lunes, 4 de enero de 2016

La polla más grande de mi vida 2º parte...y un nuevo chochito

Habían pasado dos días desde que el tío con el trabuco más grande que había visto en mi vida me había follado como nunca antes, y me subía por las paredes. Esa misma noche había tenido un sueño erótico con él y me había levantado con el coño mojadito mojadito. No se me había pasado en todo el día el calentón, había sido fiel a mi promesa de no follar ni masturbarme para esperarle. Incluso ahora me he puesto cachondísima nada más pensarlo y eso que ni he empezado con lo bueno (aunque me pongo cachonda con todo lo que escribo recordándolo). Tened presente mientras leéis que esto seguramente no lo haya podido escribir entero sin satisfacerme el coño ya fuese con los dedos, con el vibrador o con la lengua de Celia, que tengo las tres cosas muy a mano.
Manu, que así se llamaba el tío en cuestión, me había dejado dos días atrás con el coño y el culo completamente abiertos, y deseando más y más, bajo la promesa de follarme dos días después de nuevo. Claro tenía que esta tampoco iba a ser la última vez. Con este ha tenía dos follamigos con el mismo nombre, y esperaba que este me durara tanto como el primero.
Taconazos, top enseñando el ombligo y minifalda amplia, porque por encima de marcar culo está el poder abrirse de piernas fácilmente para follar incluso sin desvestirme. Iba con la idea de un polvo rápido en el coche antes de salir del parking. La ropa interior era algo que ese día se quedó en casa.
Llegué al parking de su trabajo y esperé junto a su coche a que saliese. Pasaban los minutos, que se hacían horas. A los 20 minutos le mandé un Whatsapp preguntándole si iba a tardar. Me respondió con una foto de su polla. El problema es que no salía solo su polla, si no una tía chupándola. Él decía que tardaría lo que tardara en correrse. Si era posible, me sentí más cachonda, y a la vez celosísima. No por él, si no por su polla. Nadie se la iba a chupar mejor que yo, ¿por qué había otra disfrutándola? Entré a la oficina desde el parking. Estaban todas las luces apagadas pero vi resplandor por donde estaba el baño. Me dirigí hacia allí y los encontré aún en medio de la mamada, ni siquiera se habían escondido un poco.
- Oh, hola Sheila - dijo Manu cuando entré - Parece que alguien estaba impaciente. Le dije a Raquel que había quedado y que hoy no podíamos divertirnos juntos, pero ha sido muy convincente
- Yo también puedo ser muy convincente para que te vengas conmigo - respondí
La otra tía ahora le estaba chupando los huevos mientras le hacía una paja.
- Podéis compartirla. ¿Estás de acuerdo, Raquel?
La chica asintió sin sacarse los huevos de la boca. Me estaba poniendo más cachonda a pesar de la envidia.
- Deja un ratito a Sheila ahora.
Dejó de chuparle los huevos a regañadientes y yo me acerqué a él rápidamente. Me arrodillé y le cogí la polla con las manos. Qué ganas de tenerla para mí. Aunque la tuviese que compartir con esa putilla seguro que Manu sabía apreciar mi mamada por encima de la suya. Por fin me la metí en la boca, llenándomela, ansiosa. Por fin tenía aquel pene en mi boca de nuevo. Lo lamí de la base hasta la punta una y otra vez, disfrutando de su largura. Pero mis ansias pronto me hicieron dejarme de lametones y metérmela entera (o lo que pudiese) en la boca. Con ella dentro seguí pasando la lengua por todas partes. Poco después noté que me empujaban. La otra tía quería que le devolviese la polla, pero no lo haría por nada del mundo. De pronto me metió dos dedos en el coño. Me pilló totalmente de sorpresa y gemí de placer. Habría descubierto que no llevaba ropa interior y lo aprovechó. Con la mano que le sobraba me giró la cara y comenzó a besarme. Le seguí el rollo, la tal Raquel sabía usar la lengua. Ahora entendía por qué Manu le dejaba chupársela. Me metió un tercer dedo y me tumbó en el suelo.
- Por qué poco se distrae esta - dijo. Tenía una voz super sensual, quizá por la situación en la que estábamos, pero me puso un montón - Yo por nada del mundo dejaba esta polla
Me sacó los dedos y se giró a chupársela a Manu, que había estado pajeándose mientras nos miraba. Quise volver a la acción yo también, pero me paró.
- Deja que me la chupe Raquel, que ella lo empezó - me dijo. La muy puta volvía a tener la polla para ella sola, estaba dándole chupaditas en la punta y tenía las manos cogiéndola por la base. Estaba sedienta de polla, viendo cómo se la chupaban a Manu y me acababan de hacer un dedo que me había puesto aún más cachonda, así que tuve la tentación de meterme los dedos yo sola. Iba a explotar de excitación. Empecé a meterme uno
- Sheila, si te haces un dedo no te dejo chupármela hoy - me dijo Manu severo. Dudaba que él quisiese quedarse sin mi mamada, pero aquella tía se la estaba haciendo muy bien y la sola posibilidad de que se conformara con eso y cumpliese mi castigo me hizo parar. - Ven aquí y levantate el top.
Me acerqué detrás de Raquel de forma que mientras ella se la chupaba Manu tuviese enfrente mis tetas. Habría visto mis pezones duros como una roca tras la tela. Empezó a tocármelos y pronto acabó chupándomelos. Paró para gemir un instante y miré abajo para ver a Raquel con la boca abierta, recibiendo todo el semen. Algo se le estaba cayendo en el escote. Pensé que si ella se había tomado las libertades de masturbarme yo podría quitarle esas gotitas de leche que tenía en las tetas. Me arrodillé junto a ella y me abalancé chupándole el pecho, y fui subiendo hasta llegar a sus labios. Compartimos la corrida que aún tenía en ellos. Aunque ya no tenía más semen en ellas, volví a bajar a sus tetas y las saqué de la blusa para chupar el pezón. Me había gustado esa tal Raquel.
- Raquel y yo habíamos pensado en que podríamos disfrutar los tres hoy. Tenemos algunas cosas pensadas...- dijo Manu a mi espalda.
- Me gustas, y te he gustado. Imagina cómo podríamos disfrutar hoy...- me dijo Raquel al oído entre débiles gemidos, con esa voz tan sensual, mientras yo seguía sin poder separarme de sus maravillosos pezones. Haciendo un gran esfuerzo dejé de pasar mi lengua por ellos
- Vamos.

