aumentaba el ritmo. Cada vez que llegaba a mi boca le daba una pequeña chupadita o la lamía y notaba en mis pechos cómo se le iba poniendo más dura y más grande. Menos mal que tenía las tetas grandes porque no cualquiera podría hacerle una cubana a ese pollón.
Cuando la tuvo dura la sacó de entre mis tetas y me llevó a tumbarme en la mesa de comedor. Sabía lo que tocaba ya, ya me la iba a meter por fin. Mi recompensa. Aprovechó que no llevaba ropa interior para ni siquiera desvestirme, solo iba con las tetas fuera. Me subió las piernas a sus hombros y me la metió de un golpe, y siguió rápidamente embistiéndome una y otra vez. La sacaba casi del todo y la volvía a meter. Sentí alivio de que saciara mi coño, que había tenido ya muchos estímulos ese día pero ninguno como su polla. Me relamía aún con el sabor a polla en los labios mientras sacudía todo mi cuerpo embistiéndome. No tardé mucho en tener que gemir para liberar el placer. Inmediatamente empezó a darme azotes en el culo, que me quedaba alzado al estar en esa posición. Acompañaba cada embestida con un azote. Empecé a estimularme el clítoris y no tardé prácticamente nada en tener un orgasmo. Mis gemidos hacían eco en esa parte de la habitación y lo inundaban todo. Mientras seguía follándome pensé en Raquel y en lo que me había hecho disfrutar. Imaginé que era ella la que me volvía a follar el coño. Había disfrutado su jueguecito de doble penetración pero nada como una polla de verdad, y más la de Manu, tan gorda y tan ancha. Imaginar que era ella la que me metía ese pollón me hacía sentir más placer. Hacía poquísimo que había acabado mi primer orgasmo y tuve el siguiente. Manu se agarró a mis tetas mientras seguía machacándome, intentando ir más rápido ahora que tenía el orgasmo. Se corrió a la vez que yo lo hacía. No había durado tanto como era habitual en él, y me hubiera gustado que me hubiera acabado en la boca para saborear su semen, pero se había corrido demasiadas veces hoy y yo también tenía que recompensar su esfuerzo dejándole que se corriese mientras seguía metiéndomela.
Me había quedado satisfecha completamente ese día, y el descubrimiento de Raquel fue de lo mejor que me había pasado. Me atraía muchísimo. Desde entonces hemos vivido multitud de aventuras juntas, folladas con o sin tíos de por medio, y muchísimas cosas más.
Siento haber tenido abandonado el blog, sobre todo teniendo en cuenta que dejé pendiente contar este día, que ha sido de los mejores días de sexo de mi vida. Esta Nochevieja se la chupé a un conocido mío que sabía de la existencia del blog y me dijo que la chupaba tan bien como se imaginaba cuando me leía, lo que me recordó que debía actualizar más habitualmente. Así que lo siento mucho y espero que este relato haya merecido la espera ;)
- Oh, hola Sheila - dijo Manu cuando entré - Parece que alguien estaba impaciente. Le dije a Raquel que había quedado y que hoy no podíamos divertirnos juntos, pero ha sido muy convincente
- Yo también puedo ser muy convincente para que te vengas conmigo - respondí
La otra tía ahora le estaba chupando los huevos mientras le hacía una paja.
- Podéis compartirla. ¿Estás de acuerdo, Raquel?
La chica asintió sin sacarse los huevos de la boca. Me estaba poniendo más cachonda a pesar de la envidia.
- Deja un ratito a Sheila ahora.
Dejó de chuparle los huevos a regañadientes y yo me acerqué a él rápidamente. Me arrodillé y le cogí la polla con las manos. Qué ganas de tenerla para mí. Aunque la tuviese que compartir con esa putilla seguro que Manu sabía apreciar mi mamada por encima de la suya. Por fin me la metí en la boca, llenándomela, ansiosa. Por fin tenía aquel pene en mi boca de nuevo. Lo lamí de la base hasta la punta una y otra vez, disfrutando de su largura. Pero mis ansias pronto me hicieron dejarme de lametones y metérmela entera (o lo que pudiese) en la boca. Con ella dentro seguí pasando la lengua por todas partes. Poco después noté que me empujaban. La otra tía quería que le devolviese la polla, pero no lo haría por nada del mundo. De pronto me metió dos dedos en el coño. Me pilló totalmente de sorpresa y gemí de placer. Habría descubierto que no llevaba ropa interior y lo aprovechó. Con la mano que le sobraba me giró la cara y comenzó a besarme. Le seguí el rollo, la tal Raquel sabía usar la lengua. Ahora entendía por qué Manu le dejaba chupársela. Me metió un tercer dedo y me tumbó en el suelo.
