jueves, 21 de junio de 2018

50 cosas sobre mí

¡Hola! Me he dado cuenta de que hay un montón de pequeñas cosas que quizá os pudieran interesar sobre mí, datos que os harán una idea de mi vida (sexual) y se me ocurrió copiar el famoso tag de youtube y adecuarlo al tema por el que estamos aquí...quizá algunas cosas ya las sepáis porque las he contado en mis historias, pero otras serán sorpresa!!

1. Soy bisexual, le doy a todo. No podría estar interesada solo en un género con la maravilla y las posibilidades que ambos presentan.

2. Actualmente tengo novia, Raquel, pero obviamente nuestra relación es abierta.

3. Las relaciones cerradas que he tenido han acabado en cuernos por mi parte menos la primera que tuve, porque soy incapaz de no estarme quieta. La tentación es demasiado.

4. Me he follado a prácticamente todos los amigos que he tenido, y a todas mis amigas bisexuales o lesbianas, aunque algunas "hetero" han experimentado conmigo.

5. Respecto al punto anterior, aunque a todos me los follo tarde o temprano por curiosidad, morbo, por enseñarles a hacerlo mejor...no mantengo a todos como "follamigos" habituales. Para serlo hay que ser especialmente bueno.

6. El follamigo que más años mantuve se llamaba Manu pero se mudó y solo nos vemos de vez en cuando, por supuesto rememorando esos momentos y repitiéndolos.

7. Ese Manu dejó paso a otro, el actual, la mejor polla que he probado nunca y, lo mas importante, la sabe usar. Es novio de la ex compañera de piso de una amiga y así lo conocí. Está con ella por conveniencia pero se folla a medio planeta y es que nadie se resiste una vez que se la ha visto.

8. Era muy recatada de adolescente a pesar de tener la líbido alta porque me habían enseñado que ser zorra estaba mal.

9. Ahora zorra es mi palabra favorita, me encanta serlo y que me lo digan.

10. Gimo muchísimo

11. Pero también me pone mucho tener que aguantármelo.

12. Mi situación favorita es follar con Raquel mientras Manu mira y que al final nos folle a las dos.

13. Me pone muchísimo que me insulten

14. Como era recatada, me costó mucho meterme una polla por primera vez en la boca. Cuando lo hice por primera vez me gustó tanto que cada vez lo buscaba más y más, y acabé pidiéndole a mi novio de por entonces chupársela casi todos los días: en el instituto, en el cine, en su casa aunque estuvieran sus padres...

15. Lo de chuparla en el cine es un cliché que he probado pero no es muy cómodo, así que solo lo hice una vez que estaba vacío. Me gusta más hacer pajas en esa situación.

16. Me gusta masturbarme pero prefiero tener sexo con alguien porque todo el proceso de poner cachonda a la otra persona, que me pongan a mí, ver otro cuerpo desnudo...me encanta
Y
17. Mis tetas son grandes y naturales que hago buenas cubanas.

18. Antes me resistía a que me pagaran por follar pero realmente no me importa mucho con quién porque de todo saco una buena experiencia así que hace poco empecé a decidir hacerlo por dinero. Sí, soy puta, pero no cualquiera. Decido con quién y cuándo trabajo.

19. Un cliente me pagó mucho dinero por mi exclusividad durante 3 semanas. No era el mejor del mundo así que estaba ansiosa de sexo bueno de nuevo y cuando acabaron las 3 semanas le propuse que me pagara más por verme follar con mi novia y lo hizo. Fue salvaje después de tantas ganas que nos teníamos.

20. He quitado varias virginidades

21. Nunca he hecho nada porno pero sí muchos vídeos caseros.

22. Soy multiorgásmica

23. La idea del blog vino cuando descubrí que me ponía contar mis experiencias

24. He hecho muchos tríos de dos chicas-un chicos pero pocas con dos chicos.

25. El haber hecho pocos tríos con dos chicos hace que me ponga muchísimo la idea porque es algo que he podido experimentar menos. He hecho orgías con varios tíos pero casi siempre me follaban solo a mí o eran bukkakes

26. Reconozco que con mi segundo novio empecé a salir para asegurarme el tener a alguien con quien follar. No quería admitir loque me gustaba el sexo porque seguía con prejuicios.

27. Como era tan recatada tampoco salía mucho de fiesta, pero empecé a salir más por entonces (cuando empecé con mi segundo novio) porque empezaba a cambiar. Descubrí lo fácil que era ligar así que mi miedo por no tener con quien follar desapareció y al mes de salir con ese chico ya le puse los cuernos yéndome a casa de un tío que acababa de conocer de fiesta.

28. Ahí también descubrí que me ponía el riesgo, poner los cuernos, follar con desconocidos...además de adicta al sexo era adicta a ponerle los cuernos y cada vez me la jugaba más ligando con gente cercana a él o follando en discotecas donde estaba. 

29. Mi trabajo de puta se conoce por el boca a boca (eso también da exclusividad) y he conseguido colarme en ambientes con dinero así que consigo más pasta y además me pone el lujo (es gracioso hablar de ser puta habiendo contado lo mojigata que era antes!!)

30. En mi mejor noche de fiesta me follé a 6 tíos sin relación entre sí. En bukkakes o fiestas en las que me contratan el número es mayor.

31. Podréis pensar que por ser puta tengo que follarme a viejos horribles pero os sorprenderíais de cuantos niños ricos de buen ver me contratan para bukkakes o porque buscan a alguien con experiencia. No acepto a gente que no me gusta a no ser que paguen mucho o vea algún beneficio.

32. Cuando paso el fin de semana en casa de Manu tengo la obligación de chuparsela siempre que me lo ordene. 

33. Me gusta mucho hacer mamadas mientras el tío hace otra cosa. Con Manu lo hago mientras ve la tele o trabaja. 

34. Estuve una época haciendo un trío con dos amigos, un chico y una chica supuestamente hetero que eran pareja. Ella le concedió el deseo de hacer un trío aunque no estaba muy convencida pero flipó tanto con cómo le comí el coño (dicho por ella) que me pidieron repetir más veces.

35. Me gusta tragarme las corridas tras una mamada pero también me gusta que se me corran en la cara así que en un bukkake siempre busco las dos cosas. La corrida es el resultado del trabajo bien hecho.

36. Si salgo de fiesta y sé que voy a acabar follando en algún baño llevo falda o vestido sin ropa interior para no tener que desvestirme mucho. Se levanta rápido y me la pueden meter enseguida

37. Muchas chicas no consiguen llegar al orgasmo solo con penetración, sin estimulación del clítoris, pero yo sí puedo. Aunque si me lo estimulan es mil veces mejor, claro. Pero es genial llegar tan fácil y varias veces.

38. Mi primera experiencia con una mujer fue con mi compañera de piso Celia. 

39. Celia y yo tuvimos una época en la que me trataba de forma parecida a la que Manu me trata ahora, debía estar siempre disponible para su disfrute y como vivíamos juntas significaba que debía estar dispuesta a follar con ella SIEMPRE. Todos los días le tenía que comer el coño varias veces, para mejorar.

40. La noche que más pollas he chupado el número ascendió a más de 20. Era una fiesta en la que me pagaron una pasta por meterme en una habitación, desnuda y con los ojos tapados y chupársela a todo el que entrara. Estuve horas, acabé con los labios hinchados y no me tragué todas las corridas pero la mayoría sí acabaron en mi boca. Se supone que no me podían follar pero la mayoría de ellos me lo pedían. Me guiaba por cómo eran sus pollas para decirles que sí o que no y dejé que cuatro sí me follaran. 

41. No me gusta el BDSM como tal pero no me importa que me la metan por el culo sin mucha preparación aunque duela, los golpes y azotes en el culo y que me insulten o me tiren del pelo. 

42. Me he tirado a tres famosos.

43. Lo que más me gusta es chuparla, eso ya lo sabéis. Da más placer una buena follada por el coño o un cunnilingus pero las mamadas están en el primer puesto por lo que implica: me pone más tener el objeto de deseo en mi boca más que en mi vagina, sé hacerlo tan bien que creo que a los tíos les gusta más que follarme, puedo notar bien su forma, su tamaño, la corrida en mi boca es súper reconfortante...eso lo acaba haciendo mejor que nada 

44. Raquel y yo nos turnamos y una domina a la otra según nos apetezca ese día. 

45. Con Manu y Raquel estuve follando un día casi entero, desde por la mañana hasta entrada la noche. Siempre alguien follaba con alguien, mientras la otra persona descansaba si es que no podía más. 

46. Le hice coger a un tío una llamada de su novia mientras me lo tiraba porque me ponía. Se lo hice lo más difícil que pude para disimular que le estaban haciendo la mamada de su vida. Muchas veces ahora le pido a Manu que llame a su novia cuando me lo follo pero no siempre me lo concede

47. También yo he llamado a un novio cuando me estaban follando. Además lo hice adrede porque me estaban metiendo una polla por el coño y otra por el culo y les dije que si les pondría que me lo tuviera que aguantar hablando con él. Me puso a cien y fue realmente difícil. Fue uno de los pocos tríos que digo que he hecho con dos hombres.

48. Donde vivo sí me he creado fama de guarra pero me da igual. Si acaso me ha servido para que se me acerquen más y tirarmelos sin ningún esfuerzo.

49. Tengo muy buena genética pero también me curro el cuerpo a base de gimnasio y dieta porque sé que estar buena me ayuda a ligar más. Sobre todo ahora es parte de mi trabajo resultar atractiva 

50. A veces cuando estoy escribiendo en el blog tengo que parar porque recordando y escribiendo me pongo cachonda. Acabo necesitando un dedillo rápido o un cunnilingus de Raquel. 


Si vosotros os ponéis cachondos decídmelo porque me pone muchísimo también leerlo. Si he conseguido que os hagáis alguna paja mientras ya sería lo ideal... Sé que escribo muuuy de vez en cuando pero tengo poco tiempo y a veces tengo que escribirlo de varias veces por lo que digo de parar para “aliviarme”...en fin, espero que os haya gustado saber algunas de mi peripecias y sobre mi nuevo trabajo, aunque no nos engañemos, yo llevaba siendo una puta mucho más tiempo jaja

martes, 28 de noviembre de 2017

Devirgando analmente a mi novia

Por si alguien no conoce toda la historia, Raquel es mi novia. Nos conocimos en un trío con uno de los tíos que me tiro habitualmente y quedamos prendada una de la otra. Ella prefiere mujeres, pero de hecho acaba follando casi tanto con hombres como con mujeres porque, como yo, adora tener toda la boca ocupada por una buena polla. Por supuesto, el sexo vaginal lo disfruta como la que más.Sin embargo, nunca se ha dejado dar por culo, y de algún modo, pese a comerse las pollas de tres en tres y tener el coño bien abierto, eso le daba una inocencia que me volvía loca. Ella me domina y me tiene a su merced en el sexo pero por un día, yo la dominé a ella.
Tras unos meses conociéndonos y follando (sobre todo esto) lo nuestro traspasó el sexo y comenzamos una relación, pese a lo poco dadas que somos ambas para eso. Por supuesto, es una relación abierta.