En el coche Raquel y yo íbamos descubriéndonos. Sin mediar palabra nos habíamos metido las dos en la parte de atrás, pensando en lo mismo. Nos volvimos a fundir en un beso mientras nuestras manos buscaban los pechos de la otra. Toda la vida con unas tetas enormes y ambas deseábamos tener otras en las manos. Las suyas eran sedosas, los pezones grandes y duros, y solo tocarlos me provocaba tanto placer como ella cuando tocaba los míos. Bajé su cabeza hacia mis tetas y ella misma me las sacó de nuevo del top, para chupármelas y repasar con su lengua todo mi pecho como yo había hecho con ella antes. Pensé en el placer que me podía provocar esa lengua en el coño. La odiaba, sabía chupar, sabía utilizar la boca y la lengua, y eso era robarme la polla de Manu. Ella me odiaba a mí también por eso, y lo sabía. Y ambas nos revolcábamos en nuestro odio mientras él conducía y nos dejaba ponernos aún más cachondas. Pensé en que si ella tuviese polla sería perfecta. Mi sueño pronto se haría realidad.

Cuando Manu paró el coche no reconocí estar en su casa como la otra vez. Raquel se separó de mí cuando oyó a Manu bajarse. Me bajé detrás de ella y la seguí dentro de aquella casa.
- Hoy toca en la casa de Raquel - me dijo Manu al ver mi cara. Así que así era...Entramos y Raquel empezó a besarle tan apasionadamente como dos minutos atrás hacía conmigo. Acabamos en el salón, y Manu se separó
- Que te jodan, yo quiero ver el espectáculo que os traíais las dos ahí atrás.
Manu quería que siguiésemos como en el coche. No le vi problema. Me acerqué a ella y volví a besarla, mientras iba directamente con una mano a su coño. Desabroché su falda y
aparté el tanga para meterle directamente un dedo. Se hacía la digna, pero estaba chorreando como yo. Con otro dedo le froté el clítoris mientras la masturbaba.
- Nada de dedos, guapas, que para meter cosas estoy yo - dijo Manu. Le miré, estaba tocándose la polla, sentado en un sofá, poniéndosela más y más dura. Qué dilema, disfrutar de aquella mujer o ir a por él.
- Puedes venir, Sheila. Que Raquel vaya a por un juguetito. - Saqué los dedos del coño de Raquel enseguida. Sí, tenía ganas de jugar un ratito con él, y después probar aquello que fuese que me tenían preparado. - A ver, chupa, que te veo con ganas.
No podía estar más acertado. Me arrodillé y se la cogí como quien abraza a un viejo amigo. Mi excitación era máxima así que me la metí directamente cuanto pude y la acariciaba con los labios mientras dentro de mi boca pasaba la lengua por todas partes. Él suspiró agradecido. Me sentía tan bien haciendo aquello otra vez. Había encontrado un tío con una polla magnífica, perfecta. Y le encantaba que se la chuparan. Aunque obviamente, a cualquiera le encantaría que Raquel y yo le hiciésemos una mamada. Aunque los chicos solían aguantar poco cuando se la comía. Si en algo puedo echarme flores es en chupar, y mi diversión acababa pronto, aunque acababa siempre con una buena corrida sobre mí. En cambio, Manu aguantaba, y eso me hacía emplearme más, ¿es que no era tan buena como para que se corriese conmigo pronto? Sabía que sí le gustaba, sólo tenía más aguante. Pero eso me motivaba. Ahora estaba dándole lametones cortos y rápidos en la punta, mientras con una mano le tocaba los huevos. Me hizo separarme un momento para quitarme el top.
Raquel había vuelto. Estaba desnuda y traía un consolador. Pero no era uno normal, sino que tenía dos pollas, era de doble penetración. Inmediatamente supe qué pretendía y noté un cosquilleo de nueva excitación en el coño.