- Por qué poco se distrae esta - dijo. Tenía una voz super sensual, quizá por la situación en la que estábamos, pero me puso un montón - Yo por nada del mundo dejaba esta polla
Me sacó los dedos y se giró a chupársela a Manu, que había estado pajeándose mientras nos miraba. Quise volver a la acción yo también, pero me paró.
- Deja que me la chupe Raquel, que ella lo empezó - me dijo. La muy puta volvía a tener la polla para ella sola, estaba dándole chupaditas en la punta y tenía las manos cogiéndola por la base. Estaba sedienta de polla, viendo cómo se la chupaban a Manu y me acababan de hacer un dedo que me había puesto aún más cachonda, así que tuve la tentación de meterme los dedos yo sola. Iba a explotar de excitación. Empecé a meterme uno
- Sheila, si te haces un dedo no te dejo chupármela hoy - me dijo Manu severo. Dudaba que él quisiese quedarse sin mi mamada, pero aquella tía se la estaba haciendo muy bien y la sola posibilidad de que se conformara con eso y cumpliese mi castigo me hizo parar. - Ven aquí y levantate el top.
Me acerqué detrás de Raquel de forma que mientras ella se la chupaba Manu tuviese enfrente mis tetas. Habría visto mis pezones duros como una roca tras la tela. Empezó a tocármelos y pronto acabó chupándomelos. Paró para gemir un instante y miré abajo para ver a Raquel con la boca abierta, recibiendo todo el semen. Algo se le estaba cayendo en el escote. Pensé que si ella se había tomado las libertades de masturbarme yo podría quitarle esas gotitas de leche que tenía en las tetas. Me arrodillé junto a ella y me abalancé chupándole el pecho, y fui subiendo hasta llegar a sus labios. Compartimos la corrida que aún tenía en ellos. Aunque ya no tenía más semen en ellas, volví a bajar a sus tetas y las saqué de la blusa para chupar el pezón. Me había gustado esa tal Raquel.
- Raquel y yo habíamos pensado en que podríamos disfrutar los tres hoy. Tenemos algunas cosas pensadas...- dijo Manu a mi espalda.
- Me gustas, y te he gustado. Imagina cómo podríamos disfrutar hoy...- me dijo Raquel al oído entre débiles gemidos, con esa voz tan sensual, mientras yo seguía sin poder separarme de sus maravillosos pezones. Haciendo un gran esfuerzo dejé de pasar mi lengua por ellos
- Vamos.
En el coche Raquel y yo íbamos descubriéndonos. Sin mediar palabra nos habíamos metido las dos en la parte de atrás, pensando en lo mismo. Nos volvimos a fundir en un beso mientras nuestras manos buscaban los pechos de la otra. Toda la vida con unas tetas enormes y ambas deseábamos tener otras en las manos. Las suyas eran sedosas, los pezones grandes y duros, y solo tocarlos me provocaba tanto placer como ella cuando tocaba los míos. Bajé su cabeza hacia mis tetas y ella misma me las sacó de nuevo del top, para chupármelas y repasar con su lengua todo mi pecho como yo había hecho con ella antes. Pensé en el placer que me podía provocar esa lengua en el coño. La odiaba, sabía chupar, sabía utilizar la boca y la lengua, y eso era robarme la polla de Manu. Ella me odiaba a mí también por eso, y lo sabía. Y ambas nos revolcábamos en nuestro odio mientras él conducía y nos dejaba ponernos aún más cachondas. Pensé en que si ella tuviese polla sería perfecta. Mi sueño pronto se haría realidad.
Cuando Manu paró el coche no reconocí estar en su casa como la otra vez. Raquel se separó de mí cuando oyó a Manu bajarse. Me bajé detrás de ella y la seguí dentro de aquella casa.
- Hoy toca en la casa de Raquel - me dijo Manu al ver mi cara. Así que así era...Entramos y Raquel empezó a besarle tan apasionadamente como dos minutos atrás hacía conmigo. Acabamos en el salón, y Manu se separó
- Que te jodan, yo quiero ver el espectáculo que os traíais las dos ahí atrás.