Por eso Raquel me dejó a mí, y no a ningún tío, ser quien la desvirgara por el culo. Ese día me preparé a conciencia. Me recogí el pelo en dos coletas, como le gustaba a ella, y le empecé comiendo el coño un rato, relajándola y lubricándola. El coño de Raquel sabe riquísimo, me encanta pasar la lengua por sus labios, rozar el clítoris, introducirme dentro y sentir cómo aumenta el flujo vaginal...Me levanté y me puse a cuatro patas mientras ella se ponía un arnés con una polla para follarme. Normalmente usábamos arneses dobles que nos penetraran a la vez, pero si queríamos durar más utilizábamos el normal. Raquel se puso uno normal, pero de los más grandes, y me lo metió por el culo. A mí me entraban fácilmente por mi costumbre. Quería que me follase primero a mí el culo para que recordase lo rico que se siente ver el culo abierto de tu compañera, tirar de su pelo como ella tiraba de mis coletas y oír sus gemidos. Yo también iba a hacerlo después. Las embestidas que me daba Raquel eran propias del mejor de los hombres, como si hubiera nacido con polla. Me sacudía hacia adelante y hacia atrás.
Mi plan era parar antes, pero sin ni siquiera haberme tocado el coño me llegó el primer orgasmo. Decidí parar ahí y le mandé apartarse, muy a mi pesar y jadeando. Quería que me siguiese jodiendo el culo pero quería mas hacérselo yo. La besé y me junté a su cuerpo deseosa. Noté en mis pechos sus pezones clavándose, duros. Al pasar la mano por su coño se lo noté aún mas mojado. A mi putita le encantaba someterme por el culo.
Me puse yo un arnés, pero más pequeño que el que ella había usado conmigo. llevé a Raquel enfrente de un espejo grande que tenía en su habitación, de forma que me viese al metérsela. Además allí habíamos colocado una cámara para grabarlo, y había otra pequeña colocada en mi arnés que utilizaba siempre ella cuando me follaba. Se había recogido el pelo para que yo también tirase de él como ella hacía. La puse delante de mí e hice que agachara el torso. Por fin iba a sentir lo que era la penetración anal y yo sería la elegida para hacérselo. Empcé metiéndole un dedo. Se puso rígida y jadeó un poco de dolor, así que para hacérselo más llevadero le iba masajeando el clítoris. Parecía antinatural esa carita de inocente virgen en aquella zorra. Apoyaba las manos en la cama y su culo estaba en pompa delante de mí. Veía sus tetas colgando por la posición, grandes y tiernas. Quizá debí haber hecho más preliminares pero necesitaba verla ya gimiendo y disfrutando, así que no tardé en meter otro dedo más. Raquel se sacudió y con ella sus tetas. Qué difícil era controlarse viendo eso. Tras un poco de tiempo acostumbrándose le saqué los dedos y le metí la punta del consolador. Fui a poco a poco, mirando su cara con las mejillas encendidas, el ceño fruncido y la boca abierta, apretando los dientes y soltando pequeños gemiditos. Dudaba de si me gustaba más su cara o su culito delante de mí, abierto y con una polla (aunque fuese de mentira) entrándole. Se me estaba haciendo muy difícil ir despacito, menos mal que no me había puesto el arnés que me penetraba a mí también porque no me habría resistido tanto. Echaba hacia atrás y volvía a metérsela, a cada vez un poquito más.

Al rato, cuando ya se había acostumbrado un poco y gracias también a que le estimulaba el coño y la ponía cachonda, fui viendo como los gemidos se volvían de placer. Empecé a moverme sacándosela y metiéndosela con más rapidez, aunque aún no del todo. Las tetas se le iban sacudiendo con las embestidas y aumentó el volumen de los gemidos. Aparté la mano con la que le estimulaba el clítoris para agarrarle el culo con las dos manos. Quería que se centrara en el placer anal. Me ponía cachondísima tenerla a mi merced agachada, gimiendo, con los ojos cerrados, las mejillas rojas y la boca abierta. Cada vez que me metía un poco más gemía de pronto, con dolor, hasta que se acostumbraba. Y eso que no era una polla muy grande, la habíamos comprado especialmente para ese momento. Pronto tendría que acostumbrarse a más, a que le entraran como a mí.
Me puse más cachonda de pensar en el futuro momento en el que viese cómo una buena polla enorme le entraba por ese culo, así que me dispuse a cambiarme el arnés por uno que también me penetrase. Necesitaba satisfacerme ya. Tenía el coño ya empapado y ansioso. Pero Raquel me paró. Me dijo que le gustaba pero aún le dolía un poco y no quería que le diese más fuerte.
- ¿Me quería correr dándote por el culo y no me vas a dejar? - dije molesta. Entendía que estuviese dolorida pero era mi turno de disfrutar. Fui hacia la cama mientras la llevaba agarrada del pelo. Me quité el arnés y abrí las piernas - Cómeme el coño, me lo debes.
Inmediatamente obedeció, consciente de que ahora me debía placer. Se arrodilló y metió la cabeza entre mis piernas. Su lengua empezó a hacer maravillas en mi clítoris, y luego introduciéndose en mi vagina. Tal como me gustaba, no empezó poco a poco sino que me lo comía con ansia, con deseo.
Seguramente mi coño tan mojado como estaba a esas alturas se le hacía irresistible. Empecé a notar el cosquilleo del orgasmo cuando llevaba un rato con mi clítoris . Pasaba la lengua por él y después la introducía un poco, para volver al principio. Le cogí la cabeza por la nuca para que metiese más la lengua mientras me incliné para verla hacérmelo. Allí estaba con los ojos cerrados y su lengua experimentada pasando como loca por mi coño.
- Eres una virgen de mierda - dije. Ella siempre me insultaba al follar y me ponía muchísimo. Sabía que le pasaría lo mismo. A partir de ese momento no pude parar. Los gemidos y los insultos se alternaban - Cómeme el coño, zorra. Sí que te tiene que estar doliendo el culo que ni te estás concentrando bien en comérmelo.

Me lo estaba comiendo genial pero no iba a darle la satisfacción de saberlo. Noté el orgasmo llegar, finalmente, recorrerme todo el vientre y envolverme. Mis rodillas se cerraron prestando a Raquel contra mí y le incliné la cabeza más entre mis piernas para que no pudiese mirarme morderme los labios, aguantándome los gemidos. Seguramente habría podido darme muchos más orgasmos a base de comermelo, pero la paré. Necesitaba hacer otras cosas con ella, y castigarla.

- Para, para, que lo estás haciendo fatal.
- Pero si estoy haciéndolo como siempre - me respondió
- Pues no me gusta, y no me repliques - le di una torta. Su carita culpable por no satisfacerme quedó con la boca abierta, las mejillas rojas, y me puse más cachonda. Me levanté y fui al armario donde estaban nuestros juguetitos, el sitio donde guardábamos también los arneses que habíamos utilizado hoy. Cogí el consolador más grande. - Me das pena de lo virgen que pareces hoy, así que te voy a recordar lo abierto que tienes el coño.Túmbate.

Inmediatamente se subió a la cama y se tumbó. Me puse encima y le metí dos dedos en el coño. Me salieron completamente cubiertos en flujo. Estaba cachondísima, tanto o más que yo. Cuando le metí el consolador se estremeció y soltó un suspiro de alivio. Con lo que había costado meterle algo por el culo, y por el coño le entraba una polla gigante sin ningún problema. Cuánto se había perdido Raquel con el anal. Pronto le dejaría el culo tan abierto y acostumbrado como el coño. Puse la cabeza entre sus piernas y empecé a chuparle el clítoris mientras seguía metiéndole y sacándole el consolador. Hacía círculos con la lengua al mismo tiempo que movía de la misma forma el consolador dentro de ella. Empezó a gemir más fuerte. Cuando noté que llegaba al orgasmo, me aparté y se lo saqué del todo

- No, no...sigue...- me suplicó. Había acertado, le había cortado el orgasmo. No le hice caso, estaba castigándola. Me metí el consolador en la boca, chupando todo el flujo que tenía. Vaya mono me estaba entrando de comerme un pollón. Me enfadé más porque ahora me apetecía romperle el culo a Raquel y comerme una buena polla, y no podía hacer ninguna de las dos. Seguí chupando un rato hasta que la dejé bien limpia. Qué bien sabía el flujo de mi putita. La ví llevarse una mano al coño para seguir dándose placer ella misma y la paré.
- ¿Te tengo que atar para que estés quieta? - dije. Me subí encima de ella y llevé su mano a mi coño - Espero que esa manita fuese para hacerme un dedo a mí.
Obedeció sabiendo que merecía el castigo y me metió los dedos mientras me tocaba el clítoris. Disfruté un rato, pero la hice parar antes de perder el control. Volví a colocarme delante de su coño y le metí el consolador de nuevo, esta vez de un golpe. En vez de un suspiro de alivio soltó un gemido. Volví a comerle el coño a la vez que sacaba y metía el consolador. Gemía a todo volumen. El orgasmo le llegó mucho antes, pero de nuevo paré todo y la oí gemir de impotencia.

- ¿Qué quieres? - pregunté
-Correrme, sigue, sigue...-suplicó
-Pero si tú no me dejaste correrme a mí dándote por el culo. Ahora te jodes. Yo no estoy aquí para hacerle favores a vírgenes de mierda. - le dije despacio, susurrando. Me había vuelto a subir encima de ella y rozaba mi coño por su vientre, dejando un rastro de flujo - Solo sabes calentar y luego dejar a medias. Vas de que quieres polla y cuando te meten una de plástico gimoteas.
Me levanté de encima de ella, y se lo metí de nuevo. Sabia que esta vez tardaría aún menos en llegar al orgasmo, después de todas las veces que le había cortado justo antes. Me tumbé encima de ella y le empecé a susurrar al oído "zorra", "zorra", zorra". Aumentó de nuevo el nivel de sus gemidos y yo le grité con más fuerza. Paré nuevamente de pronto.
- Por favor, por favor - volvió a suplicar. Decidí darle lo que quería. Me volví a levantar y fui a por un arnés doble para finalizar por fin aquello.. Debería haberla seguido castigando pero mi propio coño me pedía que le metiese algo y ya tenía muchas ganas de follármela. Una vez tuve yo dentro una de las pollas le metí la otra a Raquel de un golpe y empecé a moverme como loca encima de ella. Los gemidos de las dos se unían y aumentaban de volumen. Empujé todo lo que pude para metérsela hasta el fondo con cada embestida, a la vez que se me metía hasta el fondo a mí también. Había privado a Raquel del orgasmo tantas veces que duró poquísimo antes de correrse por fin. Para ella era una follada de necesidad más que de placer.
-Qué puta inútil, mira cómo te corres de rápido - le dije mientras aún duraban los últimos segundos de su orgasmo - Ya no tengo tan claro que seas una zorra, creo que eres una monja, una puta estrecha que no aguanta nada.
Podría haber seguido dándole orgasmos pero con uno, con lo mal que se había portado, era suficiente. Yo sí quería varios orgasmos, así que me quité el arnés y me senté sobre su cara. Supo directamente qué hacer y me comió el coño dedicándose a ello por completo. Disfruté de esa comida  lo grande, gritándole y separando las piernas todo lo que podía para que su lengua llegara bien donde quisiera. Por fin me llegó el clímax otra vez y metí prisa a esa puta para que me lo comiera bien mientras disfrutaba del orgasmo. Tiré del pelo de su nuca y le ordené que lo hiciese mejor. Después me levanté y observé su boca llena de mis flujos vaginales. Necesitaba más.
Cambiamos de postura, esta vez la mandé arrodillarse en el suelo y abrí las piernas todo lo que pude. Me estuvo comiendo el coño más de una hora, y perdí la cuenta de los orgasmos: cuatro, cinco.... Tenía el coño chorreando, me había corrido tantas veces que estaba agotada. Mi flujo cubría toda la boca de Raquel, que incansablemente buscaba darme más placer. Cada vez que notaba que estaba teniendo un orgasmo se empleaba más buscando cada recoveco de mi coño, llegando con su lengua y sus dedos mágicos a cada rincón. Me quedé dormida de agotamiento mientras pensaba en la próxima vez que le rompería el culo. Ya estaba ansiosa, ahora teníamos otra cosita más con la que jugar.