- Ya me has dejado la polla bien lubricadita. Vamos allá. - Manu me mandó levantarme y me quitó la falda. Me giró para ponerme de espaldas y supe lo que tocaba. Me incliné hacia adelante dejándole mi culo bien abierto. Empezó a meterla poco a poco, Mientras iba notando cómo me entraba todo aquello Raquel estaba delante de mí, y se empezaba a meter uno de los consoladores. Estaba deseando tener algo dentro del coño tanto como yo, y puso tal cara de satisfacción que me puse aún más cachonda. Me estaba entrando una polla enorme por el culo mientras veía esa escena y no podía excitarme más, necesitaba que ella también me la metiese, aunque fuese de plástico la necesitaba. Además necesitaba que Manu me la metiese por detrás del todo, se estaba tomando demasiado tiempo. Raquel se acercó a mí de inmediato y me puse erguida para recibirla. Al hacerlo mi culo se cerró más en torno a la polla de Manu a la vez que este metía lo que le faltaba de un solo golpe. Otra vez aquella sensación de ser virgen por el culo, de que me lo rompían por primera vez. Ni mi experimentado culo se acostumbraba a ese tamaño. Nada más metérmela del todo Raquel hizo lo mismo por delante. De una embestida, sujetándome por la cadera. Manu me sujetaba también. Los dos me follaban embistiéndome a la vez. Las tetas de Raquel botaban y chocaban contra las mías. Al parecer cuando me la metía, más se le metía a ella su consolador, así que las dos nos sentíamos folladas a la vez. Quería cerrar los ojos por el placer, pero los mantuve abiertos para seguir viendo a Raquel delante de mí, con la boca medio abierta, las tetas sacudiéndose y la imagen de sentir que era ese pivón quien me follaba. No era una polla de verdad, pero me valía. Esa preciosa vista, una polla gigante jodiéndome con fiereza el culo, el consolador de Raquel follándome tan bien como una verdadera polla, y lo cachondísima que estaba antes de empezar, hicieron que mi primer orgasmo llegara pronto. Ambos aumentaron el ritmo al oírme gemir, y Raquel empezó a tener el suyo poco después. Sus gemidos de placer absoluto eran como música celestial. No sabía como Manu podía aguantar sin correrse cuando tenía a dos tías como nosotras dando ese espectáculo, pero él seguía a lo suyo, yo seguía notándole entrar y salir, destrozándome el culo y haciéndome gemir más y más. Sin embargo, cuando Raquel bajó el ritmo, algo cansada por el orgasmo, él me la sacó. Solté un quejido, yo quería más.
- Hay que premiar a Raquel, ¿no crees? - me dijo. Raquel también me la sacó. Me sentí muy molesta. Quería esas dos pollas otra vez en mí. Quería más orgasmos, sabía que iban a llegar. Manu le quitó el consolador a Raquel, con un pequeño gemido por su parte, Se la llevó al sofá, la tumbó, y se la empezó a follar con tanta energía como había estado follándome a mí. Me puse super celosa. Yo había disfrutado de esa polla por el culo pero también quería que me follase el coño. La polla falsa de Raquel estaba bien, pero no tenía la textura y tacto de las pollas de verdad, ni el tamaño de la de Manu. No podía irme sin que me follase a mí. A la vez ver esa follada me ponía cachondísima de nuevo. Necesitaba algo más que mirar. Me puse delante de Raquel y empecé a tocarle las tetas. Desde mi punto de vista además veía la polla de Manu entrando y saliendo de su coñito. Manu aumentó el ritmo, moviendo la cadera en todas direcciones buscando el máximo placer. Finalmente llegó la corrida. La sacó un poco mientras el semen salía de su pene, salpicando el coño de Raquel por fuera y sus muslos.
- Límpiamela - me ordenó. Se sentó y yo me abalancé hacia su polla. Ahora además sabía al coño de Raquel, estaba mojada por completo y sabrosa. Pero cuando me estaba divirtiendo Manu me apartó rápido - Ahora limpiala a ella y haz que termine.