Manu quería que siguiésemos como en el coche. No le vi problema. Me acerqué a ella y volví a besarla, mientras iba directamente con una mano a su coño. Desabroché su falda y
aparté el tanga para meterle directamente un dedo. Se hacía la digna, pero estaba chorreando como yo. Con otro dedo le froté el clítoris mientras la masturbaba.
- Nada de dedos, guapas, que para meter cosas estoy yo - dijo Manu. Le miré, estaba tocándose la polla, sentado en un sofá, poniéndosela más y más dura. Qué dilema, disfrutar de aquella mujer o ir a por él.
- Puedes venir, Sheila. Que Raquel vaya a por un juguetito. - Saqué los dedos del coño de Raquel enseguida. Sí, tenía ganas de jugar un ratito con él, y después probar aquello que fuese que me tenían preparado. - A ver, chupa, que te veo con ganas.
No podía estar más acertado. Me arrodillé y se la cogí como quien abraza a un viejo amigo. Mi excitación era máxima así que me la metí directamente cuanto pude y la acariciaba con los labios mientras dentro de mi boca pasaba la lengua por todas partes. Él suspiró agradecido. Me sentía tan bien haciendo aquello otra vez. Había encontrado un tío con una polla magnífica, perfecta. Y le encantaba que se la chuparan. Aunque obviamente, a cualquiera le encantaría que Raquel y yo le hiciésemos una mamada. Aunque los chicos solían aguantar poco cuando se la comía. Si en algo puedo echarme flores es en chupar, y mi diversión acababa pronto, aunque acababa siempre con una buena corrida sobre mí. En cambio, Manu aguantaba, y eso me hacía emplearme más, ¿es que no era tan buena como para que se corriese conmigo pronto? Sabía que sí le gustaba, sólo tenía más aguante. Pero eso me motivaba. Ahora estaba dándole lametones cortos y rápidos en la punta, mientras con una mano le tocaba los huevos. Me hizo separarme un momento para quitarme el top.
Raquel había vuelto. Estaba desnuda y traía un consolador. Pero no era uno normal, sino que tenía dos pollas, era de doble penetración. Inmediatamente supe qué pretendía y noté un cosquilleo de nueva excitación en el coño.
- Ya me has dejado la polla bien lubricadita. Vamos allá. - Manu me mandó levantarme y me quitó la falda. Me giró para ponerme de espaldas y supe lo que tocaba. Me incliné hacia adelante dejándole mi culo bien abierto. Empezó a meterla poco a poco, Mientras iba notando cómo me entraba todo aquello Raquel estaba delante de mí, y se empezaba a meter uno de los consoladores. Estaba deseando tener algo dentro del coño tanto como yo, y puso tal cara de satisfacción que me puse aún más cachonda. Me estaba entrando una polla enorme por el culo mientras veía esa escena y no podía excitarme más, necesitaba que ella también me la metiese, aunque fuese de plástico la necesitaba. Además necesitaba que Manu me la metiese por detrás del todo, se estaba tomando demasiado tiempo. Raquel se acercó a mí de inmediato y me puse erguida para recibirla. Al hacerlo mi culo se cerró más en torno a la polla de Manu a la vez que este metía lo que le faltaba de un solo golpe. Otra vez aquella sensación de ser virgen por el culo, de que me lo rompían por primera vez. Ni mi experimentado culo se acostumbraba a ese tamaño. Nada más metérmela del todo Raquel hizo lo mismo por delante. De una embestida, sujetándome por la cadera. Manu me sujetaba también. Los dos me follaban embistiéndome a la vez. Las tetas de Raquel botaban y chocaban contra las mías. Al parecer cuando me la metía, más se le metía a ella su consolador, así que las dos nos sentíamos folladas a la vez. Quería cerrar los ojos por el placer, pero los mantuve abiertos para seguir viendo a Raquel delante de mí, con la boca medio abierta, las tetas sacudiéndose y la imagen de sentir que era ese pivón quien me follaba. No era una polla de verdad, pero me valía. Esa preciosa vista, una polla gigante jodiéndome con fiereza el culo, el consolador de Raquel follándome tan bien como una verdadera polla, y lo cachondísima que estaba antes de empezar, hicieron que mi primer orgasmo llegara pronto. Ambos aumentaron el ritmo al oírme gemir, y Raquel empezó a tener el suyo poco después. Sus gemidos de placer absoluto eran como música celestial. No sabía como Manu podía aguantar sin correrse cuando tenía a dos tías como nosotras dando ese espectáculo, pero él seguía a lo suyo, yo seguía notándole entrar y salir, destrozándome el culo y haciéndome gemir más y más. Sin embargo, cuando Raquel bajó el ritmo, algo cansada por el orgasmo, él me la sacó. Solté un quejido, yo quería más.