sábado, 3 de diciembre de 2016

Desesperada por mamadas

¡¡Llevo mil años sin pasarme por aquí!! La verdad es que nunca encontraba el momento idóneo, y eso que me han pasado muchas cosas. No sé si lo conté, pero Raquel (si no sabéis quien es podéis leer relatos anteriores) y yo estamos saliendo. Obviamente es una relación abierta, ninguna podemos estar sin pecar por ahí jajaja. Tengo un montón de experiencias que empecé a escribir y nunca terminé. A ver si me paso más a menudo, me he puesto a leer y no me acordaba de lo que me gustaba contaros cosas. Lo siguiente me pasó en verano, espero que os guste


Hace un tiempo, mi follamigo Manuel se fue de viaje durante 15 días y mi novia Raquel y yo habíamos estado dedicándonos casi en exclusiva la una a la otra. Yo ya me estaba impacientando porque tenía muchas ganas de chupar una polla de verdad, pero me propuse no buscarme ningún tío por ahí para comersela a Manu con más ganas cuando volviese. Por algo era mi polla favorita. El problema es que justo cuando iba a volver, me surgió una emergencia a mí y tuve que irme a mi pueblo. Un pueblo pequeño en el que pasé un mes, y no hay nada ni nadie. Hay muy poca gente de mi edad allí, y de esos solo está follable un amigo mío (que también se llama Manu, casualmente, pero no es el mismo. He hablado de él en otras ocasiones) pero desde que se mudó tampoco va al pueblo mucho. Así que hacía más de mes y medio que no me comía una polla, y con el buen ritmo que llevaba antes de esto estaba que me subía por las paredes. Al final ya me daba igual con quién, pero necesitaba follar o por lo menos comerme alguna.
Cumplido ese mes y medio sin chupar, llegaron las fiestas de un pueblo cercano y vi mi oportunidad. No es que los pueblos sean el mejor sitio donde buscar gente para follar pero era uno más grande que el mío y siempre iba gente joven.
Entre aquella horrible música de pueblo busqué un grupito de chicos apetecible. Me invitaron a un cubata de botellón que llevaban. Poco a poco fui apartando a uno del grupo con bailoteos, susurritos y picos que cada vez iban a más. Era jovencito, tendría 18 o 19 años. Si me era fácil conquistar a un hombre, a uno así más. Por eso me había acercado a ellos, necesitaba algo rápido. Entre toda la gente, nadie vio como le tocaba el paquete e incluso metí la mano por su pantalón. Cuando le susurré "ven conmigo" no tardó nada en seguirme, por supuesto.
Me relamí mientras pensaba en un lugar privado al que ir, pero el chaval me dijo que tenía el coche aparcado unas calles más para allá, y que podíamos ir. Cuando llegamos allí le empujé dentro de los asientos traseros, me senté a su lado y le desabroché los pantalones. Le saqué la polla de los calzoncillos. No era lo mejor, era normal, pero me pareció el paraíso. Me agaché sobre él y me la llevé a la boca enseguida, soltando un gemido de alivio y de gusto. Creo que el chaval no se lo creía. Yo no quería sacármela ni un milímetro de la boca. Saboreé todo su contorno, su largura, las venas, lo dura que estaba. Me duró poco, el chico me dijo con voz temblorosa "me voy a correr" antes de que pasaran en 5 minutos. No me inmuté y seguí chupando hasta que noté la explosión de semen en mi boca. Volví a gemir de gusto. Ese dulce manjar que tanto había echado de menos volvía a mí. Disfruté de su sabor mientras lamía desesperada buscando apurar cada segundo antes de que se le bajara. Me quedé con tantas ganas de más...pensé en formas rápidas de chupar más.
El chico aún no había recobrado la tranquilidad cuando me senté sobre él y me saqué las tetas de la camiseta, dejándoselas delante de la cara
- Te dejo un rato para recuperarte y te dejo que me folles si les dices a tus amigos que vengan a que se la chupe.
Entre la mamada y la sorpresa de mi propuesta el chico tardó en reaccionar
-¿Quieres chupársela a ellos? - titubeó. Asentí ansiosa.
-A todos - respondí. Había otros 3 chicos con él.
-¿Por qué?
¡Me pregunto por qué! Yo allí, sedienta de chupar más, deseando más pollas para mí, más semen calentito por mi boca...y me entretenía con esas cosas. Pues porque amaba hacer mamadas, porque estaba de sequía, porque sus 5 minutitos no me habían saciado en absoluto.
- Porque me gusta y quiero, ¿te vale?
Asintió y sacó el móvil. Pidió a uno de sus amigos que viniera y cuando el chaval se acercó al coche salió para hablar con él. Ni siquiera me molesté en taparme las tetas de nuevo hasta que el otro chico entró, con una sonrisa en los labios. No sé si era guapo o feo, si estaba bueno o no, pero no me importaba.
-¿De qué va esto? ¿Es verdad? Ufffff - sus propias preguntas se vieron interrumpidas cuando me vio los pechos. Vi cómo se le agrandaban los ojos.
- Hoy es tu día de suerte - dije sonriendo. Me senté sobre él como había hecho con su amigo para que tuviese unas buenas vistas de mis tetas y empecé a frotarme contra su paquete. Ni dos minutos tardé en notar la dureza bajo mi coño. Me aparté para sentarme al lado de nuevo mientras él se desabrochaba ansioso y me lancé contra su polla en cuanto la sacó. Esta era algo más grande pero no demasiado. Otro gemido de placer ante la sensación de chuparla. Es increíble cómo me da casi más placer una polla en la boca que en la vagina. Hay que ser bien agradecidas con las cosas buenas de la vida, y no hay nada mejor que una polla, así que hacer mamadas es inclinarte hacia ese regalo de la naturaleza, mostrar tu admiración y saborear su piel, su forma, su sabor.
En otras ocasiones abría los ojos para mirar al tío pero ese día los tuve cerrados todo el rato de lo que estaba disfrutando. Todos mis sentidos estaban enfocados hacia la mamada. Oía el "chup" de cuando me apartaba de ella por un segundo para seguidamente volvermela a comer, notaba en mi lengua cada vena, cada curva; notaba todo su sabor...estaba a punto de darme un orgasmo sólo por chuparla.

No me enteré cuando los otros dos chicos que faltaban llegaron junto al coche, supongo que porque les llamaría el chico al que ya se la había chupado para avisarlos también. Me enteré porque oí la puerta del coche abrirse y la voz del chico al que se la chupaba, entre gemidos:
-Mirad, mirad esto, joder
Si algo hacía falta para ponerme más, era oír esa admiración y placer en su voz, y saber que me estaban observando. Desde ese ángulo seguramente veían cómo la tenía toda dentro de mi boca y como mis tetas caían sobre una de las piernas del chico, enormes y jugosas.
Sabiéndome observada empecé a hacer espectáculo, subiendo y bajando la boca, introduciendo y sacando la polla. Me forcé a abrir los ojos mientras lo hacía y a mirarles. Se reían nerviosos, excitados. Era perfecto. Estarían duros como piedras y no tendría que calentarles antes de chupársela cuando fuera su turno.
- ¿Y a nosotros también, guapa? - preguntó uno de ellos.
Le miré intensamente mientras subía la boca, con los labios hacia afuera, por toda la largura de la polla hasta que salió entera. Me relamí los labios antes de responderle
- Sí, por favor - dije poniendo voz de niña buena y haciendo un pucherito. Sin dejar de mirarle volví a bajar a la polla. Estaban como locos. "Hostia, hostia, hostia" oí que decía uno de ellos, sin creerse su suerte. El chico cuya polla tenía toda mi atención les mandó cerrar la puerta. "Solos" de nuevo volví a entregarme a él.
-¿Y sexo? ¿Quieres sexo? - preguntó de pronto - Aparte de chuparla
Casi me sentó como un insulto. ¿Tienes el privilegio de disfrutar de una de mis mamadas y te pones a pedir otras cosas? Encima consideraba las mamadas algo aparte del sexo, cuando eran parte de él, y de las más importantes. Le disculpé porque el pobre pensaba que si mis mamadas eran así, follarme debería ser la hostia. Y no le faltaba razón. A pesar de seguir con ganas de polla me resigné y me aparté de la polla. Me senté encima de él, abriendo las piernas en torno a las suyas y volviendo a ponerle delante mis tetas.
-Pues claro. Pero pensé que te gustaba cómo la chupaba...-dije con otro puchero
-S-sí...-dijo, mirándome directamente a las tetas. Estaba absorto
-Hacemos un trato - levanté las caderas y me senté de pronto sobre su polla, metiéndomela hasta los huevos, toda su largura dentro de mí. Me recorrió un escalofrío de placer. Había echado de menos tanto chuparla que se me había olvidado que también echaba de menos tener un buen pene dentro de mí. - Follamos un ratito, pero te corres en mi boca.
Pronuncié las últimas palabras bajito, sin moverme. En cuanto acabé de decirlas empecé a marcar el ritmo, poco a poco, sin prisas, disfrutando de la entrada y salida de la polla. Él se inclinó hacia atrás de gusto, pero debió cambiar de idea porque pronto echó la cabeza para adelante para hundirla en mis pechos. Miré por la ventanilla y vi que los chicos no estaban. Se habrían alejado para dejar intimidad. No podían ver mi cabalgada improvisada sobre su amigo.
Cuando el ritmo aumentó demasiado para este pobre inexperto me quité de encima. Corriendo, sin dejar descanso, me senté a un lado, en mi posición de chupar, y me incliné. Empecé a chupar salvajemente, arriba y abajo, haciendo mucho ruido, devorando con ansia. El semen salió a borbotones mientras gemía extasiado. Me lo tragaba según salía, sin saborearlo, de lo ansiosa que estaba. ¿Se puede estar sedienta de semen? Yo sí.
Como una adicta, mis dosis de polla se me hacían insuficientes y cuanto más chupaba más necesitaba. Se me hicieron eternos los segundos que tardó en recuperarse desde que me saqué su polla de la boca, hasta que se abrochó y salió del coche.
Salí detrás buscando aire fresco, y a mi siguiente chico. Estaban sentados en una piedra unos metros más lejos. Se levantaron al instante
-Mi turno - dijo uno de ellos.
-No, no, yo primero, habíamos quedado. - dijo el otro.
Me propuse a chupársela a la vez a los dos, pero parece que no les gustó la idea. Cogí a uno de los dos al azar y me lo llevé al coche
-¿Por qué haces esto? Sin conocernos, ni nada. - preguntó. Otra vez con las preguntas.
-Porque me gusta, porque no follo aquí - dije sinceramente - Y ahí está la gracia, en que no os conozco.
En lo que había estado con el otro chico a este se le había bajado la erección, pero no tardé en ponerle  duro enseñándole mi ausencia de ropa interior y mis pezones duros delante de su cara. Le empecé a desabrochar el pantalón mientras él me tocaba las tetas. Ninguno de los otros se había atrevido antes a tocarlas con las manos, no sé si por el respeto que les inspiraba y su inexperiencia, pero agradecía que alguien les tomara consideración. Por eso, aunque su polla no era gran cosa, hice un poco de teatro y puse cara de sorpresa cuando le saqué el pene de la ropa interior, y me relamí los labios. Bueno, puede que no fuese tan fingido, seguía apeteciéndome comerme una polla fuese cual fuese.
Con esta me regalé más tiempo, sin metérmela a la boca al principio, simplemente pasando la lengua por ella, inspeccionando el terreno. Fui desde el glande hasta los huevos, deteniéndome también en ellos y dedicándoles unas cuantas caricias con la boca. Volví a la polla y esta vez sí me la metí en la boca hasta la mitad. Chupé un ratito, disfrutando de un nuevo pene, su sabor y su textura. No aguanté mucho hasta metérmela hasta el final. Tenía un tamaño normal pero unas venas gordas y marcadas que no había advertido en un principio y que me sorprendieron gratamente. Por eso en seguida empecé a girar mis labios en torno a ella, notando las elevaciones donde estaban las venas, notando la firmeza de la piel, el calor. Cuando me separé para chupar solo la mitad de nuevo, me empujó la cabeza y me la metió del todo. A muchas chicas eso les agobia pero yo agradecí su interés. La succioné y lamí mientras procuraba tenerla entera en la boca.
Cuando empezó a correrse me empujó aún más la cabeza. Yo apreté y succioné acompañando sus gemidos y el pequeño movimiento que hacía con las caderas para penetrarme más la boca. Mientras se corría me tocaba los pezones con la mano libre. Una vez más noté el semen en la garganta y tragué con gusto. Me había gustado esa polla, aunque inicialmente no pareciera tanto. El tío había sido activo y agradecido y las venas marcadas eran un punto a favor. Pero una buena polla significaba que volvía a estar cachonda perdida y mi coño necesitaba que también le hiciesen un favor.