Dejé a regañadientes la polla de Manu, aunque cambiarla por el coño de Raquel fue mejor de lo que pensaba, y eso que ya tenía ganas de comérselo. Empecé chupándole la lechecita que tenía por los muslos pero ella me empujó rápido la cabeza para que fuese directamente al chocho. Empecé a lamer sus labios, lubricados, con un sabor más potente y sabroso del que había probado en la polla de Manu. Introduje mi lengua dentro para probar más y más. Ella me empujaba más la cabeza y yo la atraía hacia mí apretándola del culo. Después de la follada de Manu y ahora mi comida de coño estaba al punto del orgasmo. Empecé a notar sus convulsiones, cómo arqueaba la espalda y cómo sus gemidos iban a más. Moví la lengua con más rapidez. Ya no había semen, solo flujo vaginal. Le froté el clítoris rápidamente. La notaba volverse loca bajo el orgasmo. Quería hacerla gritar más y más. Con solo mi lengua podía volver locos tanto a hombres como a mujeres.
Cuando acabó estaba exhausta. Se acercó a mí y me dio un pasional beso.
- El próximo día seré yo quien te lo chupe - me prometió - Ahora ve a disfrutar de tu parte.
Manu se había estado vistiendo y me dijo que hiciera lo mismo. Al parecer no habíamos acabado, solo que no íbamos a seguir follando con Raquel. Me lamenté, esa puta me había gustado. Pero pensé que así tendría la polla de Manu para mí sola.
Nos despedimos de ella con otro beso cada uno. Aunque ella parecía satisfecha yo me había vuelto a poner cachonda. Llevaba un buen rato sin tener algo de disfrute yo misma y mi coño aún no había disfrutado de una polla de verdad. Nos montamos en el coche
- Ahora vamos a mi casa y te voy a follar como a Raquel - me dijo sin rodeos - Te has ganado una buena follada y no sería justo. Además yo también me he ganado follarte.
Como ya había hecho anteriormente, aprovechaba momentos en los que no tenía que conducir para meterme uno o dos dedos por el coño, mientras seguía hablándome
- Raquel tiene un fetiche. No sé si te sonará de algo, pero le encanta hacer mamadas. No sería tan raro, pero es que aún era virgen cuando ya había chupado no sé cuántas pollas. Cosas suyas. Le tira más hacerlo con mujeres, por eso le propuse hacer algo contigo.
- Pues has visto que nos llevamos bastante bien - dije
- Ella era la que mejor me la chupaba hasta que llegaste tú. Además a ti te gusta una buena polla para todo. A ella aún no le he desvirgado el culo.
Me sorprendió muchísimo. Una tan puta como ella parecía era virgen por el culo. Manu me contó que llevaba mucho tiempo sin follarse a alguien por el culo hasta que se folló a Celia, antes de conocerme a mí, ya que Raquel no estaba preparada.
- Si la desvirgaras tú por el culo sería demasiado fuerte - le dije. La polla de Manu no era lo mejor para empezar en el anal. Si a mí me hacía sentir inexperta y costaba que me entrase, a una a la que nunca se la hubieran metido le sería imposible.
Llegamos a su casa y me acompañó al salón. Se sentó y me mandó arrodillarme delante de él. Parece que iba a tener otra vez la suerte de chupársela un rato más hasta que se volviese a poner dura. Me mandó sacarme las tetas y me dijo que le hiciese una cubana. Primero se la chupé un par de veces para lubricarlo y muy a mi pesar me la saqué de la boca y la coloqué entre mis pechos mientras los juntaba con las manos. Empezó a mover la polla suavemente. La veía muy cerca de mi cara, y me subí más las tetas para acercarla aún más. Aún estaba flácida y era más grande que la mayoría que hubiera visto. Quería acelerar la erección así que aproveché a chuparle la punta mientras hacía la cubana. Manu me empezó a tocar los pezones mientras aumentaba el ritmo. Cada vez que llegaba a mi boca le daba una pequeña chupadita o la lamía y notaba en mis pechos cómo se le iba poniendo más dura y más grande. Menos mal que tenía las tetas grandes porque no cualquiera podría hacerle una cubana a ese pollón.