- Hay que premiar a Raquel, ¿no crees? - me dijo. Raquel también me la sacó. Me sentí muy molesta. Quería esas dos pollas otra vez en mí. Quería más orgasmos, sabía que iban a llegar. Manu le quitó el consolador a Raquel, con un pequeño gemido por su parte, Se la llevó al sofá, la tumbó, y se la empezó a follar con tanta energía como había estado follándome a mí. Me puse super celosa. Yo había disfrutado de esa polla por el culo pero también quería que me follase el coño. La polla falsa de Raquel estaba bien, pero no tenía la textura y tacto de las pollas de verdad, ni el tamaño de la de Manu. No podía irme sin que me follase a mí. A la vez ver esa follada me ponía cachondísima de nuevo. Necesitaba algo más que mirar. Me puse delante de Raquel y empecé a tocarle las tetas. Desde mi punto de vista además veía la polla de Manu entrando y saliendo de su coñito. Manu aumentó el ritmo, moviendo la cadera en todas direcciones buscando el máximo placer. Finalmente llegó la corrida. La sacó un poco mientras el semen salía de su pene, salpicando el coño de Raquel por fuera y sus muslos.
- Límpiamela - me ordenó. Se sentó y yo me abalancé hacia su polla. Ahora además sabía al coño de Raquel, estaba mojada por completo y sabrosa. Pero cuando me estaba divirtiendo Manu me apartó rápido - Ahora limpiala a ella y haz que termine.
Dejé a regañadientes la polla de Manu, aunque cambiarla por el coño de Raquel fue mejor de lo que pensaba, y eso que ya tenía ganas de comérselo. Empecé chupándole la lechecita que tenía por los muslos pero ella me empujó rápido la cabeza para que fuese directamente al chocho. Empecé a lamer sus labios, lubricados, con un sabor más potente y sabroso del que había probado en la polla de Manu. Introduje mi lengua dentro para probar más y más. Ella me empujaba más la cabeza y yo la atraía hacia mí apretándola del culo. Después de la follada de Manu y ahora mi comida de coño estaba al punto del orgasmo. Empecé a notar sus convulsiones, cómo arqueaba la espalda y cómo sus gemidos iban a más. Moví la lengua con más rapidez. Ya no había semen, solo flujo vaginal. Le froté el clítoris rápidamente. La notaba volverse loca bajo el orgasmo. Quería hacerla gritar más y más. Con solo mi lengua podía volver locos tanto a hombres como a mujeres.
Cuando acabó estaba exhausta. Se acercó a mí y me dio un pasional beso.
- El próximo día seré yo quien te lo chupe - me prometió - Ahora ve a disfrutar de tu parte.
Manu se había estado vistiendo y me dijo que hiciera lo mismo. Al parecer no habíamos acabado, solo que no íbamos a seguir follando con Raquel. Me lamenté, esa puta me había gustado. Pero pensé que así tendría la polla de Manu para mí sola.
Nos despedimos de ella con otro beso cada uno. Aunque ella parecía satisfecha yo me había vuelto a poner cachonda. Llevaba un buen rato sin tener algo de disfrute yo misma y mi coño aún no había disfrutado de una polla de verdad. Nos montamos en el coche
- Ahora vamos a mi casa y te voy a follar como a Raquel - me dijo sin rodeos - Te has ganado una buena follada y no sería justo. Además yo también me he ganado follarte.
Como ya había hecho anteriormente, aprovechaba momentos en los que no tenía que conducir para meterme uno o dos dedos por el coño, mientras seguía hablándome
- Raquel tiene un fetiche. No sé si te sonará de algo, pero le encanta hacer mamadas. No sería tan raro, pero es que aún era virgen cuando ya había chupado no sé cuántas pollas. Cosas suyas. Le tira más hacerlo con mujeres, por eso le propuse hacer algo contigo.