El siguiente chico también necesitó un poquito de preliminares para ponerse a tono, pero me sorprendió siendo aún más atrevido que el anterior y mandándome chupársela enseguida, que "para algo había esperado tanto". Me puse a ello enseguida. Autoridad, me ponía. Cuando se la sacó de los pantalones me llevé una grata sorpresa. Era la más larga de las de la noche, y bastante ancha, que es lo importante. Definitivamente necesitaba follármelo. La tomé con las manos y me acerqué la boca a ella rozándole el glande con los labios. Debía aprovechar que era la última, y parecía la mejor, así que cerré los ojos y pasé la lengua despacio por toda ella. Quizá era lo cachonda que estaba ya, pero me supo deliciosa, la más rica de la noche. Empecé entonces a follarmela con la boca, sacándomela y metiéndomela por completo, forzándome hasta introducirme parte de los huevos, y succionando de vez en cuando. Cuando me la volví a sacar entera lamí desde los huevos hasta arriba, lentamente y mirándole a los ojos.
-Quiero que me folles - le dije
Sin decir nada me agarró de los brazos y tiró de mí para que me subiera sobre su regazo. Me senté directamente sobre su polla y solté un gemido de alivio.
-Eres el único que me he follado hoy - dije. No era verdad, había tenido algo con el chico anterior pero sí que era el mejor. Su polla le recordó a mi vagina lo que era un buen pene en condiciones.
-Pues gírate que te voy a follar el culo también- me preguntó. Sí que era osado y autoritario. Y yo a alguien que es así, que me pone cachonda a ese nivel, le hago caso en lo que me mande. No esperaba ese nivel de amante esa noche. Pensaba chupársela a cuatro niñatos e irme satisfecha, pero ahí estaba, dejando que el chico primero decidiese follarme el coño y luego el culo, sin importarle mi plan inicial. Con mucho pesar me levanté, sacando la polla de dentro de mí, y me giré. No era fácil que te diesen por el culo en un coche pero no era mi primera vez. Me senté sobre sus rodillas e incliné el cuerpo hacia adelante, apoyándome en el asiento delantero. Me cogió las nalgas y me levantó. Inesperadamente me dio un azote. Gemí. Me atrajo hacia así aún agarrándome del culo y poco a poco me la metió. Es maravilloso sentir una polla entrándote por el culo, mucho más prieto que la vagina, notando como parece que nunca acaba. A merced de la otra persona, de espaldas.
En cuanto la tuve dentro volví a moverme, saltando sobre él, moviendo las caderas lo más rápido que podía. Sus gemidos eran cortos y fuertes, varoniles. Aquel chaval tenía futuro. Me estaba taladrando como un profesional. De vez en cuando me daba otro azote que magnificaba la sensación de su polla dentro de mi. Me agarró de las tetas y me inclinó hacia atrás. La sensación de estrechez en mi ano subió aún más en torno a su pene, y gemí de placer. Me puso la mano en el clítoris y frotó, subiendo la velocidad de las embestidas. Sus gemidos sonaban justo al lado de mi oído. Empecé a sentir el cosquilleo del orgasmo, él lo notó y entró aún más. La otra mano me acariciaba el cuerpo y se detenía en mis tetas. El orgasmo llegó a su plenitud, y sin parar empezó a hablarme
-Estaría dándote por el culo hasta correrme pero sé que los demás se han corrido encima de ti, y yo no soy menos. Chúpamela.
Continuó hasta que el orgasmo acabó y me bajé de su polla, aún temblando del gusto, para hacer lo que le debía por ser tan bueno. Se la mamé como si besara a mi único y verdadero amor. No cerré los ojos porque quería mirarlo a él o mirar la polla que tanto placer me había dado. Lamí y lamí, rodeándola con los labios, metiéndomela entera en la boca mientras mi mano se ocupaba de sus testículos, hasta que el semen caliente y delicioso llegó a mis labios. Me tragué parte nada más que salió, mientras apuraba las últimas succiones, y dejé que las gotas finales me salpicasen por la cara. Miré al chico con una sonrisa y relamiéndome. Estaba satisfecho. Di pequeñas lamidas a su pene, aún erecto. Después me senté en su regazo y dejé que me acariciase el cuerpo y los pechos mientras recuperaba el aliento.
-Mentirosa - me dijo - Sé que no soy el único que te la mete hoy. Piensa en mí ahora.

Vaya si lo hice. Cuando volvió a entrar el primer chico, al que le había prometido que follaríamos, yo aún pensaba en lo bien que me había sentado aquel pollón, y que lo que me follaría ahora no era nada en comparación, pero tampoco iba a hacerle ascos.
Medio trabajo estaba hecho porque vino con la polla ya dura. Me senté sobre él de inmediato. Estaba claro que esa polla no era tan buena como la anterior, pero todo me sirve. Salté sobre él soltando pequeños gemidos, acompañados de los suyos.Sabía que no iba a poder darme un orgasmo él mismo, así que empecé a tocarme yo. Eso le puso aún más cachondo y noté que aumentaba el ritmo. Conseguí el clímax al cabo de un rato y gemí en su oído. Me dijo con un hilo de voz que se corría y salté aún más, sin dejar de frotarme el clítoris. Moví las caderas para introducirme todo lo que pudiera su pene. Al final no me había ido tan mal y me había saciado, y hasta nos habíamos corrido a la vez. Como despedida y agradecimiento me incliné a darle unos lametones suavecitos.

Él me dio su teléfono, aunque yo no le di el mío, y le dije que le llamaría si alguna vez lo echaba de menos. Nunca sabes si vas a tener que volver a ir de caza, y la verdad me venía bien por si volvía a quedarme en mi pueblo y sin sexo.

sábado, 30 de enero de 2016

Época de mamadas

Voy a contaros una serie de minirelatos de distintas mamadas que creo que no dan cada una para una historia aparte, así que las pondré todas juntas. Espero que lo disfrutéis ;)

Que me gusta chuparla no es una novedad para los que ya me conozcáis. Se tiene la creencia de que el sexo oral es un favor que muchas chicas hacen, y no un disfrute. Para mí, tener una polla en la boca es una satisfacción plena. Notar el tacto, el calor, todo llenándome la boca...es una de las mejores partes del sexo para mí, y sé que también para los tíos que me follo, así que nunca pueden faltar las mamadas rápidas o mamadas que hago en momentos puntuales, cuando sé que va a gustarle especialmente al tío. Tampoco va conmigo lo de "cuando te vayas a correr avísame". No voy a dejar pasar el momento cuando el tío se descarga por completo. El semen es la prueba de lo bien que se la has chupado. Para mí es hasta un dilema elegir donde quiero que se me corran, porque me pone muchísimo ver todo el semen sobre mis tetas, pero también me encanta notarlo en mis labios, en mi boca, y tragármelo. Si haces una mamada, la haces bien, y disfrutas de lo que te da la polla. 

Si leéis mis relatos de "La polla más grande de mi vida" veréis que mi polla preferida para chupar (y para que me folle) es la de mi follamigo Manu. Habiendo descubierto lo aficionado que es a los videojuegos, aprovecho siempre que le veo jugando para preguntarle si quiere una mamadita mientras. No es que consiga sus mejores partidas cuando estoy disfrutando de su pollón en mi boca, pero sé que le pone muchísimo. Él se sienta en el sofá con las piernas abiertas y el mando, y yo me arrodillo delante en el suelo. Le hago jueguecitos hasta que se empalma y empiezo mi sesión. La primera vez que lo hice también estaba la zorra de Raquel, a quien podéis conocer por el mismo relato. Habíamos estado follando las dos por un rato largo pero queríamos polla de verdad, y Manu estaba en el salón jugando. Desnudas, nos acercamos a él y le desabrochamos el pantalón. Traviesas, empezamos a chuparla a la vez, dando lametones cada una desde un lado. No tardó en ponérsele dura. Aunque nuestro plan era ir despacio ninguna pudimos resistirnos cuando la notamos aún más grande y dura y empezamos a chuparla con más ansia. Nuestros labios rozaban entre ellos mientras buscábamos meternos más polla en la boca. Nos turnamos. Primero se la metía un rato Raquel entera. Yo disfrutaba viendo cómo le llenaba la boca por completo. Los labios gruesos de aquella diosa en torno a una polla gigante, entrando y saliendo de su boca. Aunque me encantaba verla chupar pedí paso para chuparla otro rato yo. Manu casi ni nos miraba. Seguro que no era la primera vez que se lo hacían. Cualquier chica le haría lo que fuese a esa polla. Cuando se empezó a correr me aparté para que lo hiciese sobre las dos, dejándonos las tetas y el cuello llenos de lefa, que nos chupamos la una a la otra.
Las mamadas mientras Manu juega o ve la tele son habituales y me pone el reto de tener que distraerle, de que me ignore y tenga que esmerarme más aunque sé que en el fondo se muere por mis mamadas. Por mis mamadas, por mi coño o por mi culo. Le encanta mantenerme de pie, con el torso hacia adelante y el culo bien abierto para follármelo mientras ve alguna serie. Se ha convertido en una práctica habitual y me encanta.