Cuando la tuvo dura la sacó de entre mis tetas y me llevó a tumbarme en la mesa de comedor. Sabía lo que tocaba ya, ya me la iba a meter por fin. Mi recompensa. Aprovechó que no llevaba ropa interior para ni siquiera desvestirme, solo iba con las tetas fuera. Me subió las piernas a sus hombros y me la metió de un golpe, y siguió rápidamente embistiéndome una y otra vez. La sacaba casi del todo y la volvía a meter. Sentí alivio de que saciara mi coño, que había tenido ya muchos estímulos ese día pero ninguno como su polla. Me relamía aún con el sabor a polla en los labios mientras sacudía todo mi cuerpo embistiéndome. No tardé mucho en tener que gemir para liberar el placer. Inmediatamente empezó a darme azotes en el culo, que me quedaba alzado al estar en esa posición. Acompañaba cada embestida con un azote. Empecé a estimularme el clítoris y no tardé prácticamente nada en tener un orgasmo. Mis gemidos hacían eco en esa parte de la habitación y lo inundaban todo. Mientras seguía follándome pensé en Raquel y en lo que me había hecho disfrutar. Imaginé que era ella la que me volvía a follar el coño. Había disfrutado su jueguecito de doble penetración pero nada como una polla de verdad, y más la de Manu, tan gorda y tan ancha. Imaginar que era ella la que me metía ese pollón me hacía sentir más placer. Hacía poquísimo que había acabado mi primer orgasmo y tuve el siguiente. Manu se agarró a mis tetas mientras seguía machacándome, intentando ir más rápido ahora que tenía el orgasmo. Se corrió a la vez que yo lo hacía. No había durado tanto como era habitual en él, y me hubiera gustado que me hubiera acabado en la boca para saborear su semen, pero se había corrido demasiadas veces hoy y yo también tenía que recompensar su esfuerzo dejándole que se corriese mientras seguía metiéndomela.
Me había quedado satisfecha completamente ese día, y el descubrimiento de Raquel fue de lo mejor que me había pasado. Me atraía muchísimo. Desde entonces hemos vivido multitud de aventuras juntas, folladas con o sin tíos de por medio, y muchísimas cosas más.

Siento haber tenido abandonado el blog, sobre todo teniendo en cuenta que dejé pendiente contar este día, que ha sido de los mejores días de sexo de mi vida. Esta Nochevieja se la chupé a un conocido mío que sabía de la existencia del blog y me dijo que la chupaba tan bien como se imaginaba cuando me leía, lo que me recordó que debía actualizar más habitualmente. Así que lo siento mucho y espero que este relato haya merecido la espera ;)

1 comentario:

  1. Riquísima corrida a tu salud leyendo tu historia niña. Bienvenida de nuevo al blog.

    ResponderEliminar