- Pues has visto que nos llevamos bastante bien - dije
- Ella era la que mejor me la chupaba hasta que llegaste tú. Además a ti te gusta una buena polla para todo. A ella aún no le he desvirgado el culo.
Me sorprendió muchísimo. Una tan puta como ella parecía era virgen por el culo. Manu me contó que llevaba mucho tiempo sin follarse a alguien por el culo hasta que se folló a Celia, antes de conocerme a mí, ya que Raquel no estaba preparada.
- Si la desvirgaras tú por el culo sería demasiado fuerte - le dije. La polla de Manu no era lo mejor para empezar en el anal. Si a mí me hacía sentir inexperta y costaba que me entrase, a una a la que nunca se la hubieran metido le sería imposible.
Llegamos a su casa y me acompañó al salón. Se sentó y me mandó arrodillarme delante de él. Parece que iba a tener otra vez la suerte de chupársela un rato más hasta que se volviese a poner dura. Me mandó sacarme las tetas y me dijo que le hiciese una cubana. Primero se la chupé un par de veces para lubricarlo y muy a mi pesar me la saqué de la boca y la coloqué entre mis pechos mientras los juntaba con las manos. Empezó a mover la polla suavemente. La veía muy cerca de mi cara, y me subí más las tetas para acercarla aún más. Aún estaba flácida y era más grande que la mayoría que hubiera visto. Quería acelerar la erección así que aproveché a chuparle la punta mientras hacía la cubana. Manu me empezó a tocar los pezones mientras aumentaba el ritmo. Cada vez que llegaba a mi boca le daba una pequeña chupadita o la lamía y notaba en mis pechos cómo se le iba poniendo más dura y más grande. Menos mal que tenía las tetas grandes porque no cualquiera podría hacerle una cubana a ese pollón.
Cuando la tuvo dura la sacó de entre mis tetas y me llevó a tumbarme en la mesa de comedor. Sabía lo que tocaba ya, ya me la iba a meter por fin. Mi recompensa. Aprovechó que no llevaba ropa interior para ni siquiera desvestirme, solo iba con las tetas fuera. Me subió las piernas a sus hombros y me la metió de un golpe, y siguió rápidamente embistiéndome una y otra vez. La sacaba casi del todo y la volvía a meter. Sentí alivio de que saciara mi coño, que había tenido ya muchos estímulos ese día pero ninguno como su polla. Me relamía aún con el sabor a polla en los labios mientras sacudía todo mi cuerpo embistiéndome. No tardé mucho en tener que gemir para liberar el placer. Inmediatamente empezó a darme azotes en el culo, que me quedaba alzado al estar en esa posición. Acompañaba cada embestida con un azote. Empecé a estimularme el clítoris y no tardé prácticamente nada en tener un orgasmo. Mis gemidos hacían eco en esa parte de la habitación y lo inundaban todo. Mientras seguía follándome pensé en Raquel y en lo que me había hecho disfrutar. Imaginé que era ella la que me volvía a follar el coño. Había disfrutado su jueguecito de doble penetración pero nada como una polla de verdad, y más la de Manu, tan gorda y tan ancha. Imaginar que era ella la que me metía ese pollón me hacía sentir más placer. Hacía poquísimo que había acabado mi primer orgasmo y tuve el siguiente. Manu se agarró a mis tetas mientras seguía machacándome, intentando ir más rápido ahora que tenía el orgasmo. Se corrió a la vez que yo lo hacía. No había durado tanto como era habitual en él, y me hubiera gustado que me hubiera acabado en la boca para saborear su semen, pero se había corrido demasiadas veces hoy y yo también tenía que recompensar su esfuerzo dejándole que se corriese mientras seguía metiéndomela.
Me había quedado satisfecha completamente ese día, y el descubrimiento de Raquel fue de lo mejor que me había pasado. Me atraía muchísimo. Desde entonces hemos vivido multitud de aventuras juntas, folladas con o sin tíos de por medio, y muchísimas cosas más.
Siento haber tenido abandonado el blog, sobre todo teniendo en cuenta que dejé pendiente contar este día, que ha sido de los mejores días de sexo de mi vida. Esta Nochevieja se la chupé a un conocido mío que sabía de la existencia del blog y me dijo que la chupaba tan bien como se imaginaba cuando me leía, lo que me recordó que debía actualizar más habitualmente. Así que lo siento mucho y espero que este relato haya merecido la espera ;)
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