Hace unos meses me conseguí un trabajo temporal de camarera durante un mes. A los tres días me estaba follando a mi compañero en los baños del bar tras cerrar, pero poco después cambiaron su horario y su turno acababa antes de la hora de cierre. Solo tenía libre un rato para comer. Durante los dos meses siguientes le hacía una mamada diaria mientras él comía, y me tragué todas y cada una de las corridas. Me mantenía bajo la mesa mientras comía y le hacía mis mejores trabajos, buscando que se corriera mucho y rápido. Este ha sido el período de tiempo que más mamadas he hecho, ya que a la vez quedaba varios días a la semana con Manu. Me servía para practicar y luego comerle la polla a él.

Tras esos dos meses en los que la chupé como nunca, el trabajo se acabó y Manu se fue de vacaciones con su novia, así que tuve que currarme un nuevo ligue por ahí para mantenerme en forma. Me había acostumbrado a mis pollas fijas y debía volver a la caza. Pasé una semana sin follar y después de haberme pasado follando y chupándola casi a diario empecé a volverme menos exigente con mi siguiente polvo.
Así que el día que quedé con un amigo para que me llevase en coche hasta la zona de fiesta donde iba a ligar, no aguanté ni el viaje y me puse a zorrear allí mismo. Por supuesto ya habíamos follado hacía años, pero no me había interesado volver a hacerlo y él quería ser fiel a su novia. Pero necesitaba sexo y no tenía por qué buscar más. Al principio se negó pero cuando llevé la mano a su paquete y empecé a tocárselo se dejó hacer. Le dije que nadie se enteraría de una follada rápida. Llevó el coche hasta una carretera más apartada de la ciudad y nos sentamos en los asientos traseros. Estaba a punto de metérmela cuando le llamó su novia por teléfono. Yo ya estaba con la falda abajo y el coño preparado, no me iba a quedar sin polla. Me dijo antes de contestar que era mala idea y que mejor parábamos. Pero cuando contestó, volví a sacarle la polla, que seguía erecta aunque se la había metido en los calzoncillos, y empecé a masturbarle mientras le miraba. No se resistió. Poco a poco me arrodillé y empecé a darle chupaditas sin dejar de mirarle. Hablaba como podía con la novia, con frases cortas, contestándole que estaba de camino, que se había liado un poco. Ahora yo me había comido entera la polla, y mientras la rodeaba con toda la boca pasaba la lengua por la punta. Después me centré aún más en esa zona, absorbiendo con los labios y apretando con la lengua. "No...no me pasa nada..." contestaba como podía a la novia. Yo oía la voz de ella a través del teléfono. "Tengo que colgar" le dijo a toda prisa, y justo entonces se corrió. Qué rico sabe el semen cuando llevas un tiempo sin probarlo. Abrí la boca y cerré los ojos recibiendo toda la corrida. A los dos nos había dado un morbo terrible lo de la novia por teléfono. Creo que él quería follarme también ese día, pero a mí me había valido con la chupadita, y fue cuando llegamos a la fiesta cuando me busqué a un tío que hiciera las labores. Ya que estaba, quería varias pollas diferentes aquella noche. Ese día tocó un chaval al que ni siquiera oí hablar, solo nos metimos al baño y me dio un poco por el culo y otro poco por el coño.
Lo que más me puso de aquella noche fue que, tonteando y haciendo bromas, la novia de mi amigo y yo nos morreamos durante un par de segundos, fruto de un juego y del alcohol. Ella nunca sabría que la boca que besó había tenido la lefa de su novio un par de horas antes. 

 He tenido que chupar pollas que en un principio no me habría planteado chupar, pero que por alguna circunstancia acabé haciendo. Por ejemplo, un mes que iba muy justa de dinero y no me sobraba para comprarle la maría al tío que me la pasa. Iba a pasar de ella pero las fiestas en casa de mis amigos no son igual si ellos van fumados y yo no, así que acabé haciéndole una mamadita en el baño de una de las fiestas. Mientras se la chupaba él me iba dando caladas de un porro. Se las iba pagando al momento, prácticamente. Una mamada siempre es algo que disfruto, así que acabé chupándosela a otros dos colegas suyos a cambio de otros cuantos cogollos. Desde entonces no he vuelto a pagar dinero por la maría. Cuando se me acaba, quedo con alguno de los chavales y les hago mis trabajitos. ¿Me siento una puta? Un poco. Y me encanta. Si puedo intercambiar ya no sexo, sino una simple mamada por algo por lo que ellos cobran dinero, es que soy buenísima. Aunque eso ya lo sabía.

Como veis últimamente siempre tengo la boca llena, está siendo una buena época. Si os digo la verdad, follaría casi exclusivamente con mujeres si no adorase tanto hacer mamadas, el sabor de una buena polla y su lefa en la boca y su fiereza en el coño, o rompiéndote el culo. Pero me entenderéis si me vuelven loca los pechos suaves, con pezones duros como rocas para chupar, y el chochito jugoso y mojado de una mujer. De hecho, me paso mucho tiempo con una gran mujer que he conocido hace unos meses, y que vosotros también conocéis porque ya ha salido en un relato, y en este mismo también: mi putita Raquel. Nos ayudamos de juguetes para follar como locas pero siempre volvemos a las pollas reales, sobre todo la de Manu. Tengo muchas ganas de contaros las experiencias que vivo con ella, pero no sé si os llamaría tanto la atención. Personalmente amo follar con esa zorra. Hacedme saber vuestra opinión ;)

lunes, 4 de enero de 2016

La polla más grande de mi vida 2º parte...y un nuevo chochito

Habían pasado dos días desde que el tío con el trabuco más grande que había visto en mi vida me había follado como nunca antes, y me subía por las paredes. Esa misma noche había tenido un sueño erótico con él y me había levantado con el coño mojadito mojadito. No se me había pasado en todo el día el calentón, había sido fiel a mi promesa de no follar ni masturbarme para esperarle. Incluso ahora me he puesto cachondísima nada más pensarlo y eso que ni he empezado con lo bueno (aunque me pongo cachonda con todo lo que escribo recordándolo). Tened presente mientras leéis que esto seguramente no lo haya podido escribir entero sin satisfacerme el coño ya fuese con los dedos, con el vibrador o con la lengua de Celia, que tengo las tres cosas muy a mano.
Manu, que así se llamaba el tío en cuestión, me había dejado dos días atrás con el coño y el culo completamente abiertos, y deseando más y más, bajo la promesa de follarme dos días después de nuevo. Claro tenía que esta tampoco iba a ser la última vez. Con este ha tenía dos follamigos con el mismo nombre, y esperaba que este me durara tanto como el primero.
Taconazos, top enseñando el ombligo y minifalda amplia, porque por encima de marcar culo está el poder abrirse de piernas fácilmente para follar incluso sin desvestirme. Iba con la idea de un polvo rápido en el coche antes de salir del parking. La ropa interior era algo que ese día se quedó en casa.
Llegué al parking de su trabajo y esperé junto a su coche a que saliese. Pasaban los minutos, que se hacían horas. A los 20 minutos le mandé un Whatsapp preguntándole si iba a tardar. Me respondió con una foto de su polla. El problema es que no salía solo su polla, si no una tía chupándola. Él decía que tardaría lo que tardara en correrse. Si era posible, me sentí más cachonda, y a la vez celosísima. No por él, si no por su polla. Nadie se la iba a chupar mejor que yo, ¿por qué había otra disfrutándola? Entré a la oficina desde el parking. Estaban todas las luces apagadas pero vi resplandor por donde estaba el baño. Me dirigí hacia allí y los encontré aún en medio de la mamada, ni siquiera se habían escondido un poco.
- Oh, hola Sheila - dijo Manu cuando entré - Parece que alguien estaba impaciente. Le dije a Raquel que había quedado y que hoy no podíamos divertirnos juntos, pero ha sido muy convincente
- Yo también puedo ser muy convincente para que te vengas conmigo - respondí
La otra tía ahora le estaba chupando los huevos mientras le hacía una paja.
- Podéis compartirla. ¿Estás de acuerdo, Raquel?
La chica asintió sin sacarse los huevos de la boca. Me estaba poniendo más cachonda a pesar de la envidia.
- Deja un ratito a Sheila ahora.
Dejó de chuparle los huevos a regañadientes y yo me acerqué a él rápidamente. Me arrodillé y le cogí la polla con las manos. Qué ganas de tenerla para mí. Aunque la tuviese que compartir con esa putilla seguro que Manu sabía apreciar mi mamada por encima de la suya. Por fin me la metí en la boca, llenándomela, ansiosa. Por fin tenía aquel pene en mi boca de nuevo. Lo lamí de la base hasta la punta una y otra vez, disfrutando de su largura. Pero mis ansias pronto me hicieron dejarme de lametones y metérmela entera (o lo que pudiese) en la boca. Con ella dentro seguí pasando la lengua por todas partes. Poco después noté que me empujaban. La otra tía quería que le devolviese la polla, pero no lo haría por nada del mundo. De pronto me metió dos dedos en el coño. Me pilló totalmente de sorpresa y gemí de placer. Habría descubierto que no llevaba ropa interior y lo aprovechó. Con la mano que le sobraba me giró la cara y comenzó a besarme. Le seguí el rollo, la tal Raquel sabía usar la lengua. Ahora entendía por qué Manu le dejaba chupársela. Me metió un tercer dedo y me tumbó en el suelo.
- Por qué poco se distrae esta - dijo. Tenía una voz super sensual, quizá por la situación en la que estábamos, pero me puso un montón - Yo por nada del mundo dejaba esta polla
Me sacó los dedos y se giró a chupársela a Manu, que había estado pajeándose mientras nos miraba. Quise volver a la acción yo también, pero me paró.
- Deja que me la chupe Raquel, que ella lo empezó - me dijo. La muy puta volvía a tener la polla para ella sola, estaba dándole chupaditas en la punta y tenía las manos cogiéndola por la base. Estaba sedienta de polla, viendo cómo se la chupaban a Manu y me acababan de hacer un dedo que me había puesto aún más cachonda, así que tuve la tentación de meterme los dedos yo sola. Iba a explotar de excitación. Empecé a meterme uno
- Sheila, si te haces un dedo no te dejo chupármela hoy - me dijo Manu severo. Dudaba que él quisiese quedarse sin mi mamada, pero aquella tía se la estaba haciendo muy bien y la sola posibilidad de que se conformara con eso y cumpliese mi castigo me hizo parar. - Ven aquí y levantate el top.
Me acerqué detrás de Raquel de forma que mientras ella se la chupaba Manu tuviese enfrente mis tetas. Habría visto mis pezones duros como una roca tras la tela. Empezó a tocármelos y pronto acabó chupándomelos. Paró para gemir un instante y miré abajo para ver a Raquel con la boca abierta, recibiendo todo el semen. Algo se le estaba cayendo en el escote. Pensé que si ella se había tomado las libertades de masturbarme yo podría quitarle esas gotitas de leche que tenía en las tetas. Me arrodillé junto a ella y me abalancé chupándole el pecho, y fui subiendo hasta llegar a sus labios. Compartimos la corrida que aún tenía en ellos. Aunque ya no tenía más semen en ellas, volví a bajar a sus tetas y las saqué de la blusa para chupar el pezón. Me había gustado esa tal Raquel.
- Raquel y yo habíamos pensado en que podríamos disfrutar los tres hoy. Tenemos algunas cosas pensadas...- dijo Manu a mi espalda.
- Me gustas, y te he gustado. Imagina cómo podríamos disfrutar hoy...- me dijo Raquel al oído entre débiles gemidos, con esa voz tan sensual, mientras yo seguía sin poder separarme de sus maravillosos pezones. Haciendo un gran esfuerzo dejé de pasar mi lengua por ellos
- Vamos.

En el coche Raquel y yo íbamos descubriéndonos. Sin mediar palabra nos habíamos metido las dos en la parte de atrás, pensando en lo mismo. Nos volvimos a fundir en un beso mientras nuestras manos buscaban los pechos de la otra. Toda la vida con unas tetas enormes y ambas deseábamos tener otras en las manos. Las suyas eran sedosas, los pezones grandes y duros, y solo tocarlos me provocaba tanto placer como ella cuando tocaba los míos. Bajé su cabeza hacia mis tetas y ella misma me las sacó de nuevo del top, para chupármelas y repasar con su lengua todo mi pecho como yo había hecho con ella antes. Pensé en el placer que me podía provocar esa lengua en el coño. La odiaba, sabía chupar, sabía utilizar la boca y la lengua, y eso era robarme la polla de Manu. Ella me odiaba a mí también por eso, y lo sabía. Y ambas nos revolcábamos en nuestro odio mientras él conducía y nos dejaba ponernos aún más cachondas. Pensé en que si ella tuviese polla sería perfecta. Mi sueño pronto se haría realidad.

Cuando Manu paró el coche no reconocí estar en su casa como la otra vez. Raquel se separó de mí cuando oyó a Manu bajarse. Me bajé detrás de ella y la seguí dentro de aquella casa.
- Hoy toca en la casa de Raquel - me dijo Manu al ver mi cara. Así que así era...Entramos y Raquel empezó a besarle tan apasionadamente como dos minutos atrás hacía conmigo. Acabamos en el salón, y Manu se separó
- Que te jodan, yo quiero ver el espectáculo que os traíais las dos ahí atrás.
Manu quería que siguiésemos como en el coche. No le vi problema. Me acerqué a ella y volví a besarla, mientras iba directamente con una mano a su coño. Desabroché su falda y
aparté el tanga para meterle directamente un dedo. Se hacía la digna, pero estaba chorreando como yo. Con otro dedo le froté el clítoris mientras la masturbaba.
- Nada de dedos, guapas, que para meter cosas estoy yo - dijo Manu. Le miré, estaba tocándose la polla, sentado en un sofá, poniéndosela más y más dura. Qué dilema, disfrutar de aquella mujer o ir a por él.
- Puedes venir, Sheila. Que Raquel vaya a por un juguetito. - Saqué los dedos del coño de Raquel enseguida. Sí, tenía ganas de jugar un ratito con él, y después probar aquello que fuese que me tenían preparado. - A ver, chupa, que te veo con ganas.
No podía estar más acertado. Me arrodillé y se la cogí como quien abraza a un viejo amigo. Mi excitación era máxima así que me la metí directamente cuanto pude y la acariciaba con los labios mientras dentro de mi boca pasaba la lengua por todas partes. Él suspiró agradecido. Me sentía tan bien haciendo aquello otra vez. Había encontrado un tío con una polla magnífica, perfecta. Y le encantaba que se la chuparan. Aunque obviamente, a cualquiera le encantaría que Raquel y yo le hiciésemos una mamada. Aunque los chicos solían aguantar poco cuando se la comía. Si en algo puedo echarme flores es en chupar, y mi diversión acababa pronto, aunque acababa siempre con una buena corrida sobre mí. En cambio, Manu aguantaba, y eso me hacía emplearme más, ¿es que no era tan buena como para que se corriese conmigo pronto? Sabía que sí le gustaba, sólo tenía más aguante. Pero eso me motivaba. Ahora estaba dándole lametones cortos y rápidos en la punta, mientras con una mano le tocaba los huevos. Me hizo separarme un momento para quitarme el top.
Raquel había vuelto. Estaba desnuda y traía un consolador. Pero no era uno normal, sino que tenía dos pollas, era de doble penetración. Inmediatamente supe qué pretendía y noté un cosquilleo de nueva excitación en el coño.
- Ya me has dejado la polla bien lubricadita. Vamos allá. - Manu me mandó levantarme y me quitó la falda. Me giró para ponerme de espaldas y supe lo que tocaba. Me incliné hacia adelante dejándole mi culo bien abierto. Empezó a meterla poco a poco, Mientras iba notando cómo me entraba todo aquello Raquel estaba delante de mí, y se empezaba a meter uno de los consoladores. Estaba deseando tener algo dentro del coño tanto como yo, y puso tal cara de satisfacción que me puse aún más cachonda. Me estaba entrando una polla enorme por el culo mientras veía esa escena y no podía excitarme más, necesitaba que ella también me la metiese, aunque fuese de plástico la necesitaba. Además necesitaba que Manu me la metiese por detrás del todo, se estaba tomando demasiado tiempo. Raquel se acercó a mí de inmediato y me puse erguida para recibirla. Al hacerlo mi culo se cerró más en torno a la polla de Manu a la vez que este metía lo que le faltaba de un solo golpe. Otra vez aquella sensación de ser virgen por el culo, de que me lo rompían por primera vez. Ni mi experimentado culo se acostumbraba a ese tamaño. Nada más metérmela del todo Raquel hizo lo mismo por delante. De una embestida, sujetándome por la cadera. Manu me sujetaba también. Los dos me follaban embistiéndome a la vez. Las tetas de Raquel botaban y chocaban contra las mías. Al parecer cuando me la metía, más se le metía a ella su consolador, así que las dos nos sentíamos folladas a la vez. Quería cerrar los ojos por el placer, pero los mantuve abiertos para seguir viendo a Raquel delante de mí, con la boca medio abierta, las tetas sacudiéndose y la imagen de sentir que era ese pivón quien me follaba. No era una polla de verdad, pero me valía. Esa preciosa vista, una polla gigante jodiéndome con fiereza el culo, el consolador de Raquel follándome tan bien como una verdadera polla, y lo cachondísima que estaba antes de empezar, hicieron que mi primer orgasmo llegara pronto. Ambos aumentaron el ritmo al oírme gemir, y Raquel empezó a tener el suyo poco después. Sus gemidos de placer absoluto eran como música celestial. No sabía como Manu podía aguantar sin correrse cuando tenía a dos tías como nosotras dando ese espectáculo, pero él seguía a lo suyo, yo seguía notándole entrar y salir, destrozándome el culo y haciéndome gemir más y más. Sin embargo, cuando Raquel bajó el ritmo, algo cansada por el orgasmo, él me la sacó. Solté un quejido, yo quería más.
- Hay que premiar a Raquel, ¿no crees? - me dijo. Raquel también me la sacó. Me sentí muy molesta. Quería esas dos pollas otra vez en mí. Quería más orgasmos, sabía que iban a llegar. Manu le quitó el consolador a Raquel, con un pequeño gemido por su parte, Se la llevó al sofá, la tumbó, y se la empezó a follar con tanta energía como había estado follándome a mí. Me puse super celosa. Yo había disfrutado de esa polla por el culo pero también quería que me follase el coño. La polla falsa de Raquel estaba bien, pero no tenía la textura y tacto de las pollas de verdad, ni el tamaño de la de Manu. No podía irme sin que me follase a mí. A la vez ver esa follada me ponía cachondísima de nuevo. Necesitaba algo más que mirar. Me puse delante de Raquel y empecé a tocarle las tetas. Desde mi punto de vista además veía la polla de Manu entrando y saliendo de su coñito. Manu aumentó el ritmo, moviendo la cadera en todas direcciones buscando el máximo placer. Finalmente llegó la corrida. La sacó un poco mientras el semen salía de su pene, salpicando el coño de Raquel por fuera y sus muslos.
- Límpiamela - me ordenó. Se sentó y yo me abalancé hacia su polla. Ahora además sabía al coño de Raquel, estaba mojada por completo y sabrosa. Pero cuando me estaba divirtiendo Manu me apartó rápido - Ahora limpiala a ella y haz que termine.
Dejé a regañadientes la polla de Manu, aunque cambiarla por el coño de Raquel fue mejor de lo que pensaba, y eso que ya tenía ganas de comérselo. Empecé chupándole la lechecita que tenía por los muslos pero ella me empujó rápido la cabeza para que fuese directamente al chocho. Empecé a lamer sus labios, lubricados, con un sabor más potente y sabroso del que había probado en la polla de Manu. Introduje mi lengua dentro para probar más y más. Ella me empujaba más la cabeza y yo la atraía hacia mí apretándola del culo. Después de la follada de Manu y ahora mi comida de coño estaba al punto del orgasmo. Empecé a notar sus convulsiones, cómo arqueaba la espalda y cómo sus gemidos iban a más. Moví la lengua con más rapidez. Ya no había semen, solo flujo vaginal. Le froté el clítoris rápidamente. La notaba volverse loca bajo el orgasmo. Quería hacerla gritar más y más. Con solo mi lengua podía volver locos tanto a hombres como a mujeres.
Cuando acabó estaba exhausta. Se acercó a mí y me dio un pasional beso.
- El próximo día seré yo quien te lo chupe - me prometió - Ahora ve a disfrutar de tu parte.
Manu se había estado vistiendo y me dijo que hiciera lo mismo. Al parecer no habíamos acabado, solo que no íbamos a seguir follando con Raquel. Me lamenté, esa puta me había gustado. Pero pensé que así tendría la polla de Manu para mí sola.
Nos despedimos de ella con otro beso cada uno. Aunque ella parecía satisfecha yo me había vuelto a poner cachonda. Llevaba un buen rato sin tener algo de disfrute yo misma y mi coño aún no había disfrutado de una polla de verdad. Nos montamos en el coche
- Ahora vamos a mi casa y te voy a follar como a Raquel - me dijo sin rodeos - Te has ganado una buena follada y no sería justo. Además yo también me he ganado follarte.
Como ya había hecho anteriormente, aprovechaba momentos en los que no tenía que conducir para meterme uno o dos dedos por el coño, mientras seguía hablándome
- Raquel tiene un fetiche. No sé si te sonará de algo, pero le encanta hacer mamadas. No sería tan raro, pero es que aún era virgen cuando ya había chupado no sé cuántas pollas. Cosas suyas. Le tira más hacerlo con mujeres, por eso le propuse hacer algo contigo.
- Pues has visto que nos llevamos bastante bien - dije
- Ella era la que mejor me la chupaba hasta que llegaste tú. Además a ti te gusta una buena polla para todo. A ella aún no le he desvirgado el culo.
Me sorprendió muchísimo. Una tan puta como ella parecía era virgen por el culo. Manu me contó que llevaba mucho tiempo sin follarse a alguien por el culo hasta que se folló a Celia, antes de conocerme a mí, ya que Raquel no estaba preparada.
- Si la desvirgaras tú por el culo sería demasiado fuerte - le dije. La polla de Manu no era lo mejor para empezar en el anal. Si a mí me hacía sentir inexperta y costaba que me entrase, a una a la que nunca se la hubieran metido le sería imposible.
Llegamos a su casa y me acompañó al salón. Se sentó y me mandó arrodillarme delante de él. Parece que iba a tener otra vez la suerte de chupársela un rato más hasta que se volviese a poner dura. Me mandó sacarme las tetas y me dijo que le hiciese una cubana. Primero se la chupé un par de veces para lubricarlo y muy a mi pesar me la saqué de la boca y la coloqué entre mis pechos mientras los juntaba con las manos. Empezó a mover la polla suavemente. La veía muy cerca de mi cara, y me subí más las tetas para acercarla aún más. Aún estaba flácida y era más grande que la mayoría que hubiera visto. Quería acelerar la erección así que aproveché a chuparle la punta mientras hacía la cubana. Manu me empezó a tocar los pezones mientras aumentaba el ritmo. Cada vez que llegaba a mi boca le daba una pequeña chupadita o la lamía y notaba en mis pechos cómo se le iba poniendo más dura y más grande. Menos mal que tenía las tetas grandes porque no cualquiera podría hacerle una cubana a ese pollón.

Cuando la tuvo dura la sacó de entre mis tetas y me llevó a tumbarme en la mesa de comedor. Sabía lo que tocaba ya, ya me la iba a meter por fin. Mi recompensa. Aprovechó que no llevaba ropa interior para ni siquiera desvestirme, solo iba con las tetas fuera. Me subió las piernas a sus hombros y me la metió de un golpe, y siguió rápidamente embistiéndome una y otra vez. La sacaba casi del todo y la volvía a meter. Sentí alivio de que saciara mi coño, que había tenido ya muchos estímulos ese día pero ninguno como su polla. Me relamía aún con el sabor a polla en los labios mientras sacudía todo mi cuerpo embistiéndome. No tardé mucho en tener que gemir para liberar el placer. Inmediatamente empezó a darme azotes en el culo, que me quedaba alzado al estar en esa posición. Acompañaba cada embestida con un azote. Empecé a estimularme el clítoris y no tardé prácticamente nada en tener un orgasmo. Mis gemidos hacían eco en esa parte de la habitación y lo inundaban todo. Mientras seguía follándome pensé en Raquel y en lo que me había hecho disfrutar. Imaginé que era ella la que me volvía a follar el coño. Había disfrutado su jueguecito de doble penetración pero nada como una polla de verdad, y más la de Manu, tan gorda y tan ancha. Imaginar que era ella la que me metía ese pollón me hacía sentir más placer. Hacía poquísimo que había acabado mi primer orgasmo y tuve el siguiente. Manu se agarró a mis tetas mientras seguía machacándome, intentando ir más rápido ahora que tenía el orgasmo. Se corrió a la vez que yo lo hacía. No había durado tanto como era habitual en él, y me hubiera gustado que me hubiera acabado en la boca para saborear su semen, pero se había corrido demasiadas veces hoy y yo también tenía que recompensar su esfuerzo dejándole que se corriese mientras seguía metiéndomela.
Me había quedado satisfecha completamente ese día, y el descubrimiento de Raquel fue de lo mejor que me había pasado. Me atraía muchísimo. Desde entonces hemos vivido multitud de aventuras juntas, folladas con o sin tíos de por medio, y muchísimas cosas más.

Siento haber tenido abandonado el blog, sobre todo teniendo en cuenta que dejé pendiente contar este día, que ha sido de los mejores días de sexo de mi vida. Esta Nochevieja se la chupé a un conocido mío que sabía de la existencia del blog y me dijo que la chupaba tan bien como se imaginaba cuando me leía, lo que me recordó que debía actualizar más habitualmente. Así que lo siento mucho y espero que este relato haya merecido la espera ;)

domingo, 2 de agosto de 2015

Un vicio nuevo

En esta ocasión me remonto a hace unos años en un viaje a Tenerife. Era una jovencita aún, no voy a ir de inocente porque ya me había comido unas cuantas pollas y ya tenía el coño bastante usado, pero esta vez me sirvió para estrenarme en algo...
Recuerdo que ya iba borracha aquella noche de fiesta y como era la última que pasaba allí quería pillar ya a algún tío. Me había estado follando todas las vacaciones a uno de los amigos con los que fui pero quería cambiar de polla. No me costó mucho acabar chupando una en los baños de la discoteca, todo un clásico.
-Vamos a algún sitio a follar - le dije
Pensé que me iba a llevar al sitio donde estuviera hospedado él pero me llevó a la playa de enfrente. Estaba oscuro y no nos vería nadie, pero en mi "inocencia" me dio algo de reparo.
- Yo follo donde de morbo, donde te puedan ver.
Primera novedad en mi vida. Había hecho mamadas en baños de discotecas o en casas ajenas en las que hubiera una fiesta, coches en aparcamientos, y demás sitios "públicos", pero follar en un sitio tan a la vista era nuevo para mí. El alcohol y mi coño mojado me impidieron negarme. El tío empezó a besarme y me tumbó en una de las tumbonas, más cerca del mar y menos del paseo donde nos pudieran ver. Me impacienté a los pocos minutos y le desabroché el pantalón con ansia.
- ¿Ni un poquito de preliminares?
- Que me folles - respondí.
El tío colaboró quitándoselos él solo. Parece que él también tenía ganas de follar rápido y solo había estado disimulando porque antes de que me diera cuenta me había bajado el tanga sin ni siquiera quitarme la falda y empezó a follarme. Parecía el típico mete-saca, muy rápido, al grano. Me levanté la camiseta y empecé a tocarme las tetas para ponerle más. Aumentó la velocidad levantándome de la tumbona con las sacudidas. Ahora me hubiera dado igual que me oyeran gemir, pero por aquel entonces me reprimí.
- ¿Por el culo te dejas? - me preguntó de repente.
Me asusté porque nunca me habían follado por el culo. Así es, ahora me meto las pollas a la mínima y cuanto más grandes mejor, pero hubo un momento en el que tenía el culo virgen. El tío me folló con más rapidez y empezó a tocarme el clítoris y los pezones, buscando convencerme. Estaba tan cachonda y borracha que acepté. No perdió el tiempo y empezó metiéndome un dedo. Gemí un poco y con la otra mano siguió tocándome el clítoris para ponerme más cachonda, consiguiéndolo. Metió el segundo y volví a gemir.
-¿Te la han metido alguna vez por aquí?
Negué con la cabeza, incapaz de articular palabra. Metió el tercer dedo. Los movió buscando que me acostumbrase. Me dolía y me excitaba. Sin que me dijera nada le empujé para que saliera de mi coño, me giré y le puse el culo delante, quedándome a cuatro patas sobre la tumbona. Noté que empezaba a metérmela poco a poco. Gemí de dolor de nuevo. Esperó hasta que me acostumbrara y la metió un poco más. Se hacía raro que un orificio de mi cuerpo estuviera tan poco acostumbrado a una polla. El dolor volvía cada vez que se introducía más en mí y se transformaba poco a poco en placer. Al final, cuando me la metió entera, empezó a moverse lentamente. Pronto las embestidas fueron mayores y no controlaba mis gemidos, loca por aquella sensación nueva. Me sentía más sometida ante una polla que nunca, estando en aquella posición con el culo abierto y las tetas moviéndose adelante y atrás con las embestidas. Algunas personas que pasaban cerca me oían por lo alto que estaba gimiendo, y sorprendentemente me dio igual. Bueno, no me dio igual. Me puso más cachonda. El tío me agarró de las nalgas mientras aumentaba la velocidad. Notaba su pene saliendo y entrando de mi culo, cada vez con menos dolor y con más placer. Pensé en por qué muchas chicas decían que no querían por el culo, si era la gloria. Bueno, yo misma no lo había hecho hasta entonces, pero estaba segura de que me iban a entrar tantas pollas por el culo como por el coño o la boca a partir de ese momento. Mi primera vez anal, borracha y con gente mirando cuando pasaba, no podía haber sido mejor. Con unas últimas embestidas sin ningún tipo de cuidado, salvajes, sometiéndome aún más a su polla, el tío se corrió. Por entonces, empezaba a darme cuenta de que como dejaba que muchos tíos me trataran como un objeto de placer, muchos no se preocupaban más por mí cuando ellos se habían corrido, pero en la mayoría de los casos me daba igual, porque sabía como empalmarlos al poco tiempo o se la chupaba, cosa que a mí me servía y a lo que raramente se negaban. Me gustaba tanto hacer mamadas que lo consideraba un regalo para mí, no para ellos. Aquel día consideré que ese chico había hecho mucho por mí introduciendo en mi vida el sexo anal, así que mientras se tumbaba en la tumbona a descansar me senté encima y dejé que disfrutara de mis tetas, chupándolas y tocándolas. Cuando se hubo recuperado un poco, me deslicé por la tumbona hasta su cadera, le volví a sacar el pene del pantalón y se lo chupé con delicadeza, como una caricia, en mi forma de darle las gracias.
Así acabé mis vacaciones en Tenerife, con un tío más en mi lista ya bastante larga de polvos, pero con algo especial, un nuevo vicio que ya estaba deseando repetir.

sábado, 20 de junio de 2015

Chupando la polla más grande de mi vida

Hace unos días, mi amiga Celia me contó emocionada su nuevo descubrimiento. Tenía una compañera de piso que recientemente se había echado novio, y les oía follar de una manera brutal, ella gemía como una loca. A Celia no le había llamado nunca la atención su novio porque según ella, era mayor (nos sacaba unos diez años) feo, y demasiado delgado. Pero esa forma de hacer disfrutar a la mojigata  de su compañera hizo saltar sus alarmas. Por eso se había "equivocado" y había abierto la puerta del baño cuando el chico en cuestión se estaba duchando en su casa. Acabaron follando contra la pared de la ducha, haciendo Celia el mayor esfuerzo de su vida por mantenerse callada sin gemir para que no les oyera su compañera.
El chico le había prometido más sexo a cambio de "conocerme", ya que su novia ya le había hablado de lo puta que era una conocida suya, amiga de Celia. Una vez más, mi puterío me aportaba una oportunidad de buen sexo, quería descubrir qué tenía ese tío.
Os ahorraré los detalles, pero quedé con él a la salida de su trabajo, quedamos en su coche, en el parking. Cuando llegué él se subió al asiento de atrás, que había movido para que quedara un gran espacio con los asientos delanteros. No podía creerme que ese tipo en apariencia tan soso pudiera darme gran placer. Aún así entré con él, curiosa. Me cogió y me sentó encima de él, poniéndose mi gran escote en su cara.
- Vaya tetas te gastas eh...con esto me voy a empalmar pronto.
- Tengo curiosidad, si Celia quiere más contigo debes ser bueno...
- Pónmela dura pronto y lo descubrirás.
Me saqué las tetas del top y me pegué más a él. Me chupó los pezones ansioso y metió la mano bajo mi falda, agarrándome del culo. Pese a que inicialmente no me ponía, que me chupara los pezones y se acercara poco a poco a mi coño me empezó a poner. Pasado un rato, cogió una de mis manos y la puso en su entrepierna. Noté un gigantesco bulto y lo intenté agarrar, pero me apartó la mano y se desabrochó el, sacándosela de golpe. Me quedé sin palabras. Nunca, después de toda mi trayectoria, había visto una polla tan grande. Se me hace la boca agua recordando ese gigantesco pene, tan ancho. Las había visto muy largas, muy anchas, pero como esa ninguna hasta la fecha, y con diferencia. Era bestial, y tan apetecible...
- Pajéamela, que crezca más, y luego me la comes - me dijo
Inmediatamente la agarré con las dos manos y le masturbé rápido, quería ver si podía aumentar. Notaba poco a poco que su dureza aumentaba más y creció algo su tamaño. No me importaba el aspecto del tío, quería sentir su polla en mi boca, en mi coño, en mi culo...
No aguanté más, me puse de rodillas sobre el suelo del coche y me la metí entera en la boca. Apenas me cabía, poco rato la podía tener entera dentro. La chupé desesperada desde todos los ángulos, chupaba la punta mientras la agarraba y pajeaba y volvía a intentar sin éxito chuparla entera. Pasaba la lengua rodeándola, le hacía pequeñas y rápidas chupaditas metiéndome la punta en la boca...está claro que él estaba en la gloria, pero es que yo también. Cuando me la había metido otra vez entera (lo que podía) noté que iba a correrse. Aumenté la velocidad de la mamada y finalmente noté todo su semen en mi boca. Me tragué todo, satisfecha por mi buen trabajo, pero cachonda perdida y con el coño chorreando, deseando más. Apuré con los últimos lametones ese pollón hasta que él se apartó.
- Vaya mamada joder - fue su único comentario, extasiado - Súbete delante y vamos a otro sitio.
Salimos del parking en su coche y me dijo que me llevaría a su casa. Por el camino fue tocándome las tetas, los muslos, y continuó hasta mi coño, de fácil acceso ya que no me había puesto el tanga metiéndome dos dedos, en un semáforo parado. Estaba cachondísima y solté un pequeño gemido.
-¿Cachonda? -me preguntó
-Muchísimo, quiero que me folles nada más llegar - pedí sintiendo sus dedos entrando y saliendo. Imaginé cómo sería tener su pollón ahí dentro y me mojé aún más.
Le miré y al poco rato noté cómo había vuelto a crecer el bulto de su entrepierna. Cuando llegamos a su casa metió el coche en el garaje y me invitó a pasar. Al llegar a su habitación no me lo pensé dos veces y me tiré encima de él en la cama. Con nuestros cuerpos pegados notaba aquella gigantesca polla empujando contra mi coño y le desvestí a toda prisa. Fui bajando hasta su entrepierna y le quité los calzoncillos liberando aquella maravilla. Por instinto la volví a coger y me la metí en la boca. Quería que me follase pero no podía resistirme a saborear otra vez aquello. Me agarró del pelo y me movió la cabeza mientras gemía para que fuese más rápido. Si él disfrutaba, yo no me quedaba atrás. Decidí, con aquel pollón llenando completamente mi boca, que esa no sería ni de broma la última vez que se la chupaba. Esa polla sería para mí más veces. Me tiró del pelo para que me apartase y me quejé de sacármela de la boca.
-Vamos a partirte en un dos un poquito, cachonda - me dijo.
Me senté de inmediato sobre su polla, que me llenó por completo de la primera embestida. Solté un gemido inmediato, de alivio, del tremendo gusto de una polla en mí. Quería más y pronto empecé a saltar como una loca sobre él, metiéndomela y sacándomela. Antes de lo normal llegó mi primer orgasmo. Salté aún más, me botaban las tetas y él las agarraba mientras disfrutaba de mis altos y excitantes gemidos. No paré el ritmo, necesitaba más. No podía dejar de gemir, totalmente rendida ante aquella polla, que seguía completamente dura. Aunque parecía imposible, empecé a sentir el cosquilleo de un nuevo orgasmo. Inconscientemente bajé el ritmo, así que él me giró, se puso encima de mí y empezó a embestirme, sacándola y metiéndola constantemente y muy rápido. No podía estarle más agradecida, y le demostré el placer que sentía con más gritos.
Me mandó girarme de nuevo y ponerme a cuatro patas. No estaba segura de si ese pollón me entraría por el culo, pero ya me había entrado muchas, así que estaba acostumbrada, y estaba tan cachonda que no me paré a pensar. Me la fue metiendo poco a poco hasta que noté algo de dolor. Él no paró y siguió metiéndomelo todo, parecía que no se acababa. Empezó poco a poco a moverse y el dolor se convirtió en placer. Cada vez más deprisa, noté que empezaba a volverme loca de nuevo y a gritar sin control. Me cogió del pelo y tiraba dándose más impulso para metérmela bien. Parecía una novata en aquello, a punto de tener mi tercer orgasmo y rendida ante un tío que no se corría pese a llevar follándome un buen rato. A mí, con aquellas tetas firmes y enormes que ahora botaban con esas embestidas, con mi culito apretado delante de él, roto por su polla. El tercer orgasmo llegó cuando me enderezó para poder tocarme las tetas y la polla quedó más prieta en mi culo. Me lo había abierto bien el cabrón. De pronto la sacó, me giró y empezó a comerme las tetas
-Cabálgame otra vez, zorra
Se recostó apoyándose contra el cabecero de la cama y con los brazos detrás de la cabeza. De inmediato me senté encima de él metiéndomela toda. No me cansaba de aquello. No me detuve en ir despacio, tenía el coño más que abierto y lubricado y quería aprovechar todo lo que le quedara a esa polla antes de correrse. A pesar del cansancio de toda la faena y los tres orgasmos salté con más fiereza sobre él que la primera vez que me folló el coño. Las ganas de más podían con todo. No tardé en volver a sentir ese placer extremo de una polla tan grande llenándome el coño por completo con su anchura y llegándome hasta el fondo con cada salto. Me la metía y sacaba casi entera, penetrándome hasta el final cada vez. Las tetas me botaban y él me agarraba del culo acompañando los saltos y gimiendo, pero mis gemidos eran más fuertes. Empezó el cuarto orgasmo. Con una mano empezó a frotarme el clítoris y con la otra me tocaba las tetas. Iba a explotar de placer. Poco después se corrió por fin dentro de mí. Con su polla aún dentro me comió las tetas durante un rato y yo disfruté de su pene un poco más haciendo pequeños movimientos con la cadera antes de que se le bajara la erección.
Me dijo que me quedara hasta la mañana siguiente, que no había terminado conmigo. A pesar de 4 orgasmos y haber quedado extasiada me relamí pensando en más sexo con él. No solía quedarme a dormir después de follar pero aquella promesa me convenció. No se hizo esperar. A la mañana siguiente me despertó dándome con la polla en la cara.
-El desayuno en la cama, para que veas lo bien que te trato.
Aún medio dormida me la metí en la boca al instante, era algo instintivo. Qué rica...pasé la lengua despacio por toda ella disfrutando su largura y su anchura. Seguía sin caberme entera pero hice un esfuerzo para que entrara lo máximo posible. Él movía ligeramente la cadera y tenía puesta la mano sobre mi cabeza. Pasé a chuparle solo la punta, agarrando el resto con las dos manos. Ojalá todos los días me despertara con una polla lista para chupar. Él me apartó un momento y cogió un bote de nata de la mesilla. Se llenó la polla de nata.
- ¿Nata? - le dije - Qué típico.
- La boca es para chupármela, no para hablar.
Me la volvió a meter en la boca y chupé toda la nata a lo largo de su pene. Pasé la lengua por todo él, desde la base hasta la punta. La última vez que chupe una polla con nata fue en la despedida de soltero de mi amigo Dani. En aquel momento me encantó chupar la polla de ese pivón, pero esta me estaba sabiendo aún mejor y la diferencia de tamaño era clara. Un tío podrá estar muy bueno, pero por delante siempre estará uno que sepa follar y que tenga buena polla. Mientras apuraba toda la nata de la punta volvió a coger el bote y se la echó también por los huevos. Se los chupé mientras él me tocaba las tetas. Me ordenó que le hiciera una cubana, así que cuando acabé de chuparle toda la nata de los huevos me incorporé y me coloqué su polla entre las tetas. Suerte que las tenía grandes porque con aquel pollón no cualquiera hacía una cubana. Me seguía llegando la polla a la boca así que le chupaba la punta de vez en cuando. Mi instinto ante una polla en mi cara es chuparla, y más si era esa. Continué con la cubana deslizando su pene entre mis tetas. Joder, es que me follaba. Pequé de narcisista pensando en que ojalá tuviera polla para que una tía con mis tetas me estuviera haciendo esa cubana en ese momento, con los pechos gigantes sacudiéndome la polla y los pezones tan erectos. Su corrida me pilló chupándole de nuevo la punta. Parte del semen me entró en la boca, parte se me quedó en los labios y la cara y parte me cayó por el cuello hasta las tetas. Me chupe los labios y las partes a las que llegaba.
Yo tenía el coño ardiendo pero él dio por finalizado el sexo. No me podía quejar de nada, estaría loca si lo hiciese. Lo que hizo fue meterme los dedos de pronto en el coño y mientras los movía me dijo:
-Mañana no puedo quedar, pero pasado sí, puedes venir a la salida de mi trabajo si quieres otra noche así. Pero no quiero que folles con otro ni te hagas dedos hasta entonces, que eres muy viciosa.
Efectivamente no era ningún problema para mí buscarme un lío en un día, pero acepté el reto.

Sé que ha sido largo, pero la culpa la tiene la tremenda follada que me hizo ese tío. Si os gusta subiré lo que pasó a los dos días...